PASERINOS—PASSERiN - citaREA

400 U?S FLAMENCOS
fundado la ciudad, cuando vieron aparecer por la parte del en la serie de las aves. Antes de emprender su vuelo, desli­
sur garzas reales y flamantes, pues creyéronse amenazados zase á menudo por la superficie del agua medio corriendo y
de una invasión de indios, y aunque algunas personas, fami­ volando; no lo hace con tanta agilidad como el petrel, pero
liarizadas con el espectáculo, trataron de disipar su error, no sí tan bien como la polla acuática ó el pato.
renació la tranquilidad hasta que las aves emprendieron su Cuando el agua tiene bastante profundidad, nada sin gran­
vuelo por el lado de la embocadura del Orinoco.
des esfuerzos aparentes.
Raro es ver fenicópteros aislados, y aun esto no ocurre Cuando se remonta sobre la superficie del agua, vuela con
jamás antes del período del celo. Por otra parte, siempre facilidad: los aletazos, que se siguen rápidamente, producen
suelen ser individuos pequeños é inexpertos separados de la un rumor análogo al que hace la oca ó el pato. Algunos
bandada ó que habiéndose perdido vagan solitarios. En ge­ autores comparan con el fragor lejano del trueno el ruido
neral forman agrupaciones numerosas compuestas de cente­ que produce una bandada de fenicópteros al remontarse: la
nares ó miles de individuos.
persona menos experta reconocerá siempre á una de estas
Estas bandadas evitan cuidadosamente los sitios que ofre­ aves por su vuelo. No solo extiende las patas, sino el cuello
cen algún peligro: pescan en las aguas descubiertas, donde también, y entonces parece este último sumamente largo y
pueden abarcar con la vista un gran espacio, y se guardan delgado; sus angostas alas, insertas hacia el centro de su ex
sobre todo de acercarse demasiado á los carrizales. Desde tensión, afectan la forma de una cruz. Cuando los fenicóp­
muy lejos evitan la canoa que hacia ellos se dirige; todo obteros vuelan juntos, extiéndense en fila ó en ángulo, cuyos
jeto desusado les espanta, y por lo mismo no es fácil obser­ lados se cambian de continuo, al pasar las aves de una á
var sus costumbres cuando viven libres; se les ve todos los otra parte. Al bajar de las alturas describen espirales, se
dias, pero sin poder estudiar sus movimientos, y solo con un ciernen un poco sobre la superficie del agua para disminuir
buen anteojo de larga vista seria fácil observarlos. Por lo su velocidad, y se posan después. En estas singulares aves,
regular, sumérgense en el agua hasta que les cubre los tarsos; el gusto debe estar tan desarrollado como la vista; su len­
rara vez van á los médanos ó i los bancos de arena, sobre gua, muy rica en filetes nérveos, es al mismo tiempo un ór­
todo si la vegetación es abundante. Así en el agua como en gano de tacto, y ayuda su acción la membrana blanda que
tierra toman las mas singulares posturas: encogen su largo reviste el pico, por lo cual podemos decir también que los
cuello, formando como unos nudos, según dice mi hermano; fenicópteros deben tener el tacto bastante perfecto. El olfato
le aplican contra el pecho, y echan la cabeza hacia atrás, interviene sin duda para completar los sentidos; pero en este
apoyándola en el lomo, de modo que la ocultan bajo el plu punto solo podemos emitir hipótesis. Es difícil asimismo
maje de la espaldilla. Solo una de las patas sostiene el peso juzgar de la finura del oído, debiendo limitarnos á decir que
del cuerpo, pues tienden la otra oblicuamente hacia atrás, 6 no es rudimentario. El flamenco se presenta, pues, como un
la doblan hasta el vientre: así duerme el fenicóptero rosa, y ser cuyos sentidos alcanzan un gran desarrollo, y cuyas fa­
esta es la postura en que se le ve mas á menudo. Otras veces, cultades intelectuales no son inferiores; su voluminosa ca­
y solo cuando está despierto, encorva el cuello en forma de S, beza es indicio de gran cerebro, y la observación no des­
según lo hacen las garzas reales; pero tan pronto como le insmiente á los que le atribuyen á priori elevadas cualidades
pira temor alguna cosa, levanta la cabeza todo cuanto puede. intelectuales.
No es menos singular la actitud de esta ave cuando toma El flamenco es cauteloso siempre, y á veces muy tímido; y
su alimento: también barbota, mas no como los otros lame- sabe distinguir perfectamente lo peligroso de lo que no lo es.
lirostros; anda por el agua y encorva su largo cuello de tal Una bandada de estas aves no espera jamás á que una canoa
modo, que la cabeza está en el mismo plano que los pies, en se acerque á tiro de fusil; los individuos mas viejos están
cuyo caso sumerge su pico en el fango, ó mas bien la man­ noche y día de centinela, siendo muy difícil sorprenderlos;
díbula superior. Explora de esta manera todo el fondo del ünicamente los jóvenes separados de la bandada no mani­
cieno; da pasos cortos avanzando y retrocediendo; abre y fiestan timidez, pero es porque carecen de experiencia. A pe­
cierra el pico á intervalos y agita la lengua. Así toca todas sar de todo, esta ave se acostumbra prontamente á los seres
las sustancias que penetran en su pico, y separa las alimen en quienes veia enemigos, y en cautividad acaba por encari­
ticias de las que no lo son: con sus patas revuelve el fondo ñarse con su amo, sobre todo si este le cuida. Yo he podido
del agua, y hace salir de su retiro á los pequeños animales observar individuos cautivos que sabían distinguir perfecta­
de que se alimenta.
mente entre su guardián y las otras personas, y que com
El paso del flamante, aunque se parece al de las grandes prendían cuáles eran inofensivas. A estas aves se las puede
zancudas, solo es hasta cierto punto; la cigüeña, la grulla y tocar mas fácilmente que i otras, hacerlas entrar en su
la garza real andan de otro modo, siquiera sea difícil de recinto y trasladarlas de un punto á otro; se acostumbran
marcar la diferencia: solo podemos decir que la marcha del mejor que las otras nadadoras á la sociedad de animales ex­
fenicóptero es mas lenta, irregular, vacilante que la de las traños, lo cual se debe atribuir en gran parte á su carácter
grandes zancudas, lo cual consiste sin duda en la longitud excesivamente pacifico.
de sus extremidades abdominales. Se ha podido observar en Solo en cuanto á la voz, el flamenco está mal dotado; üni­
individuos cautivos que andan muy fácilmente, hecho que camente emite un grito sencillo, ronco y duro, equivalente
está en contradicción con los asertos de ciertos autores, á krak, y una especie de carcajada nada agradable, que lanza
quienes creen que cuando anda el fenicdptero necesita sos­ con fuerza, alternándola de vez en cuando con un grito mas
tenerse con el pico. Habían notado, efectivamente, que en alto.
tierra fírme inclinaba el ave la cabeza hasta tocar el suelo:
cierto que se sirve del pico como de un punto de apoyo, pero
solo cuando echado en tierra con las patas encogidas, quiere
levantarse de pronto: una vez de pié, corre rápidamente sin
hacer uso de aquel órgano.
El fenicóptero rosa se alimenta de pequeños animales
acuáticos, sobre todo de moluscos univalvos, gusanos y
crustáceos; también come pececillos, sin despreciar por esto
los vegetales. En cautividad se le puede conservar largo
tiempo dándole arroz cocido, trigo remojado, centeno, pan
El flamante ejecuta además otros movimientos, que para y lentejas de agua; mas para que se conserve en buena salud
el observador concienzudo, constituyen un carácter por el se debe añadir carne Con semejante régimen vive algunos
cual se reconoce mejor el lugar que debe asignarse i este ser años. Debemos observar que el pltunaje pierde sus delicados