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PASERINOS—PASSERiN - citaREA

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3o6 LOS CRACIDOS<br />

prestase á la incubación, y alejábanse con insistencia de ella.<br />

Esta observación me indujo á creer que la madre poseía un<br />

alimento primitivo, como la pasta lechosa de las palomas;<br />

que este alimento llegaría al fín de la incubación, y seria indispensable<br />

á los pequeños hocos en los primeros dias de su<br />

existencia. Para convencerme de ello, puse á una hembra de<br />

esta especie tres huevos de penélope marallo; y á fin de que<br />

se comprenda este ensayo, debo decir que hace tres años<br />

me he quedado con un macho y dos hembras; una de ellas<br />

es la que cubre; pero por desgracia, desde que ha tomado<br />

gusto á la incubación, el macho que aun conservo se ha inutilizado,<br />

de modo que antes tenia machos poderosos y hem<br />

bras que rehusaban cubrir, al paso que hoy empolla una de<br />

ellas, pero el macho es infecundo. Por fin hicieron el nido<br />

cuidadosamente en el tejado de un corral de faisanes, á tres<br />

metros del suelo; y los huevos de marallo fueron tan bien<br />

cubiertos, que á los veintinueve dias, á las seis de la ma<br />

ñaña, encontré á la hembra hoco y los tres jwllos penélopes,<br />

que se paseaban por una alameda de mi jardin. El macho<br />

no se cuidó de enseñar á los hijuelos; pero la hembra los<br />

atendió mucho; así es que hoy han alcanzado todo su desarrollo.»<br />

«He perdido de una manera muy desagradable mi cria de<br />

hocos, dice á su vez el doctor Bodinus: desde hace mucho<br />

tiempo había observado que el macho perseguía con saña á<br />

la hembra y que esta debió ocultarse para evitar sus acometidas.<br />

Posado el macho en la copa de un árbol seco, y en la<br />

rama mas alta, lanzaba un silbido muy sonoro; luego bajaba<br />

á tierra, sin duda con el objeto de aparearse; pero nunca vi<br />

que lo hiciese, pues la hembra, temiendo que se acercase su<br />

compañero, huia continuamente; así es que no me extrañó<br />

verla en una pequeña jaula construida para los patos mandarínes.<br />

Sin embargo, como viese varios dias seguidos que<br />

conservaba la misma posición, con la cola fuera de las varillas,<br />

creí que ya no podía salir, pareciéndome imposible que<br />

un ave tan grande como el hoco hubiese escogido para vivienda<br />

una jaula que apenas bastaba para cubrir un pato.<br />

Temiendo que muriese el ave, subí hasta la jaula con una<br />

escalera para coger el hoco, y al verle lleno de vida, me felicitaba<br />

por haber llegado á tiempo, cuando al hacer el animal<br />

un brusco movimiento, reconocí, demasiado tarde por<br />

desgracia, que cubría un huevo muy grande. Aquello me<br />

desconsoló; pero el mal estaba ya hecho, pues los hocos no<br />

se reproducirían ya aquella vez, si bien recogía datos preciosos<br />

para el porvenir. Acaso hubiese yo conseguido mi objeto<br />

aquel mismo año si la temperatura no hubiera bajado considerablemente<br />

á mediados de julio, pues poco después del<br />

accidente, el macho comenzó á silbar de nuevo en lo alto<br />

del árbol favorito. Cierto día le vi trepar á una jaula destinada<br />

á los patos, donde entró produciendo un ligero silbido<br />

é hizo acopio de materiales para anidar; la hembra había<br />

vuelto á su antigua jaula, y se revolvió en ella con facilidad,<br />

lo cual me parecia imposible. Todo lo comprendí entonces:<br />

para poner, el ave debió volverse y sacar la cabeza por la<br />

abertura, sin lo cual hubiera caldo el huevo á tierra, puesto<br />

que lo largo de su cuerpo excedía al de la jaula. De aquí<br />

deduje que el hoco anida, no en árboles, sino en agujeros,<br />

y como busca los mas pequeños, solo pone un reducido numero<br />

de huevos. Lo que me confirma en tal opinión es que<br />

el del hoco tiene un tamaño demasiado grande relativamente<br />

á la talla del ave, puesto que es mayor que el del pavo real.<br />

Tiene un color enteramente blanco, forma oval redondeada,<br />

apenas mas puntiagudo un extremo que otro.><br />

«Por lo general, dice Aquarone, el cual también asegura<br />

haber obtenido resultados favorables, los hocos no comen<br />

mucho cuando son pequeños, es decir, en los quince prime<br />

ros dias; entonces se les debe dar con frecuencia alimento,<br />

para excitarles á que lo tomen; no les gusta que los miren<br />

cuando están comiendo; son muy recelosos, y se ocultan<br />

detrás de la gallina, sin dejar de mirar atentamente á la persona<br />

que lo presencia.<br />

»Cuando llega la noche sucede lo mismo: si una persona<br />

se deja ver, no hallan sitio bastante para esconderse; vuelan<br />

continuamente contra el enrejado de su prisión, y no hacen<br />

caso de la gallina que los llama para cobijarlos bajo sus alas.<br />

Raras veces he observado un hoco que pasara una sola noche<br />

debajo de la madre; parece, al contrario, que á todos<br />

les gusta tener percha desde el primer día. Sí no hay ningún<br />

objeto en que puedan subir, quedan despiertos toda la noche<br />

y se lanzan contra la reja.<br />

»No conviene, pues, tener largo tiempo á estas aves en cajones<br />

de cria: bastan dos ó tres dias, cuando mas, porque no<br />

les gusta que las encierren, sobre todo por la noche. Es preciso<br />

ponerlas en una pequeña pajarera de un metro cuadrado,<br />

con una percha por lo menos, situada á una altura de<br />

0",4o á 0",5o: entonces se les verá posarse en ella todas las<br />

tardes, y á las demás horas también; les gusta tener suficiente<br />

espacio desde los primeros dias, pues aunque estén casi siempre<br />

al lado de su madre, algunas veces les agrada correr y<br />

saltar.<br />

>£stas aves tienen los dedos muy endebles: sí se las deja<br />

uno ó dos dias de mas en una caja, se tuercen, y para evitarlo<br />

basta ponerles unas perchas, por cuyo medio recobrarán<br />

aquellos su forma natural al poco tiempo, si es que la habían<br />

perdido.<br />

>La pequeña pajarera donde deben ponerse los hocos al<br />

salir de la caja ha de estar expuesta al medio día, con el piso<br />

cubierto de arena fina, porque después de haber comido les<br />

gusta tenderse al sol y revolcarse en aquella.<br />

>Una semana después de nacer se puede ya dejarlos salir<br />

con la gallina, á la que no abandonan nunca. Agrádales bastante<br />

comer la yerba que encuentran, siquiera no lo hagan<br />

mas que por Imitar á la hembra; debe cuidarse de que no se<br />

acerquen gatos ó perros, porque son aves muy cobardes, y tan<br />

difícilmente se acostumbran á estos animales que es muy fácil<br />

que se eiscapen á la madre y se pierdan.<br />

^Llegada la noche, si se olvida hacerlos entrar, y aunque<br />

sean muy jóvenes, se les verá á todos posados en el árbol mas<br />

alto, y muy próximos á la madre A los tres ó cuatro meses<br />

llegan á comer en la mano, si bien con cierto temor y desconfianza.<br />

Nunca se dejan coger con la mano como los pollos<br />

domésticos.<br />

>Los hocos son muy sociables: viven en perfecta Inteligencia<br />

con los faisanes y las gallinas; si alguna vez persiguen á<br />

cualquier ave, solo es por juego. Manifiestan-mucho afecto á<br />

la gallina que los crió, y cuando se les separa de ella, saltan<br />

la pared para visitarla.<br />

>Los hocos jóvenes no temen al frió, pero si un poco al<br />

viento fuerte, y mucho la humedad y hasta la nieve. Corren<br />

todo el día por el jardín, y solo entran en la pajarera para<br />

comer; cuando sopla el aquilón buscan de vez en cuando un<br />

refugio. En los días fríos y secos corren hasta la hora de re<br />

tirarse, y no se apresuran por la tarde á entrar en su vivienda;<br />

antes por el contrario, si se retarda la hora de hacerlos<br />

entrar los encuentro posados siempre sobre un árbol, dispuestos<br />

á pasar alli la noche; si los días son lluviosos ó htimedos,<br />

no necesito ocuparme de ellos; suelen estar en su pajarera, y<br />

por la tarde los encuentro ya entregados al reposo muy pronto.<br />

En tales dias dejan salir sola á la madre, mientras que en<br />

tiempo bueno nunca la pierden de vista.<br />

>E1 alimento de los pollos es el mismo que el de los faisanes<br />

pequeños: los primeros días consiste en huevos duros.

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