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Untitled - Edocr

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lo sabe y la viuda también, por mucho que ella quiera hacer como<br />

que no se ha enterado. Míster Jo¬nes tenía empeño en que Huck<br />

éstuviera aquí. No podía lucir su gran secreto sin Huck, ¿sabes?<br />

¿Qué secreto, Sid?<br />

El de Huck siguiendo a los ladrones hasta aquí. Me figura que<br />

míster Jones iba a darse mucho tono con su sorpre¬sa, pero le va a<br />

fallar. Y Sid parecía muy contento y satisfe¬cho.<br />

Sid, ¿has sido tú el que lo ha dicho?<br />

No importa quién fuese. Alguien lo ha dicho, y con eso basta.<br />

Sólo hay una persona en el pueblo lo bastante baja para hacer eso,<br />

y ése eres tú, Sid. Si tú hubieras estado en lu¬gar de Huck, te<br />

hubieras escurrido por el monte abajo y no hubieras dicho a nadie<br />

una palabra de los ladrones. No pue-des hacer más que cosas<br />

bajas y no puedes ver que elogien a nadie por hacerlas buenas.<br />

Toma, y «no des las gracias», como dice la viuda. Y Tom sacudió a<br />

Sid un par de guantadas y le ayudó a ir hasta la puerta a puntapiés.<br />

Ahora, vete le dijo , y cuéntaselo a tu tía, si te atre¬ves, y mañana<br />

te atraparé.<br />

Pocos momentos después los invitados de la viuda esta¬ban<br />

sentados a la mesa para cenar, y una docena de chiquillos<br />

acomodados en mesitas laterales, según la moda de aquella tierra y<br />

de aquel tiempo. En el momento oportuno míster Jo¬nes pronunció<br />

su discursito, en el que dio las gracias a la viu¬da por el honor que<br />

dispensaba a él y a sus hijos; pero dijo que había otra persona,<br />

cuya modestia...<br />

Y siguió adelante por aquel camino. Disparó su secreto, de la<br />

participación de Huck en la aventura, en el más dramá¬tico estilo<br />

que su habilidad le permitió; pero la sorpresa que produjo eran en<br />

gran parte fingida y no tan clamorosa y efusi¬va como lo hubiera<br />

sido en más propicias circunstancias. La viuda, sin embargo,<br />

representó bastante bien su asombro, y amontonó tantos elogios y<br />

tanta gratitud sobre la cabeza de Huck que casi se le olvidó al<br />

citado la incomodidad, apenas soportable, que le causaba el traje<br />

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