37. Café con ron <strong>en</strong> carnavales En esos años fueron varios los carnavales que nos gozamos <strong>en</strong> el Club Campestre <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> <strong>Marta</strong>. Este fue el capitaneado por Jazmina Jarma Barros y tuve yo la fort<strong>una</strong> <strong>de</strong> ser su e<strong>de</strong>cán, parejo o compañero <strong>de</strong> danza. Bajo la dirección artística <strong>de</strong> doña María Merce<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Romero montamos <strong>una</strong> conga, <strong>una</strong> contradanza y otro baile que no alcanzo a recordar. Desfilamos bailando por las calles <strong>de</strong> la ciudad e hicimos las pres<strong>en</strong>taciones correspondi<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el club los días <strong>de</strong> carnaval. Durante los días <strong>de</strong>l montaje y <strong>de</strong> ejecución <strong>de</strong> los bailes contamos con el apoyo, vigilancia, tutoría y animación <strong>de</strong> un grupo <strong>de</strong> señores, con la firme compañía <strong>de</strong> sus esposas que, como socios <strong>de</strong>l club y padres <strong>de</strong> casi todos los participantes, se hicieron al lado <strong>de</strong> doña María Merce<strong>de</strong>s dándole apoyo y poni<strong>en</strong>do la nota picaresca propia <strong>de</strong>l carnaval. De ellos recuerdo a los hermanos Illidge-, Bichara Zableth, Peter Ramírez, Carlos Saa<strong>de</strong>, Juan Pinto Núñez, Emigdio Jarma. Los <strong>de</strong>más me perdonarán, pero los estragos <strong>de</strong>l alemán no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> consi<strong>de</strong>ración con nadie. Fueron mom<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> juv<strong>en</strong>tud interesantes que marcaron huella <strong>en</strong> nuestras <strong>historia</strong>s personales. Los <strong>en</strong>sayos <strong>en</strong> los patios <strong>de</strong>l cuartel <strong>de</strong> la Policía Nacional eran unos carnavalitos, pues se bailaba <strong>de</strong> corrido al son <strong>de</strong> los tambores <strong>de</strong> la conga, y mi<strong>en</strong>tras los <strong>de</strong>más se cal<strong>en</strong>taban con Ron Caña, un selecto grupo lo hacíamos con Anís Río <strong>de</strong> Oro, también <strong>de</strong> la Fábrica <strong>de</strong> licores <strong>de</strong>l Magdal<strong>en</strong>a. Al amanecer <strong>de</strong>l martes <strong>de</strong> carnaval, terminada la fiesta <strong>en</strong> el club, ese selecto grupo que se cal<strong>en</strong>taba con Anís Río <strong>de</strong> Oro continuó la fiesta <strong>en</strong> algunos barrios repasando palacios reales <strong>en</strong> los que éramos recibidos por las reinas y capitanas con los peinados <strong>de</strong>sbaratados, <strong>en</strong>maiz<strong>en</strong>adas, <strong>de</strong>sajustados los disfraces y con el maquillaje corrido que ni fantomas <strong>en</strong> cem<strong>en</strong>terio el día <strong>de</strong> los difuntos. Nuestra pres<strong>en</strong>cia las animaba y or<strong>de</strong>naban a algui<strong>en</strong> que nos brindara cerveza, y ese algui<strong>en</strong> metía el brazo <strong>en</strong> el tanque don<strong>de</strong> el hielo ya se había licuado y lo agitaba buscando, <strong>en</strong> medio <strong>de</strong> esa agua helada, las últimas cervezas que quedaban. Y que siga la fiesta, ¡carajo! Recuerdo que ese martes los <strong>de</strong>l grupo, <strong>en</strong>maiz<strong>en</strong>ados y alicorados, terminamos s<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> un andén <strong>de</strong> la av<strong>en</strong>ida Campo Serrano, fr<strong>en</strong>te a la hela<strong>de</strong>ría Oasis. Aún nos quedaba <strong>una</strong> botella <strong>de</strong> Ron Caña, pero no t<strong>en</strong>íamos vasitos. En esas pasó un v<strong>en</strong><strong>de</strong>dor <strong>de</strong> tinto y para hacernos a los vasos pedimos tinto para cada uno. Alguno <strong>de</strong> nosotros sugirió mezclar medio vaso <strong>de</strong> tinto con ron, y como la bebida nos resultó agradable, convidamos al tintero y éste se quedó s<strong>en</strong>tado también <strong>en</strong> el andén. Pasaban raudas las señoras para misa <strong>de</strong> seis, persignándose y mirándonos <strong>de</strong> reojo. Pasó <strong>de</strong> pronto un carro ’e mula, y sin pedir permiso lo abordamos, incluso el tintero. Fue ese el día <strong>en</strong> que Tony Jarma, Raúl Gual, Eloy Hernán<strong>de</strong>z, José Domingo De Andréis y yo le dimos la vuelta olímpica al c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> <strong>Marta</strong>, Av<strong>en</strong>ida Campo Serrano, Calle Cangrejal, Paseo Bastidas y Calle <strong>Santa</strong> Rita tomando tinto con ron. Tiempo <strong>de</strong>spués <strong>en</strong> <strong>una</strong> visita me ofrecieron carajillo. Al probarlo el sabor me fue conocido. ¡Qué es esto!, pregunté. Y la anfitriona, sost<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do el pocillo con el 70
meñique parado me dijo: eso es café con un chorrito <strong>de</strong> ron, <strong>una</strong> bebida típica <strong>de</strong> España, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> Castilla y León. 71