PASERINOS—PASSERiN - citaREA

«Por su aspecto general, dice Bolle, esta ave se asemeja
á la paloma; pero es mas baja de patas que todas las conocidas
hasta aquí. Su pequeña cabeza, sostenida por su cuello
corto, y que descansa sobre un tronco de bastante volumen,
ofrece cierta analogía con la de la calandria, aumentando su
semejanza el tinte leonado del plumaje. En una palabra, esta
ave parece establecer el tránsito entre la calandria y la paloma:
el tronco es ancho y aplanado inferiormente; el sirrapte
lleva las puntas de las alas levantadas y la cola horizontal;
trota, pero no con mucha ligereza, y al mismo tiempo contonea
un poco el cuerpo, de tal modo que apenas se ven las
patas. Su voz, que se oye pocas veces, es débil, y se comi)one
de dos gritos, uno de llamada y otro de respuesta; el primero
es bajo, bastante armonioso, y se puede anotar por ^(^eluk
geluk; el otro es alto y se expresa por kuirr kuirr: ambos
lanzados sin gran fuerza; parece que el macho y la hembra
gritan lo mismo.»
Homeyer tuvo ocasión de observar mas tiempo estas aves
cautivas, y en su descripción hay todavía mayor exactitud.
«El sirrapte, dice, no se asemeja en manera alguna á las palomas:
reconócese en él desde luego el tipo de las gangas.
.\nda y se mueve como la ortega, solo que, como sus patas
son mas pequeñas y están conformadas de otro modo, da
pasitos mas pequeños y parece mas bien rastrear que andar.»
Debo añadir por mi parte, que esta marcha singular consiste
sobre todo en la oblicuidad de los tarsos. El sirrapte es un
verdadero plantígrado: su vientre no se eleva á dos centímetros
del suelo, mientras que el de la ganga es tres veces mas
alto. «Toda la cara inferior del cuerpo, continúa Homeyer,
forma una línea casi recta cuando el ave come, sobre la cual
se inclina el lomo; la parte mas elevada corresponde, no al
centro del cuerpo, sino á las espaldillas, á lo cual se debe
que la parte posterior del ave parezca mas prolongada. El
sirrapte lleva las alas de diversos modos: las rémiges están
siempre situadas una detrás de otra, como las varillas de un
abanico á medio cerrar; se cubren y se encajan; el ala se
adelgaza en forma de sable; unas veces descansa sobre la
cola, sobre todo cuando el animal se agita, al paso que otras
se oculta la punta bajo las sub-caudales, ó bien está debajo
de la cola, en la misma linea que las rectrices inedias: lo
mas general es que se dirija hacia arriba. Cuando descansa,
el sirrapte se recoge formando como una bola, en cuyo mo
mentó es cuando mas se asemeja á la calandria; si anda despacio,
parece que rastrea; si se apresura, aseméjase su mar
cha á la de una muñeca de resorte, y cuando va muy de
prisa vacila su cuerpo. No obstante, repetiré que los movi
mientos de su cabeza, su costumbre de lanzar arena con el
pico, su modo de buscar los alimentos, de escuchar y mirar
las cosas que le extrañan, y en una palabra, todos sus movi
mientos, son de una gallinácea y no de una paloma, asemejándose
en este concepto á las gangas.»
Habiendo conservado el derecho de la primera observación
á mis queridos amigos, creo me será permitido dar á
conocer también las hechas por mi en los sirraptes cautivos.
He cuidado entre todos siete individuos, los unos mas, los
otros menos tiempo, y he tenido la satisfacción de verlos reproducirse.
Mis sirraptes se han contentado con un alimento muy sencillo;
lo mismo en verano que en invierno, permanecieron
siempre en su jaula, y rara vez se aprovecharon de la libertad
que se les concedió para penetrar en la segunda, que está
cubierta de vidrios. Cuando llueve se ponen al abrigo; pero
si no ha caído agua en mucho tiempo, permanecen al descubierto
una media hora para humedecer su plumaje. Son insensibles
al frió; han soporudo sin ninguna molestia, a\ parecer,
el muy riguroso invierno de 1863 ^ 1864, y continuaban
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aun corriendo cuando el suelo estaba cubierto de una espesa
capa de hielo. Mientras no nevaba permanecían fuera; pero
en vez de estar un poco separados unos de otros, como lo
hacen durante el invierno, acercábanse y se oprimían entre
sí, hasta el punto de no formar sino una masa todos ellos.
Echábanse de este modo en diversas posiciones, pero de
suerte que no quedara entre ellos el menor hueco, y en tal
postura dejaban que la nieve les cubriera hasta el cuello. Sin
embargo, durante las nevadas parecía disminuir su actividad:
érales preciso deslizar su cuarto anterior como un trineo, y
abrian asi una senda de la anchura de su pecho, en medio
de la cual representaban las i)istas dos surcos longitudinales,
confundiéndose aquellas entre sí.
A principios de junio de 1864, comenzaron á inquietarse
los machos y acabaron por trabar peleas: en tal momento
tomaban una postura diferente á la de las gangas; levantaban
el cuarto anterior, erizaban las plumas del cuello, del pecho
y del lomo, y apartando un poco las alas, acometíanse con
furia, dándose picotazos con destreza, aunque con poco vigor.
Siempre acababa uno por ceder y emprender la fuga; el otro
corria entonces triunfante hacia una de las hembras y trotaba á
su alrededor. En 6 de junio se encontró un huevo. En 1865,105
sirraptes entraron en celo desde el mes de mayo, y la misma
hembra depositó sus tres huevos el 14, el 19 y el 21 de mayo.
No había formado ninguna especie de nido, ni siquiera escarbó
ligeramente el suelo; puso cada uno de aquellos en sitio
diferente, aunque recomendé mucho que no tocasen el primero,
y que colocaran á su lado el segundo. Esperando que
la hembra se decidiría por último á cubrir, los dejé demasiado
tiempo en la jaula y al fin me pareció conveniente quitarlos.
El 22 de junio comenzó la hembra á poner de nuevo, y
aun depositó otros tres huevos, pero tampoco pude ver realizado
mi deseo, porque se manifestó tan indiferente como
con los otros; procuré hacerlos cubrir, mas no habiéndome
sido posible encontrar una buena gallina, el ensayo no dio
resultado.
Los huevos del sirrapte varían poco: tienen 0",o4o de largo
por ()",026 de espesor; son elípticos, casi igualmente redondeados
en los dos extremos, de grano fino y {KJCO brillantes;
su color, amarillo verdoso, presenta manchas de un gris pardo
oscuro, rodeadas de una aureola del mismo tinte mas claro,
y están igualmente diseminadas por toda la superficie del
huevo. Estas manchas se reúnen á veces en forma de corona
hacía una de las extremidades; entre ellas se advierten numerosos
rasgos, líneas y puntos.
En el verano de 1866, un macho de ganga se apareó con
un sirrapte hembra, haciendo grandes esfuerzos para granjearse
su cariño; la hembra permitió que el macho se le
acercara, pero no le mostró gran interés; al menos no los
hemos visto aparearse efectivamente.
LOS TETRAÓNIDOS
—TETRAONID^
C ARACTÉRKS.—La segunda familia comprende los te
traónidos, ó gallos silvestres, grupo el mas numeroso en especies
de todo el orden. Estas aves tienen formas recogidas;
cuello corto; cabeza pequeña; el pico por lo regular corto,
fuerte y grueso en la base; tarsos bajos, ó cuando mas de
mediana altura; alas bastante largas, pero en la mayor parte
de las especies muy redondeadas; cola corta, cortada regularmente
en rectángulo, y solo alguna vea redondeada, puntiaguda
ó sesgada. El plumaje es abundante, y solo deja libres
algunos pequeños espacios; cubre toda su cabeza y se extiende
en algunas especies hasta los dedos; pero ya se observan