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Campbell, Joseph – El Heroe De Las Mil Caras (241p) - el cine signo

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<strong>el</strong>aborado y significativo desarrollo en la mitología de la última jornada d<strong>el</strong> alma.<br />

Una plegaria azteca que debía recitarse en los lechos de muerte previene al que parte<br />

de los p<strong>el</strong>igros d<strong>el</strong> camino que lleva al esqu<strong>el</strong>ético dios de la muerte, Tzontémoc, “Al que <strong>el</strong><br />

P<strong>el</strong>o se cae”. “¡Oh hijo! Ya habéis pasado y padecido los trabajos de esta vida; ya ha sido<br />

servido nuestro señor de os llevar, porque no tenemos vida permanente en este mundo y<br />

brevemente, como quién se calienta al sol, es nuestra vida; hízonos merced nuestro señor que<br />

nos conociésemos y conversásemos los unos a los otros en esta vida y ahora, al presente ya os<br />

llevó <strong>el</strong> dios que se llama Mictlantecutli y por otro nombre Aculnahuácatl o Tzontémoc, y la<br />

diosa que se dice Mictecacihuatl, ya os puso por su asiento, porque todos nosotros iremos<br />

allá, y aqu<strong>el</strong> lugar es para todos y es muy ancho, y no habrá más memoria de vos... y ya os<br />

fuisteis al lugar oscurísimo que no tiene luz, ni ventanas, ni habéis más de volver ni salir de<br />

allí, ni tampoco más habéis de tener cuidado y solicitud de vuestra vu<strong>el</strong>ta.<br />

<strong>De</strong>spués de os haber ausentado para siempre jamás, habéis ya dejado a nuestros<br />

hijos, pobres y huérfanos, y nietos, ni sabéis cómo han de acabar, ni pasar los trabajos de esta<br />

[326] vida presente; y nosotros allá iremos adonde vos estuviéres antes de mucho tiempo.”<br />

Los ancianos y oficiales aztecas preparaban <strong>el</strong> cuerpo para <strong>el</strong> funeral y cuando ya lo<br />

habían envu<strong>el</strong>to en forma apropiada, le echaban un poco de agua en la cabeza, diciéndole:<br />

“ ‘Ésta es la que gozasteis viviendo en <strong>el</strong> mundo’; y tomaban un jarrillo lleno de agua,<br />

y dábans<strong>el</strong>o diciendo: ‘Veis aquí con que habéis de caminar’; y poníans<strong>el</strong>e entre las mortajas,<br />

y así amortajaban <strong>el</strong> difunto con sus mantas y pap<strong>el</strong>es, y atábanle reciamente; y más daban al<br />

difunto todos los pap<strong>el</strong>es que estaban aparejados, poniéndolos ordenadamente ante él,<br />

diciendo:<br />

‘Veis aquí con qué habéis de pasar en medio de dos sierras que están encontrándose<br />

una con otra... Veis aquí con qué habéis de pasar <strong>el</strong> camino donde está una culebra<br />

guardando <strong>el</strong> camino... Veis aquí con qué habéis de pasar a donde está la lagartija verde, que<br />

se dice Xochitónal... Veis aquí con qué habéis de pasar ocho páramos... Veis aquí con qué<br />

habéis de pasar ocho collados... Veis aquí con qué habéis de pasar <strong>el</strong> viento de navajas’.”<br />

<strong>El</strong> desaparecido debía llevar un perrito con él, de p<strong>el</strong>o rojo y brillante. Alrededor de<br />

su cu<strong>el</strong>lo colocaban un suave hilo de algodón, lo mataban y lo cremaban con <strong>el</strong> cuerpo. <strong>El</strong><br />

difunto navegaba sobre <strong>el</strong> animalito cuando cruzaba <strong>el</strong> río d<strong>el</strong> mundo subterráneo. Y<br />

después llegaba con él ante <strong>el</strong> dios, a quien él presentaba sus pap<strong>el</strong>es y regalos. Y era<br />

admitido, junto con su fi<strong>el</strong> compañero a los “nueve infiernos.” 5<br />

Los chinos hablan d<strong>el</strong> cruce d<strong>el</strong> Puente de las Hadas bajo la guía de la Donc<strong>el</strong>la de<br />

Jade y <strong>el</strong> Adolescente Dorado. Los hindúes pintan un altísimo firmamento de ci<strong>el</strong>os y un<br />

mundo subterráneo de infiernos con muchos niv<strong>el</strong>es. <strong>El</strong> alma gravita después de la muerte<br />

hacia <strong>el</strong> piso que le corresponde según su densidad r<strong>el</strong>ativa, y allí debe digerir y asimilar <strong>el</strong><br />

significado de su vida pasada. Cuando ha aprendido la lección regresa al mundo y se<br />

prepara para <strong>el</strong> siguiente grado de experiencia. Así se abre gradualmente [327] camino a<br />

través de los niv<strong>el</strong>es de los valores de la vida hasta que deja atrás los confines d<strong>el</strong> huevo<br />

cósmico. La Divina Comedia de Dante es una descripción exhaustiva de los diferentes<br />

estadios. <strong>El</strong> “Infierno” es la miseria d<strong>el</strong> espíritu ligada al orgullo y a las acciones de la carne;<br />

<strong>el</strong> “Purgatorio” es <strong>el</strong> proceso de trasmutar la carne en experiencia espiritual; <strong>el</strong> “Paraíso” es<br />

<strong>el</strong> grado de la realización espiritual.<br />

5 Sahagún, op. cit., Lib. III, Apéndice, cap. I, Ed. Porrúa, vol. I, pp. 293-296.<br />

Los perros blancos o negros no pueden nadar por <strong>el</strong> río, porque los blancos dirían “yo me lavé”, y los<br />

negros, “me he manchado”. Sólo los que tienen un color rojizo brillante pueden llegar a la playa de los<br />

muertos.<br />

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