PASERINOS—PASSERiN - citaREA

84
cion, aunque iiiezclan por desgracia, de vez en cuando, algunos
sonidos poco armoniosos. Poseo cierto individuo que
imita perfectamente el canto del ruiseñor, de la alondra, de
la golondrina, de la curruca y de la oropéndola, el grito de
llamada del mirlo y de la perdiz y el ladrido del perro. A
menudo canta también en el mes de setiembre, y se le oye
de nuevo hacia mediados de noviembre.»
El desoUador tiene en cambio otras costumbres que le
hacen aborrecible: es uno de los mas encarnizados enemigos
de todas las avecillas; se alimenta principalmente de insectos,
coleópteros, langostas, mariposas y orugas; pero caza también
LOS LANIN'OS
l-lg. 49.—I.A PEGA-REBORDA DESOM At/ORA
los vertebrados pequeños, y extermina tantos pajarillos que
el hombre no puede tolerar su vecindad. Allí donde se fija
una pareja de estas aves, desaparecen rápidamente las currucas
y todos los volátiles de escaso tamaño, pues deben
abandonar una localidad donde se hallan expuestas á un peligro
de muerte. El desollador descubre sus nidos y arrebata
á los hijuelos uno tras otro: Naumann le ha visto matar currucas
pequeñas, nevatillas y alondras, y también acometer á
varias aves cogidas en lazos, ó intentar apoderarse de los
pinzones que se hallaban en jaula. Otros observadores refieren
hechos análogos.
«He practicado, dice Lenz, varios experimentos sobre el • muy aficionado al cerebro de las aves: casi todas las que
particular, y son los siguientes: i yo encontré clavadas carecían de aquella parte. Cuando se
»!.'' En un gran jardin, rodeado de una elevada cerca de sorprende al desollador mientras come, abandona su presa y
espinos, maté todos los desoUadores que se presentaban. Las la deja corromperse: también devora los roedores pequeños
avecillas pudieron anidar así tranquilamente; exterminaron y los lagartos.»
los parásitos, y recogí una considerable cantidad de muy Esta ave no anida mas que una vez al año; y lo hace á poca
buenos frutos.
distancia del suelo, en una espesa breña, prefiriendo las espi­
»2.° En otro jardin semejante al anterior dejé á todos los ' nosas. El nido es grande, de paredes gruesas y sólidas; la
desoUadores que se fijaron, y bien pronto huyeron todas las parte exterior se compone de tallos de yerbas, liqúenes y mus­
avecillas; los árboles quedaron destruidos por la oruga; des go, cuidadosamente entrelazados; la cavidad está rellena de
apareció su follaje y no recogí ningún fruto.
rastrojos y pequeñas raíces.
»3.° En mi jardin reservé páralos desoUadores un rincón La hembra pone cinco ó seis huevos, que varían mucho
cubierto de espesura, y luego destruí todos sus nidos; siendo i por el volumen y los tintes: son de forma prolongada, redon­
de advertir ((ue al rededor del sitio que habitaban hallé los \ deados ó ventrudos y miden por término medio ü",02i de
árboles desnudos de hoja, mientras que los demás prospera- j largo por 0",oi5 de diámetro; de color amarillento, amarillo
ban admirablemente.»
verdoso, claro ó rojizo; y están cubiertos de manchas mas ó
De todos los lánidos, este es el que mas acostumbra á cla­ menos compactas de un tinte gris ceniciento, pardo aceituna,
var su presa en las espinas antes de devorarla. «Cuando está rojas ó pardo rojas. Solo cubre la hembra, y entre tanto la
harto, dice Naumann, acumula así provisiones con las cuales alimenta el macho, mostrándose tan afanoso durante la incu­
se alimenta cuando le aguijonea el hambre. Si el tiempo es bación, que se le puede coger aplicándole una vareta de liga
bueno, se encuentran atravesados así varios insectos, coleóp­ sobre el lomo. Los padres cuidan de sus hijuelos y los defien
teros y ranas pequeñas, y si hace frió, ó llueve ó ventea, pá­ den valerosamenfe; pero tienen pocos enemigos que temer.
jaros pequeños. Yo he visto clavadas de este modo currucas CAUTIVIDAD. — I^ pega-reborda desolladora puede
y golondrinas que comenzaban á vofau: El desollador parece soportarla algunos años; pero se necesita cuidarla mucho.