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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

sino como un padre amoroso que cuidaba y buscaba el bien <strong>de</strong> cada<br />

persona.<br />

"Fijaos en las aves <strong>de</strong>l cielo; ni siembran ni siegan ni recogen en graneros,<br />

y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta" (Mt 6,26).<br />

"¿No se ven<strong>de</strong> un par <strong>de</strong> pájaros por muy poco dinero? Y, sin embargo,<br />

ni uno <strong>de</strong> ellos cae en tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto<br />

a vosotros, hasta los cabellos <strong>de</strong> vuestra cabeza están contados. No<br />

temáis, vosotros valéis más que todos los pájaros" (Mt 10,29-31).<br />

"No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha querido daros el<br />

Reino" (Le 12,32).<br />

Una parte consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> consiste en asegurar<br />

que Dios ama a cada individuo, sean cuales sean los fallos <strong>de</strong> la persona, y<br />

<strong>de</strong>sea el regreso hasta <strong>de</strong> los peores. El amor <strong>de</strong> Dios a los marginados,<br />

incluso a los que por lo general no obe<strong>de</strong>cen su voluntad, es el tema <strong>de</strong><br />

algunas <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s parábolas <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Vamos a fijarnos en éstas<br />

con mayor <strong>de</strong>talle en el capítulo siguiente; en este momento sólo voy a<br />

mencionar dos <strong>de</strong> ellas: Dios es como un pastor que va en busca <strong>de</strong> la oveja<br />

perdida; Dios es como un buen padre que acoge con júbilo a su hijo pródigo<br />

cuando éste regresa.<br />

En el lado humano, <strong>Jesús</strong> instó a la gente a mirar a Dios como un<br />

padre perfectamente fiable, a aceptar su amor y a respon<strong>de</strong>r con confianza.<br />

Puesto que Dios cuida incluso <strong>de</strong> los lirios <strong>de</strong>l campo y <strong>de</strong> los gorriones,<br />

mucho más dará a sus hijos lo que necesiten.<br />

"Así que no os inquietéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos?<br />

¿Con qué nos vestiremos? Esas son las cosas por las que se preocupan los<br />

paganos. Ya sabe vuestro Padre celestial que las necesitáis. Buscad ante<br />

todo el Reino <strong>de</strong> Dios y lo que es propio <strong>de</strong> él, y Dios os dará lo <strong>de</strong>más"<br />

(Mt 6,31-33).<br />

"Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad, y os abrirán...<br />

¿Acaso si a alguno <strong>de</strong> vosotros su hijo le pi<strong>de</strong> pan le da una piedra?,<br />

o si le pi<strong>de</strong> un pez, ¿le da una serpiente? Pues si vosotros, que sois<br />

malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro<br />

Padre que está en los cielos dará cosas buenas a lrfs que se las pidan!"<br />

(Mt 7,7-11).<br />

Gran parte <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> —su esperanza <strong>de</strong> una era nueva<br />

veni<strong>de</strong>ra; su confianza en que Dios proveerá y salvará a sus hijos; su llamada<br />

a la gente a confiar en Dios y en obe<strong>de</strong>cerle— se resume en la parte<br />

EL REINO: ISRAEL, LOS GENTILES Y LOS INDIVIDUOS 217<br />

más repetida <strong>de</strong> su enseñanza: el Padrenuestro. Lo citaré en las dos versiones<br />

existentes:<br />

Padre nuesrro, que estás en el cielo,<br />

santificado sea tu nombre; venga tu<br />

Reino; hágase tu voluntad en la tierra<br />

como en el cielo; danos hoy el pan<br />

que necesitamos; perdónanos<br />

nuestras ofensas, como también<br />

nosotros perdonamos a los que nos<br />

ofen<strong>de</strong>n; no nos <strong>de</strong>jes caer en la<br />

tentación, y líbranos <strong>de</strong>l mal.<br />

(Mt 6,9-13)<br />

Padre, santificado sea tu nombre;<br />

venga tu Reino; danos cada día el pan<br />

que necesitamos; perdónanos<br />

nuesrros pecados, porque también<br />

nosotros perdonamos a todo el que<br />

nos ofen<strong>de</strong>, y no nos <strong>de</strong>jes caer en<br />

la tentación.<br />

(Le 11,2-4)<br />

<strong>La</strong>s ligeras variaciones significan que no po<strong>de</strong>mos estar absolutamente<br />

seguros <strong>de</strong> los términos, pero po<strong>de</strong>mos dar por sentado que aquí tenemos<br />

una oración que <strong>Jesús</strong> utilizó y enseñó a sus discípulos. Se trata <strong>de</strong> una oración<br />

que pue<strong>de</strong>n rezar todos en cualquier momento. No menciona las<br />

doce tribus <strong>de</strong> Israel. El <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong> esta oración es el <strong>Jesús</strong> que ha sido y es<br />

admirado umversalmente. No obstante, si queremos enten<strong>de</strong>rlo como una<br />

<strong>figura</strong> <strong>histórica</strong>, <strong>de</strong>bemos ver todos sus aspectos. Si todo lo que <strong>Jesús</strong><br />

hubiera hecho hubiera sido crear tales palabras, no se habría creado enemigos,<br />

pero tuvo enemigos. Por el momento, señalamos que en esta última<br />

sección hemos visto uno <strong>de</strong> los aspectos <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> que le valió el adjetivo <strong>de</strong><br />

"gran<strong>de</strong>" entre creyentes y no creyentes.

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