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Campbell, Joseph – El Heroe De Las Mil Caras (241p) - el cine signo

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de bárbaros invadió repentinamente <strong>el</strong> país por <strong>el</strong> noroeste. <strong>El</strong> rey Krishna se lanzó contra<br />

<strong>el</strong>los y como era de esperarse de su naturaleza divina ganó la victoria hábilmente, con un<br />

simple ardid. Sin armas y adornado con lotos salió de su fortaleza y tentó al rey enemigo a<br />

perseguirlo y alcanzarlo; luego se escondió en una cueva. Cuando <strong>el</strong> bárbaro lo siguió<br />

descubrió a un hombre que dormía en la caverna. “¡Oh! —pensó— Me ha traído hasta aquí y<br />

ahora finge dormir tranquilamente.”<br />

Dio un puntapié a la figura que yacía en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o frente a él y la figura se movió. Era<br />

<strong>el</strong> rey Muchukunda. La figura se levantó y los ojos que habían estado cerrados durante<br />

innumerables ciclos de creación, historia mundial y disolución, se abrieron lentamente a la<br />

luz. Su primera mirada cayó sobre <strong>el</strong> rey enemigo, que se convirtió en antorcha y fue en<br />

seguida reducido a un humeante montón de cenizas, Muchukunda se volvió y la segunda<br />

mirada cayó sobre <strong>el</strong> hermoso y adornado joven, a quien <strong>el</strong> viejo rey reconoció<br />

inmediatamente por su fulgor como una encarnación de [181] Dios. Y Muchukunda se<br />

inclinó ante su Salvador con la siguiente plegaria:<br />

“Mi Dios y Señor, cuando vivía y trabajaba como un hombre, vivía y trabajaba sin<br />

encontrar descanso; a través de muchas vidas, nacimiento tras nacimiento, buscaba y sufría,<br />

sin conocer la pausa ni la calma. Confundía <strong>el</strong> sufrimiento con <strong>el</strong> júbilo; confundía los<br />

espejismos que aparecen sobre <strong>el</strong> desierto con aguas refrescantes. Apresaba d<strong>el</strong>eites y sólo<br />

obtenía miseria. <strong>El</strong> poder regio y los bienes terrenales, la riqueza y <strong>el</strong> poder, los amigos y los<br />

hijos, la esposa y la servidumbre, todo lo que halaga los sentidos, todo eso lo buscaba porque<br />

creí que me traería beatitud. Pero desde <strong>el</strong> momento en que cualquier cosa era mía, cambiaba<br />

de naturaleza y se convertía en un fuego abrasador.<br />

Entonces, encontré <strong>el</strong> camino de la compañía de los dioses y <strong>el</strong>los me recibieron como<br />

un compañero. Pero ¿dónde estaba la calma? ¿Dónde <strong>el</strong> descanso? <strong>Las</strong> creaturas de este<br />

mundo, incluyendo a los dioses, son burladas, mi Dios y Señor, por tus habilidosos ardides;<br />

por eso repiten su círculo vano de nacimiento, agonía de la vida, vejez y muerte. Entre una<br />

vida y otra se enfrentan al señor de la muerte y son forzados a soportar infiernos con todos<br />

los grados d<strong>el</strong> más despiadado dolor. ¡Y todo esto viene de ti!<br />

Mi Dios y Señor, engañado por tus hábiles ardides, yo también fui presa d<strong>el</strong> mundo,<br />

vagué en un laberinto de errores y quedé preso en las mallas d<strong>el</strong> egotismo. Ahora me refugio<br />

en tu Presencia interminable y adorable, y mi deseo es sólo libertarme de todo aqu<strong>el</strong>lo.”<br />

Cuando Muchukunda salió de su cueva vio que los hombres, desde su separación, se<br />

habían reducido en estatura. Entre <strong>el</strong>los, él era un gigante. Los abandonó de nuevo y se retiró<br />

a las más altas montañas y allí se dedicó a las prácticas ascéticas que habían de libertarlo<br />

finalmente de su último apego a las formas d<strong>el</strong> ser. 2<br />

Muchukunda, en otras palabras, en vez de regresar decidió [182] retirarse d<strong>el</strong> mundo<br />

a un grado todavía más avanzado. ¿Y quién podría decir que esta decisión carecía de razón?<br />

2. LA HUÍDA MÁGICA<br />

Si <strong>el</strong> héroe en su triunfo gana la bendición de la diosa o d<strong>el</strong> dios y luego es<br />

explícitamente comisionado a regresar al mundo con algún <strong>el</strong>ixir para la restauración de la<br />

sociedad, <strong>el</strong> último estadio de su aventura está apoyado por todas las fuerzas de su patrono<br />

2 Vishnu Purana, 23; Bhagavata Purana, 10:51; Harivansha, 114. Lo anterior está basado en la versión de<br />

Heinrich Zimmer: Maya, der indische Mythos (Stuttgart y Berlín, 1936), pp. 89-99.<br />

Compárese a Krishna, en su pap<strong>el</strong> de Mago d<strong>el</strong> Mundo, con <strong>el</strong> africano Edshu (p. 48, supra). Comparar<br />

también con <strong>el</strong> engañador polinesio Maui.<br />

114

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