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DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA 309
Pocos días después de esta jornada fuí reducido a prisión
en el atolondramiento propio de momentos de revueltas,
y de este acto, que entre otros reprobó el mismo Santana,
quiere sacar hoy partido para calumniarm.e, ocultando que
aquellas tropelías se debiel'on a las necias persuaciones que
tenían algunos de que yo les ocultaba los ofrecimientos que
suponían haberme hecho los franceses para afianzar la independencia.
Cuando Santana derrocó la junta de gobierno
provisorio, tomó por pretexto estos pl'ocedimientos.
Pero ¿por qué hace mérito de este acto irreflexivo, y
no recuerda que por mi adhesión a la putria merecí después
constantes pruebas de estimación popular, una confianza sin
límites y deferencias suyas y del gobierno? ¿Se ha olvidado
ya de que obtuve grados en el ejército hasta llegar al empleo
de coronel? ¿No recuerda que asistí por voluntad del pueblo
a la asamblea constituyente, y que en ella combatí sus pretensiones
exageradas, siendo uno de los pocos que se opusieron
a ese artículo 210 que casi a viva fuerza arrancó al
Congreso, para gobernar al antojo de sus pasiones? ¿No
fuí elegido después para el Congreso constitucional que presidí
varias veces? El mismo Santana, ¿no me nombró para
ir a Europa a afianzar en solemnes recono.cimientos esa independencia?
¿Qué importancia tiene, pues, el hecho que hoy
arguye ante tantas pruebas espléndidas que persuaden la
iniquidad así de aquella como de la actual tropelía? Mise­
}'jas de la ambición!
A principios de 1849 regresé de Emopa llamado por
la nueva administración que, después de los triunfos del
partido de oposición contra Santana, regía los destinos del
pais. A este intempestivo llamamiento, que malogró por
entonces mis esfuerzos en el exterior, deben en palote, Santana
su prestigio y su salvación la República que, desgobernada
e in\radida por un poderoso ejército, sucumbía miserablemente
por la insuficiencia de los mandatarios y la
perfidia de algunos de sus generales. Ocupé mi puesto en
el Congreso, que presidía por elección de los escogidos del
pueblo.
Venía ya en retirada nuestro ejército, y el espanto que