PASERINOS—PASSERiN - citaREA

za. Su área de dispersión se extiende desde Noruega por toda
la Europa y el Asia, hasta el extremo de dicha parte del mundo;
al sur, el 45" forma el límite meridional del área donde
anida esta ave Durante sus emigraciones visita todos los países
del mediodía de Europa, el norte de la China y de las
Indias; algunas veces se'deja ver en el centro de este país
y en el noroeste de África. En aquellos parajes cálidos escasea,
sin embargo, mas que las especies afines que en verano
habitan regiones mucho mas septentrionales. En Alemania
se presenta á fines de febrero ó i principios de marzo, y por
consiguiente antes del deshielo.
Usos, COSTUMBRKS Y RÉGIMKN.—Al regresarla
oca cenicienta á nuestros países, preséntase por familias ó
reducidas bandadas; anuncia su vuelta con alegres gritos y se
fija en las localidades en que debe reproducirse Desde fines
de julio, cuando ha terminado la muda, comienza la retirada,
mas no se aleja mucho en los primeros dias; trasládase muy
lentamente de un punto á otro. Mientras las ocas caminan,
raro es que formen grandes bandadas; lo mas frecuente es
que vayan por familias, compuestas de los padres y de los
pequeños.
En otro tiempo anidaban las ocas salvajes á orillas de todos
los grandes estanques de Alemania; hoy dia, solo se encuentran
algunas parejas en los inmensos pantanos del norte
y del este de aquel país; en Pomerania es donde aparecen
mas abundantes. Buscan sobre todo aquellos cuya superficie
está en su mayor parte cubierta de agua, que tienen el fondo
turboso y encierran islas de difícil acceso, sembradas de yerbas,
cañas y matorrales. En estas islas es donde se fijan las
ocas para descansar apenas llegan, y allí también se encuentran
sus nidos mas tarde.
Las ocas domésticas conservan casi del todo los movimientos
de las ocas cenicientas, de las cuales descienden;
pero estas ultimas, como sucede con todos los animales sal
vajes, tienen un aspecto mas arrogante y movimientos mas
rápidos, produciendo en el observador una impresión muy
distinta. Andan con ligereza y gracia y con mucha mas rapi
dez que las ocas domésticas; corren velozmente; nadan bien
y en caso de cercano peligro, sumérgense á bastante profundidad,
por mas que parezcan entonces menos ágiles que en
tierra. Cuando se han remontado á cieru altura vuelan bien,
aunque á la verdad menos fácilmente que otras especies afi
nes, pero siempre con bastante ligereza y de una manera sostenidx
En el momento de remontarse, sus aletazos precipi
tados y vigorosos producen cierto rumor, y cuando bajan se
oye un ruido análogo, al cual se agregan los golpes en el
agua, si las aves se posan sobre la superficie. Cuando quieren
franquear una corta distancia, elévanse á poca altura,
precediendo la hembra al macho, mientras que en las emigraciones
se ve tan pronto á la una como al otro á la cabeza
de la bandada dispuesta en triángulo.
El grito de llamada es gahkahkakgak, repetido varias veces
seguidas; emite el grito gihkgack cuando los dos sexos
se responden; el que usan para conversar tattattattattal; el
de alegría se expresa por taeng: el de temor por kaehkahkak,
kahkak, kakakakahkak; cuando las ocas cenicienUs se enfu
recen, bufan y silban, lo mismo que las domésticas.
Las costumbres de las primeras son las que hemos reco
nocido para los anserinos, al hablar de estas aves en general
y de los gansos. La especie es siempre cauta y recelosa, lo
mismo entre nosotros que en los países del norte 6 en los
del mediodía de Europa; pero cuando se halla cerca de su
nido huye menos del hombre que en las demás circunctancias,
y el amor que profesa á su progenie la expone á verda
deros peligros. Por lo común sabe distinguir entre el campesino,
el pastor y el cazador, entre el hombre y la mujer;
LOS OKREOPSIS
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cobra mucha desconfianza cuando la persiguen, y jamás
olvida.
No podemos decir que la oca cenicienta sea sociable. « No
conozco ejemplo, dice Naumann, de cruzamiento de esta
especie con otra; y hasta parece animada de una particular
aversión hacia las de los campos. Cuando estas últimas llegan
por setiembre á un paraje donde anidan aquellas, las
ocas cenicientas les dejan el sitio libre inmediatamente y
desaparecen. Diríase que solo les atraen las ocas domésticas,
pues se acercan á ellas cuando toman su alimento, y hasta
se mezclan algunas veces en sus bandadas. Se ha dado en
varias ocasiones el caso de que algunas se dejaran conducir
con las ocas domésticas hasta cerca del pueblo sin emprender
el vuelo hasta el momento de entrar; el mismo hecho se
ha reproducido varios dias, pero nunca se consiguió que
penetrasen las salvajes con las domésticas. También se ha
visto á un macho, salvaje aparearse con una hembra de la
otra especie.»
Si la oca cenicienta no contrae amistad con sus congéneres,
en cambio es muy íntima la unión entre los miembros
de una misma familia, y por lo tanto sumamente raro encontrar
un individuo de esta especie solo. Hasta la entrada de
la primavera no se separan los individuos que la componen
; en la época del regreso suelen estar todavía reunidos,
y los padres no ahuyentan á sus hijuelos, que tienen ya un
año, hasta el momento en que se proponen anidar por segunda
vez.
Apenas llegan, en la primavera, las parejas ya formadas,
eligen localidades convenientes para construir su nido; los
machos jóvenes de dos años buscan una compañera; mientras
que los individuos que no pueden reproducirse aun, se
reúnen en otros puntos de los pantanos.
La oca cenicienta elige con mucho acierto el lugar donde
se propone construir su nido: el que quiera buscar uno puede
tener la seguridad de que no le hallará sino en las partes
mas lejanas del pantano, mas ocultas é inaccesibles. Cada
pareja anida una cerca de otra, y tiene su dominio propio,
en el cual no permite la entrada á ningún intruso. El macho
es muy ardoroso con su hembra; da vueltas á su alrededor,
moviendo la cabeza con arrogante ademan, y la sigue por
todas partes, cual si estuviese celoso de ella; pelea valerosamente
con todo macho que se ponga delante, y vela mucho
por la seguridad de su compañera. Las luchas entre dos rivales
suelen ser muy violentas; los adversarios se cogen por el
cuello con sus picos; y se dan aletazos tan fuertes, que se
oye desde muy lejos el ruido de los golpes. «Las hembras presencian
por lo regular la lucha, con el cuello tendido é inclinado,
charlan mucho, sin que se pueda reconocer si sus
repetidos gritos taahtahtat, íahtaí, fatatat, excitan ó disminuyen
el ardor de los combatientes.»
Después del apareamiento, la hembra se ocupa activamente
en recoger los materiales destinados á la construcción
del nido; el macho la sigue paso á paso, sin tomar una parte
directa en el trabajo; pero vela continuamente por la seguridad
de su compañera: sus miradas exploran de continuo
todos los alrededores. La oca comienza por reunir los materiales
que se hallan mas á su alcance; luego los escoge con
algún cuidado, á veces los trae de muy lejos. La base del nido
se compone de ramaje, rastrojo, hojas de caña, de juncos,
etc., tan toscamente entrelazado el todo, que en los primeros
dias es mucho mas alto que cuando el ave se ha posado
ya algún tiempo.
La excavación está revestida de sustancias mas delicadas
y finas, y cubriendo los huevos con plumón. En los nidos de
las hembras viejas se encuentran de siete á diez, y hasta catorce
; las jóvenes no suelen poner sino cinco ó seis. Se ase-