PASERINOS—PASSERiN - citaREA

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Usos, COSTUMBRES Y RÉGIMEN.—«Se la ve continuamente volar de un matorral en otro: por su ge'nero de vida se asemeja á las esi)ecies afines, y particularmente al anabate de ojos colorados (analhites {rythiophthalmus).it Véase lo que dice el mismo autor acerca de este animal: «El anabate de ojos colorados es un ave silvícola que puede reconocerse desde le'jos por su voz singular, compuesta de apareada en la época del celo, y por familias todo el resto del año. Una de estas se habia fijado cerca del sitio donde me hallaba, y la pude observar cómodamente: en medio de LOS KACELODOMOS '45 '•'tí- 93-—"i'- IIORNKKO ROJO Klg. 94—F.l, TIRANO INlRÍ.l'ino el nido de aquellas aves, á las
146 LOS FURNÁRIDOS pequeño compartimiento de paredes de musgo. El todo acaba por adquirir tal peso, que á un hombre le costaría trabajo levantarlo: si se abre aquel albergue singular, se encuentra en la parte superior el nido mas reciente, y debajo todos los antiguos, en los cuales se fija el macho á menudo.» Swainson, el primero que nos ha dado á conocer estas construcciones, asegura que prestan al paisaje un aspecto particular. Cada puesta se compone de cuatro huevos redondeados de color blanco puro. LOS FURNÁRIDOS- FURNARII CARACTERES.—Los furnáridos se asemejan mucho á los tordos; pero, como lo ha dicho Darwin, no se pueden comparar con ninguna ave de Europa. El pico es tan largo como la cabeza, ó un poco menos, medianamente vigoroso, recto ó algo corvo y comprimido lateralmente; las alas son de un largo regular y obtusas, con la tercera rémige mas prolongada, la segunda un poco menos y la primera muy corta; la cola corta también, está formada por plumas blan das; los tarsos son altos, los dedos fuertes, las uñas cortas y ligeramente encorvadas. Usos, COSTUMBRES Y RÉGIMEN.—Los furnáridos habitan los parajes ó sitios descubiertos que alternan con los matorrales, y también junto á la morada del hombre. Se les ve á menudo en tierra; dan saltitos al rededor de los matorrales; pero no trepan, y vuelan mal. Su voz es singular; solo se compone de algunas notas muy penetrantes que lanza el ave de una manera muy particular. Algunas especies construyen un nido de forma extraña, difiere notablemente del de todas las demás aves, y por eso llamó en todo tiempo la atención de indígenas y viajeros. Gracias al príncipe de Wied, á Darwin, á d'Orbigny, á Bur meister, y sobre todo á Azara, conocemos bastante bien las costumbres de los furnáridos. «Cuando se han franqueado, dice Burmeister, las altas cadenas de montañas que separan los grandes bosques de las costas del Brasil de las praderas de Campos, y se desciende por las colinas del valle de Rio das Velhas, se ven á lo largo del camino, en los grandes árboles aislados que hay cerca de las casas, y sobre las fuertes ramas horizontales, considerables masas de tierra, en forma de melones, redondeadas por todos lados. Su aspecto tiene algo de extraordinario: creeríase desde luego ser nidos de térmites; pero están provistos de una abertura lateral, y tienen todos la misma forma é iguales dimensiones, mientras que la construcción de aquellos es sumamente irregular, y no se halla nunca libre en una rama, sino en un punto de la bifurcación. »No se tarda mucho, sin embargo, en reconocer lo que son aquellos montecillos de tierra; se ve la abertura lateral, grande y ovalada, y á poco se observa cómo entra y sale una avecilla de plumaje amarillo rojo. Aquellos son efectivamente nidos de ave, los del hornero rojo, conocido en el país con el nombre de/uan de tierra, Joao de harro.y EL HORNERO ROJO —FURNARIUS RUFUS CARACTERES. — El hornero rojo (fig. 93) mide O", 19 de largo por O", 2 7 de punta á punta de ala, la cola cerca de 0",o8 y el ala O", i o. Su plumaje es de un color rojo pardo de canela en el dorso, con la parte superior de la cabeza mas opaca, el vientre mas claro y el centro de la garganta de un blanco puro. Del ojo parte una linea de color amarillo rojo vivo que se dirige hacia atrás; las rémiges son ^ises; las primarias tienen un filete amarillo pálido en una parte de su porción basilar; las rectrices son de un rojo amarillo; el ojo pardo amarillo; el pico pardo; la mandíbula inferior blanquizca en su raíz y las patas pardas. Usos, COSTUMBRES Y RÉGIMEN. — Según d'Orbigny, el hornero vive poco mas ó menos como los tordos, en tierra y en los árboles; en las ramas parece muy activo oyéndose con frecuencia su voz. Se le ve siempre apareado ó solitario, aunque sucede á veces que uno de los individuos de la pareja se reúne por algún tiempo con otras aves: si es una hembra la que lo hace, nada mas cómico entonces, dice d'Orbigny, que los movimientos de su macho, el cual, sin embargo, no siempre llega á reñir con aquellas. Se alimenta de insectos y de granos: Burmeister dice que solo come los primeros cuando los encuentra en tierra; que jamás se la ve cazarlos en los árboles, y mucho menos aun perseguirlos al vuelo. En tierra es sumamente ágil y avanza á grandes saltos; su vuelo, por el contrario, es poco rápido y nunca muy sostenido. Tiene una voz muy singular, punto en que están unánimes todos los autores; pero mientras los unos la elogian mucho, los otros lo hacen mucho menos. «Su voz penetrante y sonora, dice Burmeister, es ronca y fuerte; de ordinario gritan macho y hembra á la vez, posa dos en un árbol ó en un tejado; pero cada cual lo hace á su modo; el comjjás del macho es mas rápido; el de la hembra mas lento y un tercio mas bajo. El ruido que se produce así es extraordinario para cualquiera que no tenga costumbre de oirle, sin tener nada de agradable, y tanto menos, cuanto que estas aves parecen complacerse en cortar las conversa clones, pues comienzan á gritar cuando uno habla. Esto es lo que me ha sucedido á menudo en el jardín de mi amigo, el doctor Lund; muchas veces, cuando se las oía gritar, me decía: «Dejadlas concluir, pues de lo contrario no nos dejarían continuar.) En un principio parece el hornero sumamente atrevido, y no se tarda en reconocer la causa. Los brasileños le con sideran como un ave sagrada, poseída de cristianos sentí míenlos, pues creen que no trabaja en su nido el domingo y que vuelve siempre la abertura hacia el oriente. «Pronto observé, dice Burmeister, que el primer aserto no era fundado, y convencí de ello á varios indígenas. La creencia de que el ave no trabaja en domingo se funda en la rapidez con que ejecuta su obra; porque si comienza en los primeros días de la semana le acaba seguramente antes de la fiesta. »Este nido es sorprendente, si se tiene en cuenta la es casa talla del ave; está situado por lo común sobre una rama horizontal, ó apenas inclinada, gruesa á lo menos de O",08; es muy raro verle en un tejado, en un campanario, etc Macho y hembra trabajan de consuno; comienzan por formar una primera capa de arcilla, humedecida por la lluvia, y lúe go preparan una especie de bolitas del tamaño de las balas de fusil, que trasportan al árbol y extienden con ayuda de las patas y el pico. Por lo regular quedan prendidos en el barro varios restos vegetales: cuando aquella capa mide 0",2o á O",22 de largo, rodéala el hornero de un reborde algo inclinado por fuera, que tiene á lo mas O',o5 de altura, es mas elevado en las extremidades que en el centro, y está dispuesto de modo que forma una línea cóncava. Una vez seco este reborde, forman sobre él un segundo semejante, algo inclinado por dentro; luego sigue un tercero, y asi sucesivamente hasta que la cúpula queda concluida. En uno de los lados practican una abertura redondeada primero, y después semicircular. Yo siempre la he visto dispuesta verticalmente, siendo de 0",o7 á O", 10 de altura y de O',os en su centro: cuando el nido queda acabado, aseméjase á un homo pequeño de O", 15 á O', 18 de elevación por 0",ao á
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dos, y busca en los estanques y cha
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las miradas del hombre; procura lla
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decir en agosto, empieza á vagar p
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LOS AIX Un trabajador refirió á W
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verde, de brillo metálico, limitad
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ees puntiagudas; el plumaje espeso,
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todo el otoño; y los cazadores se
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lancas, excepto la ultima (jue es d
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íos descubiertos, los cuales no ab
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huevos bastante pequeños, de unos
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Usos, COSTUMBRKS Y RÉGIMEN.— Cua
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pone sobre los que halla en el prim
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guna cosa al agua, acuden al punto
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un ligero viso sonrosado; las punta
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innato de las golondrinas de mar, y
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en las barbas exteriores. Los ojos
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una pequeña excavación, poco prof
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pié y medio debajo de la superfici
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ancha faja blanca junto á la punta
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Alemania; pero el progreso de los d
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Hadas de negro. Esta ave tiene ir,4
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ojos son de un pardo claro; el pico
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Su voracidad está en relación con
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lado del pico, cerca de la base, en
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preciso echar una cuerda bastante l
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EL PROCELARIO GLACIAL—PROCELLARIA
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membranas natatorias completas; el
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tan pronto como le lancé por los a
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fímilia de este drden es realmente
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de alguna espesura, al paso que eli
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doce pennas; los pies, cortos y rob
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las aguas desde los 15* de latitud
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astutos, aunque también pendencier
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6 menos como las ranas, sumérgense
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mastoideas presentan poco desarroll
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«Solo se encuentran nidos, dice el
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LOS PODICÍPEDOS 553 do, en forma d
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necer en la ribera, cerca de los bo
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clones muy rápidas y cortas, produ
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LOS coLiMninos fundamente, que solo
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egularidad hacia los países mas me
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aves; cada cual se cuida solo de s
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durante el dia nada y se sumerge co
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SU desarrollo, dirigiéndose entonc
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cindiendo de las demás comenzaron
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lia está representado por los eudi
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Abubilla vulgar 141 Acrilios 290. A
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(iuarda-bueyes 420 Guarda-bueyes ib
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PASERINOS—PASSERiN - citaREA

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