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PASERINOS—PASSERiN - citaREA

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3i6 LAS BREVIPENNAS<br />

acostumbrada prudencia. «Cuando los avestruces apagan su<br />

sed en una corriente, dice Anderson, parece que no ven ni<br />

oyen nada; y merced á tal circunstancia, pudimos matar en<br />

poco tiempo ocho ó diez de estas magníficas aves. Llegaban<br />

al agua á eso del medio dia; no me era posible acercarme<br />

sin ser visto; y sin embargo me dejaban poner á tiro de fusil,<br />

retirándose después al paso.> Los árabes me han referido lo<br />

mismo, y las observaciones que yo hice bastan para que crea<br />

en la veracidad del hecho. No me atreveré á resolver, sin<br />

embargo, si el avestruz orina de otro modo que las otras<br />

aves á causa de la mucha cantidad de agua que absorbe.<br />

Gracias á las observaciones que se han hecho en individuos<br />

cautivos, nos es bien conocido el modo de reproducirse<br />

esta ave. Todos los antiguos autores han mezclado en<br />

este punto la realidad con la fábula: Sparmann trazó, no<br />

obstante, una historia exacta, si bien mezclada con los relatos<br />

erróneos de los indígenas.<br />

«El 2 2 de diciembre, dice, ahuyentamos á un avestruz de<br />

su nido, que se hallaba situado en medio de la llanura; reducíase<br />

tan solo á una ligera depresión del suelo, donde había<br />

depositado sus huevos sin ningún preparativo. Resulta<br />

de aquí, que no son los rayos del sol los que contribuyen á<br />

desarrollai' el pollo, sino que los cubre el ave misma, por lo<br />

menos en aquella parte de África. También podemos deducir<br />

que macho y hembra comparten el trabajo de la incubación;<br />

los hotentotes me han asegurado igualmente este hecho,<br />

incierto hasta ahora entre los naturalistas.<br />

»Yo no pretenderé determinar á punto fijo qué número<br />

de huevos pone comunmente el avestruz: nosotros no encontramos<br />

sino once debajo del individuo citado: estaban fres<br />

eos, y es probable que el ave hubiera puesto mas. En otra<br />

ocasión, uno de mis hotentotes hizo levantar á un segundo<br />

avestruz de su nido, y halló en él catorce huevos, los cuales<br />

me presentó diciéndome que aun quedaban allí algunos que<br />

no parecían frescos. Resulta de aquí que la puesta puede ser<br />

de diez y seis á veinte huevos.)<br />

Lichtenstein es mas explícito: dice que en el período del<br />

celo no se encuentran nunca mas de cuatro ó cinco avestruces<br />

juntos, un macho y tres ó cuatro hembras. «Todas estas,<br />

añade, ponen en el mismo nido, el cual se reduce á una depresión<br />

circular apenas marcada en el suelo, y solo de las<br />

dimensiones necesarias para que el ave pueda cubrirla; al<br />

rededor forman con sus patas una especie de borde, contra<br />

el que se apoyan los huevos, situados todos de punta. Cuando<br />

las hembras han depositado diez ó doce, comienzan á cubrir,<br />

relevándose unas á otras: durante el dia ocupan ellas el<br />

nido, y por la noche el macha Este defiende los huevos<br />

contra los chacales y los gatos salvajes, y á menudo se encuentran<br />

cerca de los nidos cadáveres de carniceros pequeños,<br />

lo cual prueba que el avestruz se atreve á luchar con<br />

tales enemigos y alcanza la victoria. Solo un golpe de sus<br />

patas basta para destrozar á uno de dichos animales.<br />

>Las hembras siguen poniendo aun después de estar completamente<br />

ocupado el nido: los últimos huevos aparecen<br />

colocados sin orden al rededor de aquel, cual si estuviesen<br />

destinados á ser comidos por los carniceros, que prefieren<br />

los mas frescos. Además sirven de reserva alimenticia para<br />

los pequeños, que al salir á luz tienen la talla del gallo, y<br />

cuyo delicado estómago no puede soportar el alimento de<br />

los adultos. Los padres rompen esos huevos y alimentan así<br />

á su progenie en la primera edad.<br />

>Los avestruces tratan de ocultar el sitio donde su nido<br />

te halla: no corren á él directamente; llegan describiendo<br />

largos rodeos; las hembras no se relevan inmediatamente, á<br />

ñn de que no se pueda observar dónde ponen, y con frecuencia<br />

abandonan el nido durante el día, dejando los hue<br />

vos expuestos al sol. Cuando observan que el hombre ó algún<br />

carnicero lo ha descubierto, le destruyen en seguida,<br />

rompen los huevos, y van á fijarse en otro punto. Así pues,<br />

cuando los colonos descubren un nido de avestruz, limítanse<br />

á coger uno ó dos huevos estériles de los que hay al rededor,<br />

borran cuidadosamente las huellas de sus pasos, y consiguen<br />

de este modo que el nido sea para ellos un verdadero<br />

almacén de víveres, á donde van cada dos ó tres días<br />

para tomar los huevos que necesitan. En invierno, ó sea allí<br />

en julio, agosto y setiembre, es cuando se encuentran mas<br />

nidos de avestruz, época también en que las plumas de esta<br />

ave no son tan buenas, porque se desgastan contra el suelo;<br />

sin embargo puedo asegurar haber visto nidos y huevos fecundos<br />

en toda estación. > Este relato, basado en observaciones<br />

personales, y en informes de los indígenas, se ha reproducido<br />

en todas las historias de viajes, y hasta en obras<br />

científicas; pero contiene numerosos errores. También la<br />

noticia de Hartmann de que la hembra pone dos veces al<br />

año doce á veinte y hasta treinta huevos, es sin duda falsa.<br />

Procuraremos por consiguiente separar lo verdadero de lo<br />

erróneo.<br />

Verdad es que varias hembras ponen en el mismo nido;<br />

pero no son ellas las que cubren, pues fuera de algunos casos<br />

excepcionales, el macho es el que se encarga de aquel<br />

trabajo. El período del celo varía según los países, si bien<br />

coincide siempre con la llegada de la primavera.<br />

El macho hace cabriolas al rededor de la hembra con las<br />

alas levantadas y temblorosas; salta de diversos modos y gesticula<br />

como diremos después roas detenidamente. Al cabo<br />

de bastante tiempo la hembra deposita su primer huevo y<br />

después los otros, con intervalos de dos días, hasta que la<br />

puesta está completa. Entonces comienza la incubación,<br />

siendo por lo regular el macho el que cubre; y en ciertos casos,<br />

ni siquiera permite á la hembra hacerlo, ó por lo menos<br />

solo la admite el rato que necesita para buscar su alimento.<br />

En las regiones menos cálidas estas aves cubren los huevos<br />

con tanta regularidad de día como de noche, mientras que<br />

en el centro de África los abandonan de dia muchas horas<br />

sin que esto los perjudique, pero entonces suelen cubrirlos<br />

de arena. Un beduino me lo dijo asi, y Tristram lo observó<br />

por sí mismo.<br />

«Solo una vez, dice este excelente observador, tuve la<br />

suerte de encontrar un nido de avestruz; con nuestros largos<br />

anteojos vimos dos individuos de la especie, que permane<br />

cían largo tiempo en el mismo sitio; nos dirigimos hacia<br />

ellos, y observamos que en aquel paraje estaba removida la<br />

arena. Dos árabes comenzaron á socavar con las manos y<br />

bien pronto recogieron cuatro huevos recien puestos, á cosa<br />

de un pié de profundidad. ><br />

Los huevos de avestruz varían mucho de tamaño; pero<br />

ningún ave los pone hoy tan grandes. Su longitud varia entre<br />

0**140 y l»",iS5 por O'.iioáir.iayde grueso;son ovoideos,<br />

casi redondeados por igual en ambas puntas; la cascara es<br />

brillante, dura, gruesa y de color amarillento, jaspeado de<br />

amarillo claro: según Hardy, pesan por término medio i kilo<br />

442 gramos, que equivale á veinticuatro huevos de gallina.<br />

Los que se hallan al rededor del nido no están destinados<br />

para lo que supone Lichtenstein, sino que son los que ponen<br />

las hembras mientras el macho cubre. Después de una incubación<br />

de cuarenta y cinco á cincuenta y dos dias, nacen los<br />

pollos, los cuales tan pronto como están secos abandonan el<br />

nido. Yo tuve en una ocasión hasta diez pequeños avestruces,<br />

que según los habitantes del Sudan, que me los llevaron,<br />

tenían cuando mas un dia, aludiendo que no sería posible<br />

cogerlos de mas edad. Son unos graciosos seres, en<br />

extremo interesantes, que se parecen mas á un erizo que á

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