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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

<strong>de</strong> la perícopa <strong>de</strong>l divorcio, hay otros dichos semejantes en su estructura y<br />

meollo. <strong>Jesús</strong> cita la ley y a continuación dice, en efecto, que no es lo bastante<br />

buena. <strong>La</strong> sección se <strong>de</strong>nomina <strong>de</strong> modo habitual, pero inexacto, "las<br />

antítesis" (véanse pp. 234-236 infra). A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la <strong>de</strong>claración sobre el<br />

divorcio, la sección contiene otras exhortaciones a vivir según un criterio<br />

más alto que el requerido por la ley. No sólo no se <strong>de</strong>be matar, sino tampoco<br />

enfadarse (5,21-26). No sólo se <strong>de</strong>be evitar el adulterio, sino también<br />

mirar a los <strong>de</strong>más con lujuria en el corazón (5,27-30). No sólo no se<br />

<strong>de</strong>be jurar en falso, sino que no se <strong>de</strong>ben hacer juramentos en absoluto<br />

(5,33-37). Lejos <strong>de</strong> vengarse por el daño sufrido, se <strong>de</strong>be "poner la otra<br />

mejilla" (5,38-42). Finalmente, se <strong>de</strong>be amar no sólo a los próximos, sino<br />

también a los enemigos (5,43-47). Entonces será uno perfecto, como Dios<br />

es perfecto (5,48). Los estudiosos piensan que algunos <strong>de</strong> estos pasajes fueron<br />

creados por Mateo o por un autor cristiano anterior. Una vez que se<br />

ha captado la forma <strong>de</strong> los dichos y su meollo general, resulta sumamente<br />

fácil poner otros ejemplos <strong>de</strong> superación <strong>de</strong> la ley.<br />

Para nuestros propósitos, sin embargo, no necesitamos <strong>de</strong>cidir cuáles<br />

<strong>de</strong> las "antítesis" se remontan a <strong>Jesús</strong>. Pongamos que todas. <strong>La</strong> cuestión<br />

más urgente es el lugar que ocupa el perfeccionismo i<strong>de</strong>al en su misión<br />

global. Sospecho que fue menos importante en el pensamiento personal <strong>de</strong><br />

<strong>Jesús</strong> que en el evangelio <strong>de</strong> Mateo. Al principio <strong>de</strong> este libro hicimos<br />

notar que la imagen corriente <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> en gran medida <strong>de</strong> la rigurosa<br />

ética <strong>de</strong>l sermón <strong>de</strong> la Montaña. Mi intención no es en absoluto negar<br />

a <strong>Jesús</strong> dichos como "poned la otra mejilla" y "amad a vuestros enemigos".<br />

Al contrario: no dudo <strong>de</strong> que dijera estas cosas. Pero algunas i<strong>de</strong>as ayudarán<br />

a poner en contexto el perfeccionismo <strong>de</strong> Mt 5.<br />

Observamos, en primer lugar, que el lector <strong>de</strong> Marcos y Lucas no sabía<br />

que <strong>Jesús</strong> prohibiera la ira ni los pensamientos lascivos. <strong>La</strong> exhortación a<br />

eliminar sentimientos que son comunes a la humanidad no es por lo general<br />

una característica <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, sino que aparece únicamente<br />

en esta sección <strong>de</strong> Mateo. Por lo <strong>de</strong>más, <strong>Jesús</strong> se interesaba por el<br />

modo en que los hombres se trataban mutuamente, no por los pensamientos<br />

ocultos en sus corazones. Lo mismo que cualquier otro buen<br />

maestro judío, <strong>Jesús</strong> pensaba que cada uno <strong>de</strong>bía examinarse a sí mismo y<br />

sus relaciones con los <strong>de</strong>más, haciendo lo que fuera necesario para sentar<br />

dichas relaciones sobre una buena base. <strong>La</strong> continuación <strong>de</strong>l dicho sobre<br />

la ira resulta útil: "Si en el momento <strong>de</strong> llevar tu ofrenda al altar recuerdas<br />

que tu hermano tiene algo contra ti, <strong>de</strong>ja allí tu orrenda <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l altar<br />

y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve y presenta tu<br />

ofrenda" (Mt 5,23-24). Cualquier maestro judío estaría <strong>de</strong> acuerdo. En<br />

este caso, la "ofrenda" probablemente sea un sacrificio <strong>de</strong> reparación, presentado<br />

para completar el proceso <strong>de</strong> expiación por haber hecho daño a<br />

otra persona. El sacrificio no contaba si primero no se reparaba el mal.<br />

EL REINO. INVERSIÓN DE VALORES Y PERFECCIONISMO ÉTICO<br />

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Esto está claro en la misma legislación bíblica (por ejemplo, Lv 5,20-26),<br />

y las generaciones posteriores captaron la i<strong>de</strong>a. Aproximadamente 200<br />

años antes <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, Ben Sirá había dicho lo mismo, y otro tanto se pue<strong>de</strong><br />

leer también en los escritos <strong>de</strong> Filón <strong>de</strong> Alejandría y en otros lugares. 3 No<br />

cabe duda <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> alentaba este tipo <strong>de</strong> autoexamen, y las ocasiones<br />

más obvias eran los tiempos <strong>de</strong> oración y <strong>de</strong> asistencia al Templo. Pero el<br />

pasaje no dice: "Antes <strong>de</strong> dar culto en el Templo, <strong>de</strong>bes examinar tu conciencia,<br />

<strong>de</strong>scubrir todas las veces que te irritaste con alguien y arrepentirte".<br />

<strong>Jesús</strong> bien pudo advertir contra el peligro <strong>de</strong> albergar ira en el corazón,<br />

pero la mayor parte <strong>de</strong> su enseñanza ética correspon<strong>de</strong> a Mt 5,23s:<br />

trata correctamente a los <strong>de</strong>más. Ejemplos son Mt 7,21-23 (entrarás en el<br />

Reino si haces la voluntad <strong>de</strong> Dios) y Mt 25,21-46 (en el juicio, el Hijo<br />

<strong>de</strong>l hombre te recompensará si vestiste al <strong>de</strong>snudo, visitaste al enfermo y<br />

confortaste al encarcelado, pero te castigará si no lo hiciste).<br />

En segundo lugar, la ten<strong>de</strong>ncia global <strong>de</strong> la enseñanza <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> es la<br />

compasión por la fragilidad humana. Al parecer, no fue por ahí con<strong>de</strong>nando<br />

a la gente por sus pequeñas faltas. No actuó entre los po<strong>de</strong>rosos,<br />

sino entre los humil<strong>de</strong>s, y no quiso ser un capataz severo ni un juez hipercrítico<br />

que se limitara a incrementar sus cargas:<br />

"Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.<br />

Cargad con mi yugo y apren<strong>de</strong>d <strong>de</strong> mí, que soy sencillo y humil<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

corazón, y hallaréis <strong>de</strong>scanso para vuestras vidas. Porque mi yugo es<br />

suave y mi carga ligera" (Mt 11,28-30).<br />

Ciertamente, sus seguidores más íntimos encontrarían el discipulado<br />

más difícil <strong>de</strong> lo que este texto da a enten<strong>de</strong>r, y <strong>Jesús</strong> era consciente <strong>de</strong> ello:<br />

tenían que estar dispuestos a abandonarlo todo. Pero cuando dieron ese<br />

paso, los evangelios indican que <strong>Jesús</strong> fue muy paciente con sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s<br />

y dudas. <strong>La</strong>s bienaventuranzas (Mt 5,3-12; ligeramente diferentes en<br />

Le 6,20-26) bendicen a los oprimidos, a los pobres y los mansos, al igual<br />

que a los que tienen hambre y sed <strong>de</strong> justicia, a los misericordiosos, a los<br />

puros <strong>de</strong> corazón y a los que trabajan por la paz. Estos dichos suponen exigencias,<br />

pero la nota más clara es la benevolencia y la promesa para aquellos<br />

que más las necesitaban. El tono <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> fue compasivo<br />

y no crítico. Había que ser perfectos, pero Dios era indulgente (y también<br />

<strong>Jesús</strong>, que actuaba en su nombre).<br />

En tercer lugar, <strong>Jesús</strong> mismo no vivió una vida rigurosa y estricta. A la<br />

mayoría <strong>de</strong> nosotros, la palabra "perfección" nos evoca imágenes <strong>de</strong> severo<br />

puritanismo: montones <strong>de</strong> reglas, bastante castigo por el error y no mucho<br />

3 Eclo 7,9; 34,18s; 35,12; Filón, Leyes especiales 1,235-237.

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