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el interés del muchacho. La vio y gozaron hasta hartarse jugando al<br />
escondite y a las cuatro esquinas con una bandada de<br />
condiscípulos. La felici¬dad del día tuvo digno remate y corona.<br />
Becky había impor¬tunado a su madre para que celebrase al<br />
siguiente día la me-rienda campestre, de tanto tiempo atrás<br />
prometida y siempre aplazada, y la mamá accedió. El gozo de la<br />
niña no tuvo lími¬tes, y el de Tom no fue menor. Las invitaciones se<br />
hicieron al caer la tarde a instantáneamente cundió una fiebre de<br />
prepa¬rativos y de anticipado júbilo entre la gente menuda. La nerviosidad<br />
de Tom le hizo permanecer despierto hasta muy tar¬de, y<br />
estaba muy esperanzado de oír el «¡miau!» de Huck y de poder<br />
asombrar con su tesoro al siguiente día a Becky y de¬más<br />
comensales de la merienda; pero se frustró su esperanza. No hubo<br />
señales aquella noche.<br />
Llegó al fin la mañana, y para las diez o las once una al¬borotada y<br />
ruidosa compañía se hallaba reunida en casa del juez, y todo<br />
estaba presto para emprender la marcha. No era costumbre que las<br />
personas mayores aguasen estas fiestas con su presencia. Se<br />
consideraba a los niños seguros bajo las alas protectoras de unas<br />
cuantas señoritas de dieciocho años y unos cuantos caballeretes de<br />
veintitrés o cosa así. La vieja barcaza de vapor que servía para<br />
cruzar el río había sido alquilada para la fiesta, y a poco la jocunda<br />
comitiva, cargada de cestas con pro¬visiones, llenó la calle<br />
principal. Sid estaba malo y se quedó sin fiesta; Mary se quedó en<br />
casa para hacerle compañía. La últi¬ma advertencia que la señora<br />
de Thatcher hizo a Becky fue:<br />
No volveréis hasta muy tarde. Quizá sea mejor que te quedes a<br />
pasar la noche con alguna de las niñas que viven cer¬ca del<br />
embarcadero.<br />
Entonces me quedaré con Susy Harper, mamá.<br />
Muy bien. Y ten cuidado, y sé buena, y no des molestias.<br />
Poco después, ya en marcha, dijo Tom a Becky:<br />
Oye voy a decirte lo que hemos de hacer. En vez de ir a casa de<br />
Joe Harper subimos al monte y vamos a casa de la viuda de<br />
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