Agosto Nº 141 - Biblioteca Virtual El Dorado
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No se limitaron a esto los trabajos de la ConvenciÓn, que en<br />
realidad llenó cumplidamente su objeto, dando una Constitución<br />
y muchas leyes importantes. Un año entero duró el Estado del<br />
Istmo. Las atenciones del Gobierno nacional en aquella crudd<br />
guerra, no le habían permitido excitar formalmente a las provincias<br />
de Panamá y Veraguas a reincorporarse a la Nueva Granada<br />
bajo lH bandera covnstitucional de 1832. Pero en Diciembre dI'<br />
1841, cundo ya todo el resto de la República había vuelto al punto<br />
de partida de 1839, el Istmo pobre, débil y amenazado con todas<br />
las fuerzas victoriosas en Huilquipamba, Aratoca, Tescua y<br />
la Chanca, mal de su agrado renunció a un estado de cosas que había<br />
sido siempre su gran desideratum, y que había demostrado la<br />
posibilidad de marchar útil y airosamente por el camino emprendido.<br />
Las provincias istmeñas volvieron, como la cola de un cometa,<br />
a girar por fuerza tras el cuerpo del astro, que se extendía<br />
de Riohacha, a Túquerres, y del Chocó a Casanare.<br />
Resumiendo la historia del Istmo, desde su descubrimiento y<br />
colonización por los españoles, tenemos que ha sido alguna vez<br />
independiente de Nueva Granada, tanto bajo el dominio español,<br />
como bajo el de la República: en aquél, al principio y al fin del<br />
coloniaje; en ésta, cuando se disolvió Colombia, y cuando estuvo<br />
en riesgo de disolverse la Nueva Granada.<br />
La voluntad de aquel país de tener un gobierno propio y completo,<br />
con el menor sacrificio posible en obsequio de una gran nadonalidad,<br />
no puede ser más clara. ¿Merece o no esa voluntad<br />
que se la consulte? No hay en política otros principioSi de razonamiento<br />
que el filo del sable, la presunta voluntad de Dios, el respeto<br />
a la tradición, y la voluntad del pueblo; es decir, fuerza brutal,<br />
autocracia, aristocracia y soberanía popular. Todos aquéllos<br />
que condenen las indudables manifestaciones del pueblo, condenan<br />
su soberanía, y más o menos implícitamente arguyen con alguno de<br />
los otros principios. -<br />
La opinión, las costumbres y las instituciones tienen condenadas<br />
entre nosotros la aristocracia y la teocracia, el poder civil de<br />
los pergaminos y de las sotanas; pero no han condenado todavía<br />
enteramente la fuerza brutal, el sable. En las nacioll':s europeas<br />
hay frecuentes ejemplos que muestran el predominio de ciertas<br />
consideraciones su periores a la fuerza física. ¿ Qué sería de la<br />
Suiza, de la Bélgica, de la Holanda, Modena, San Marino y tantas<br />
otras nacionalidades pequeñas, si aún reinaron de lleno en<br />
Europa las ideas que presidieron al repartimiento de Polonia? Entre<br />
nosotros aún tienen poco influjo las consideraciones tomadas<br />
de la moral y de la soberanía del pueblo, Pero han<br />
progresado algo en estos últimos tiempos, y gozando ya dE<br />
más amplia libertad de imprenta, toca a su inmenso poder<br />
interponerse en la lucha que han sostenido con la fuerza, prestar-<br />
LOTERIA 83