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Untitled - Edocr

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Tom se decidió entonces. Estaba desesperado y sombrío. Era un<br />

chico, se decía, abandonado de todos y a quien nadie quería:<br />

cuando supieran al extremo a que le habían lle¬vado, tal vez lo<br />

deplorarían. Había tratado de ser bueno y obrar derechamente,<br />

pero no le dejaban. Puesto que lo único que querían era<br />

deshacerse de él, que fuera así. Sí, le habían forzado al fin: llevaría<br />

una vida de crímenes. No le quedaba otro camino.<br />

Para entonces ya se había alejado del pueblo, y el tañi¬do de la<br />

campana de la escuela, que llamaba a la clase de la tarde, sonó<br />

débilmente en su oído. Sollozó pensando que ya no volvería a oír<br />

aquel toque familiar nunca jamás. No te¬nía él la culpa; pero puesto<br />

que se le lanzaba a la fuerza en el ancho mundo, tenía que<br />

someterse...; aunque los perdonaba. Entonces los sollozos se<br />

hicieron más acongojados y fre¬cuentes.<br />

Precisamente en aquel instante se encontró a su amigo del alma<br />

Joe Harper, torva la mirada y, sin duda alguna, ali¬mentando en su<br />

pecho alguna grande y tenebrosa resolución. Era evidente que se<br />

juntaban allí «dos almas, pero un solo pensamiento». Tom,<br />

limpiándose las lágrimas con la manga, empezó a balbucear algo<br />

acerca de una resolución de escapar a los malos tratos y falta de<br />

cariño en su casa, lanzándose a errar por el mundo, para nunca<br />

volver, y acabó expresando la esperanza de que Joe no le olvidaría.<br />

Pero pronto se traslució que ésta era la misma súplica que Joe iba a<br />

hacer en aquel momento a Tom. Le había azota¬do su madre por<br />

haber goloseado una cierta crema que jamás había entrado en su<br />

boca y cuya existencia ignoraba. Clara¬mente se veía que su<br />

madre estaba cansada de él, y que quería que se fuera; y si ella lo<br />

quería así, no le quedaba otro remedio que sucumbir.<br />

Mientras seguían su paso condoliéndose, hicieron un nuevo pacto<br />

de ayudarse mutuamente y ser hemanos y no se¬pararse hasta que<br />

la muerte los librase de sus cuitas. Después empezaron a trazar sus<br />

planes. Joe se inclinaba a ser anacore¬ta y vivir de mendrugos en<br />

una remota cueva, y morir, con el tiempo, de frío, privaciones y<br />

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