La figura histórica de Jesús
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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />
pulso se acelera cuando me alarmo, pero sólo un contexto muy próximo<br />
explica por qué mi pulso se acelera en un momento concreto. Existen a<strong>de</strong>más<br />
numerosos contextos intermedios. En estos últimos años, por ejemplo,<br />
las naciones occi<strong>de</strong>ntales han pasado <strong>de</strong> construir armas que podían<br />
<strong>de</strong>struir a la Unión Soviética a prestar ayuda a algunas <strong>de</strong> las partes que la<br />
integraban. Dada la historia reciente, este cambio es fácil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r. Si,<br />
siglos más tar<strong>de</strong>, alguien llegara a <strong>de</strong>scubrir únicamente los hechos relativos<br />
a las armas y la ayuda, tendría que concluir que el contexto había cambiado.<br />
Pero ¿las <strong>de</strong>mocracias occi<strong>de</strong>ntales se acercaron políticamente a la<br />
Unión Soviética o fue a la inversa? Sin contexto, habitualmente no sabemos<br />
lo que ocurre ni lo que significa un hecho. Algunos hechos, sin<br />
embargo, indican su propio contexto o —lo que es más habitual— nos permiten<br />
elegir entre dos o tres contextos diferentes.<br />
Los i<strong>de</strong>ales y la i<strong>de</strong>ología también proporcionan contextos, contextos<br />
que en todo momento llevamos con nosotros en la cabeza. Estos contextos<br />
son mucho más <strong>de</strong>licados, pues no son lugares ni acontecimientos,<br />
sino elaboraciones mentales. Esto los hace, a ellos y a sus efectos, mucho<br />
más difíciles <strong>de</strong> estudiar, ya que no po<strong>de</strong>mos leer las mentes. No obstante,<br />
esos contextos existen y ejercen po<strong>de</strong>r sobre los actos humanos. Un ejemplo:<br />
los estadouni<strong>de</strong>nses pue<strong>de</strong>n justificar ante sí mismos la guerra si son<br />
capaces <strong>de</strong> situarla <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la principal i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> la nación: el <strong>de</strong>seo<br />
<strong>de</strong> libertad y <strong>de</strong>mocracia. Si un Gobierno <strong>de</strong> los Estados Unidos quiere<br />
iniciar una acción militar, ordinariamente tratará <strong>de</strong> situarla en el contexto<br />
<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ología estadouni<strong>de</strong>nse. <strong>La</strong>s guerras encaminadas a proteger intereses<br />
económicos son mucho más difíciles <strong>de</strong> ven<strong>de</strong>r al público. Es <strong>de</strong>cir,<br />
muchos estadouni<strong>de</strong>nses tienen un contexto i<strong>de</strong>ológico en el cual la guerra<br />
tiene un lugar a<strong>de</strong>cuado. Si una guerra no se ajusta a ese contexto particular,<br />
pasan un mal rato buscando otro contexto que la justifique. A<br />
veces, no hace falta <strong>de</strong>cirlo, la gente se engaña a sí misma, y a veces los dirigentes<br />
tratan <strong>de</strong>liberadamente <strong>de</strong> confundir a la opinión pública por lo<br />
que ellos consi<strong>de</strong>ran un prioritario interés nacional. Ambas clases <strong>de</strong><br />
engaño <strong>de</strong>muestran lo fuerte que es la i<strong>de</strong>ología. Tales contextos i<strong>de</strong>ológicos<br />
son interesantes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista histórico: mirando atrás, po<strong>de</strong>mos<br />
ver que la gente veía una actividad como a<strong>de</strong>cuada, y esto explica su<br />
comportamiento. El punto <strong>de</strong> vista i<strong>de</strong>ológico es también un contexto que<br />
ayuda a dar forma al comportamiento real, en el aquí y ahora. Si pienso<br />
que la libertad y la <strong>de</strong>mocracia están amenazadas, estaré mucho más dispuesto<br />
a ir a la guerra, que si pienso que lo que íealmente está en juego<br />
son los beneficios <strong>de</strong> algunas gran<strong>de</strong>s industrias.<br />
Enten<strong>de</strong>ríamos mejor a <strong>Jesús</strong> si lo supiéramos todo acerca <strong>de</strong> su<br />
mundo y <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> éste, incluido lo que la gente <strong>de</strong> su tiempo pensaba<br />
y cuáles eran sus i<strong>de</strong>ales. Necesitamos conocer <strong>de</strong> ese contexto más<br />
datos que los proporcionados por los capítulos iniciales <strong>de</strong> este libro. Tam-<br />
DOS CONTEXTOS<br />
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bien ayudaría el que pudiéramos <strong>de</strong>scubrir las circunstancias precisas en<br />
que fueron escritos los evangelios. En este capítulo, sin embargo, únicamente<br />
<strong>de</strong>seo explicar los dos contextos que serán <strong>de</strong> mayor ayuda para<br />
enten<strong>de</strong>r los evangelios y al propio <strong>Jesús</strong>. El primero es el contexto teológico<br />
(o i<strong>de</strong>ológico) en el cual los evangelios sinópticos, especialmente<br />
Mateo y Lucas, sitúan el relato. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> los primeros cristianos compartían<br />
esa estructura mental, pero limitaré el análisis a los evangelios<br />
sinópticos, con sólo algunas referencias a Pablo a modo <strong>de</strong> ejemplo ulterior.<br />
El segundo es el contexto brindado por cuanto sabemos <strong>de</strong> lo que<br />
ocurrió inmediatamente antes <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> empezara su obra y poco <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> que la terminara: el contexto inmediato <strong>de</strong> su actividad pública.<br />
El contexto teológico: la historia <strong>de</strong> la salvación<br />
Los evangelios presentan a <strong>Jesús</strong> como la persona que hace realidad las<br />
esperanzas <strong>de</strong> Israel y por la cual Dios salvará al mundo. Esto es, lo sitúan<br />
en el contexto <strong>de</strong> la "historia <strong>de</strong> la salvación", tomada directamente <strong>de</strong> la<br />
Biblia hebrea y adaptada. Dicha historia se <strong>de</strong>sarrolla como sigue: Dios<br />
llamó a Abraham y a sus <strong>de</strong>scendientes, les dio la ley a través <strong>de</strong> Moisés,<br />
estableció a Israel como reino en tiempos <strong>de</strong> Saúl y <strong>de</strong> David, y castigó a<br />
Israel con el exilio por su <strong>de</strong>sobediencia; un día levantará a su pueblo <strong>de</strong><br />
nuevo, si fuera necesario <strong>de</strong>rrotando a sus opresores en la guerra; muchos<br />
gentiles pasarán a adorarlo. 1 Este esquema es una elaboración teológica<br />
judía que los evangelios presuponen, pero que amplían y modifican ligeramente.<br />
Los evangelios se escribieron con pleno conocimiento <strong>de</strong>l hecho<br />
<strong>de</strong> que el propio movimiento <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> se difundía mucho mejor entre los<br />
gentiles que entre los judíos. Por tanto, "<strong>de</strong>sjudaizaron" en ciertos aspectos<br />
el esquema, haciendo hincapié en el rechazo parcial <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> por parte<br />
<strong>de</strong> Israel y en su aceptación por parte <strong>de</strong> algunos gentiles.<br />
El plan como tal, sin embargo, es bien conocido a partir <strong>de</strong> la literatura<br />
judía bíblica y no bíblica. Partes <strong>de</strong> Isaías, por ejemplo, predicen que<br />
al final los gentiles se volverán al Dios <strong>de</strong> Israel, y así serán salvados (por<br />
ejemplo, Is 2,2s). <strong>La</strong> inclusión <strong>de</strong> los gentiles, aunque acentuada en el cristianismo,<br />
no era novedosa. Observamos que este plan teológico es en parte<br />
pasado y en parte futuro. En el pasado, Dios llamó a Abraham, etc.;<br />
en el futuro, redimirá a su pueblo y también a los gentiles. Los judíos<br />
podían explicar su propia historia viéndola a la luz <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>ología. Si<br />
sufrían, podían explicar que Dios les castigaba, pero que más tar<strong>de</strong> los restauraría;<br />
si prosperaban, Dios cumplía sus promesas; si prosperaban algo,<br />
1 Compárense los "actos que establecieron la alianza" analizados supra, en el<br />
cap. 4 (p. 56).