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emprendieron el avance. Fueron torciendo a derecha a izquierda,<br />
hundiéndose en las ignoradas profundi¬dades de la caverna;<br />
hicieron otra señal, y tomaron por una ruta lateral en busca de<br />
novedades que poder contar a los de allá arriba. En sus<br />
exploraciones dieron con una gruta, de cuyo techo pendían multitud<br />
de brillantes estalactitas de gran ta¬maño. Dieron la vuelta a toda la<br />
cavidad, sorprendidos y ad¬mirados, y luego siguieron por uno de<br />
los numerosos túneles que allí desembocaban. Por allí fueron a<br />
parar a un maravillo¬so manantial, cuyo cauce estaba incrustado<br />
como con una es¬carcha de fulgurantes cristales. Se hallaba en<br />
una caverna cuyo techo parecía sostenido por muchos y fantásticos<br />
pilares for¬mados al unirse las estalactitas con las estalagmitas,<br />
obra del incesante goteo durante siglos y siglos. Bajo el techo,<br />
grandes ristras de murciélagos se habían agrupado por miles en<br />
cada racimo. Asustados por el resplandor de las velas, bajaron en<br />
grandes bandadas, chillando y precipitándose contra las luces. Tom<br />
sabía sus costumbres y el peligro que en ello había. Co¬gió a<br />
Becky por la mano y tiró de ella hacia la primera abertu¬ra que<br />
encontró; y no fue demasiado pronto, pues un murcié¬lago apagó<br />
de un aletazo la vela que llevaba en la mano en el momento de salir<br />
de la caverna. Los murciélagos persiguieron a los niños un gran<br />
trecho; pero los fugitivos se metían por to¬dos los pasadizos con<br />
que topaban, y al fin se vieron libres de la persecución. Tom<br />
encontró poco después un lago subterráneo que extendía su<br />
indecisa superficie a lo lejos, hasta desvane¬cerse en la oscuridad.<br />
Quería explorar sus orillas, pero pensó que sería mejor sentarse y<br />
descansar un rato antes de empren¬der la exploración. Y fue<br />
entonces cuando, por primera vez, la profunda quietud de aquel<br />
lugar se posó como una mano hú¬meda y fría sobre los ánimos de<br />
los dos niños.<br />
No me he dado cuenta dijo Becky , pero me parece que hace tanto<br />
tiempo que ya no oímos a los demás...<br />
Yo creo, Becky, que estamos mucho más abajo que ellos, y no sé si<br />
muy lejos al norte, sur, este o lo que sea. Desde aquí no podemos<br />
oírlos.<br />
Becky mostró cierta inquietud.<br />
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