14.05.2013 Views

Jirones de una historia en Santa Marta Jirones de una historia en ...

Jirones de una historia en Santa Marta Jirones de una historia en ...

Jirones de una historia en Santa Marta Jirones de una historia en ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

5. Cómo se hacia el pesebre <strong>en</strong> mi casa<br />

Había hecho el recorrido por los almac<strong>en</strong>es Universo y J. V. Mogollón <strong>en</strong> busca <strong>de</strong><br />

la paja, fina viruta <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que servía para proteger los artículos <strong>de</strong> loza o <strong>de</strong><br />

cristal <strong>en</strong> las cajas <strong>de</strong> empaque.<br />

Por la tar<strong>de</strong> fui hasta el almacén La Estrella Matutina para comprar dos sobres <strong>de</strong><br />

anilina ver<strong>de</strong> y amarillo. Debía añadir amarillo al ver<strong>de</strong> para rebajar la t<strong>en</strong><strong>de</strong>ncia azul<br />

que traía éste y semejarlo más al ver<strong>de</strong> vegetal. Allí me regalaron algo más <strong>de</strong> paja.<br />

Temprano, al día sigui<strong>en</strong>te, sumergí la paja <strong>en</strong> <strong>una</strong> olla con agua <strong>en</strong> la que había<br />

disuelto la anilina. Luego <strong>de</strong> unos minutos, cuando se había impregnado el color, la<br />

sacaba y escurría para ext<strong>en</strong><strong>de</strong>rla <strong>en</strong> el piso sobre periódicos, para que se secara al<br />

sol.<br />

T<strong>en</strong>íamos listo los pliegos <strong>de</strong> papel <strong>de</strong> bolsas <strong>de</strong> azúcar y harina, y <strong>de</strong> otro que<br />

llamaban <strong>en</strong>cerado, eran dos hojas unidas por <strong>una</strong> sustancia cerosa negra, lo que le<br />

daba consist<strong>en</strong>cia y grosor. El papel era <strong>de</strong> color caqui o café claro. En un carro <strong>de</strong><br />

mula habíamos traído, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el viejo <strong>de</strong>pósito, las cajas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, que eran <strong>de</strong><br />

pino, don<strong>de</strong> v<strong>en</strong>ían empacadas las botellas <strong>de</strong> whiskey, los huacales <strong>en</strong> los que<br />

embalaban las baldosas para pisos, y dos viejas mesas: <strong>una</strong> mediana y otra pequeña.<br />

Con un frasco ll<strong>en</strong>o <strong>de</strong> chinches, estábamos listos armar el pesebre <strong>de</strong> ese año.<br />

Era diciembre <strong>de</strong> 1960. El señor Manuel Alejandro Cabas, qui<strong>en</strong> v<strong>en</strong>ía armando el<br />

nacimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía varios años, había resuelto no volver más. De modo que nos<br />

correspondía esa labor y, sin mucho reparo, resolví asumirla.<br />

La regla uno era: nada <strong>de</strong> pesebre esquinado. De modo que me <strong>en</strong>contraba sólo<br />

fr<strong>en</strong>te a la pared <strong>de</strong>snuda. S<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> el piso fr<strong>en</strong>te a ella, la observe por un bu<strong>en</strong><br />

rato p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> qué hacer, cómo empezar. Había visto varias veces al señor Cabas,<br />

pero no ret<strong>en</strong>ía lo que consi<strong>de</strong>raba la parte más difícil: el comi<strong>en</strong>zo.<br />

Igual que suce<strong>de</strong> cuando estamos fr<strong>en</strong>te al un li<strong>en</strong>zo o a <strong>una</strong> hoja <strong>de</strong> papel o a la<br />

pantalla <strong>de</strong>l PC <strong>en</strong> blanco, así estaba yo frete a la pared, hasta cuando sucedió lo que<br />

<strong>de</strong>bía suce<strong>de</strong>r: apareció <strong>una</strong> luz, y manos a la obra. La mesa mediana sería el c<strong>en</strong>tro<br />

<strong>de</strong> la estructura, pero no pegada a la pared porque así sólo serviría para sost<strong>en</strong>er los<br />

<strong>de</strong>más elem<strong>en</strong>tos, <strong>de</strong> modo que quedó a cierta distancia <strong>de</strong> ésa. Sobre la mesa,<br />

apoyados sólo <strong>en</strong> <strong>una</strong> parte y la otra contra la pared, fui colocando huacales y cajas<br />

dando forma a lo que sería <strong>una</strong> gruta y a los cerros, que alcanzaban <strong>una</strong> altura <strong>de</strong><br />

casi tres metros. Delante <strong>de</strong> esta mesa quedó colocada la pequeña e intercalando<br />

cajas y huacales llegue a la altura <strong>de</strong>seada. Una caja aquí y otra allá y listo, estaban<br />

formados los lados y terminada la estructura.<br />

Reglo dos: pies calzados, para evitar un chinche clavado <strong>en</strong> la planta <strong>de</strong>l pie.<br />

Cubierta esta advert<strong>en</strong>cia, y pisando con cautela para evitar un traspié y terminar <strong>en</strong><br />

el suelo <strong>en</strong>huacalado, continué con la sigui<strong>en</strong>te etapa.<br />

Regla tres: nada <strong>de</strong> chinches <strong>en</strong> la boca. Con varios pliegos <strong>en</strong> la mano y el franco<br />

<strong>de</strong> chinches <strong>en</strong> un lugar seguro, empezaba la magia <strong>de</strong> crear montañas. El papel,<br />

luego <strong>de</strong> arrugarlo para hacerle quiebres, se tomaba con las dos manos y con<br />

movimi<strong>en</strong>tos hacia a<strong>de</strong>ntro o hacia el pecho, se la iba dando cierto <strong>en</strong>globami<strong>en</strong>to y<br />

se iba fijando con las chinchetas a la ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> las cajas, procurando <strong>de</strong>jar espacios<br />

planos. A medida que se iba cubri<strong>en</strong>do la estructura con el papel se colocaban las<br />

16

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!