Agosto Nº 141 - Biblioteca Virtual El Dorado

Las circunstanciaR de amuos paises favorecen hoi mucho
eRte plan. La Nueva Granada va a reformar su Constituiion, î
el Ecuador está por constituirRe: fácil es pues iniciar negociacionu,
que manejadas por nuestro hábil Ministro en aquella Repú
blica, serian coronadas de teliz éxito. Pero los detalles de
esta idea, que aquí no hago sino apuntar, merecerian un escrito
especial mas detenido. Por ahGra sigamos nuestro pensamiento
de crear el Estado del Istmo de Panamá. Esta creacion, sin per
judicar ninguno de los indicados planes, podria ser un bello
precursor i un juicioRo ensayo. Es ademas tan neceRaria, que no
permite se la sujete a las contiiijencias i a la lentitud que han
de acompañar a las otras combinacioneR. El IRtmo no puede
ya esperar; su Rituacion es tan premioRa, que temo se pierda
para la Nueva Granada si en tiémpo no se consulta su bienestar.
Epocas he visto de postracion, otra de sordo murmurio, i no
pocas de altas quejaR por el estado de los negocios pú blicoR
cuando hombres incompetentes, sin estimar su posicion, pasaban
confiados i satisfechos prolongando la dura prueba a que se
halla sometido un pueblo casi abandonado, a quien ni se go
bierna ni se deja gobernarse a sí mismo.
Al decidir una cuestion COl/lO la que he propuesto, no debe
olvidarse que el Istmo se independizó de España con sus propios
esfuenWR i recursos, Rin la menoi ayuda de parte de Colombia,
a quien se unió voluntariamente; ; bueno sería también recordar
que en RU acta de separacion de la antigua metrópoli, estableció
como artículo principal el recc.nocimiento i pag-o de su deuda
de teRorería, que vino a ser de cargo de la Nacion a que se incorporaba
i que Riempre se de~atendió; de modo que una de
las tácitaR condiciones de su agregacion a Colombia no se le
ha cumplido: ántes bien, tomó &in necesidad ni utildad para él
su buena parte de los gravosos créditos contraidos por la mismb.
Colombia i despucR por la Nù.eva Granada. Todo esto debe
obrar en el ánimo de los Lejisludores granadinos en cuyas ma
nos queda el poder de hacer ull gran bien o un gran mal a las
provinciaR del Istmo, sancionando o no el proyecto que he
tenido la honra de someter a su deliberacion.
Si se compara con el proyecto de Reforma jeneral de la
Constitucion, que está pendiente, se verá que solo la facultad
indispensable de dar leye8 civiles, penales i de procedimiento
se confiere al Estado del Istmu sobre las atribuciones que por
dicha Reforma Re dan a todas las provincias. La diferencia eii
poca, i creo que la he justificado ámpliamente. No temo que
el Congreso de la Nueva Granada imite la ruin conducta del
Gabinete español con sus antiguas colonias, i a que debe im.
putarse la pérdida de todo influjo i utilidad en las relaciones
con Hispano-américa. Si conociendo en tiempo que la emanci
pacion de los dominios de ultramar era inevihi,ble, se hubieRe
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