Campbell, Joseph – El Heroe De Las Mil Caras (241p) - el cine signo
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confesando ser <strong>el</strong> hijo d<strong>el</strong> padre: “... R<strong>el</strong>uzco en <strong>el</strong> bote de Sektet, soy Horus <strong>el</strong> hijo de Osiris,<br />
y he venido a ver a mi padre Osiris.” <strong>El</strong> “Capítulo para vivir de aire en <strong>el</strong> Mundo<br />
Subterráneo”, y <strong>el</strong> “Capítulo para volver la serpiente Rerek al Mundo Subterráneo”, llevan al<br />
héroe más ad<strong>el</strong>ante en su camino y luego viene la gran proclama, en <strong>el</strong> “Capítulo que hace a<br />
un lado los asesinatos [329] que se cometen en <strong>el</strong> Mundo Subterráneo”: “Mi cab<strong>el</strong>lo es <strong>el</strong><br />
cab<strong>el</strong>lo de Nu. Mi rostro es <strong>el</strong> rostro de Disk. Mis ojos son los ojos de Hathor. Mis orejas son<br />
las orejas de Apuat. Mi nariz es la nariz de Khenti-khas. Mis labios son los labios de Anpu.<br />
Mis dientes son los dientes de Serget. Mi cu<strong>el</strong>lo es <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo de la divina diosa Isis. Mis manos<br />
Fig. 20. La serpiente infernal Kheti abrasa a un enemigo de Osiris.<br />
son las manos de Ba-neb-Tattu. Mis brazos son los brazos de Neith, Señora de Sais. Mi<br />
espinazo es <strong>el</strong> espinazo de Suti. Mi falo es <strong>el</strong> falo de Osiris. Mis lomos son los lomos de los<br />
señores de Kher-aba. Mi pecho es <strong>el</strong> pecho d<strong>el</strong> poderoso Señor d<strong>el</strong> Terror... No hay miembro<br />
de mi cuerpo que no sea <strong>el</strong> miembro de algún Dios. <strong>El</strong> Dios Thoth escuda mi cuerpo y cada<br />
día que pasa soy Re. Nadie me arrastrará por los brazos, ni nadie tomará mis manos con<br />
violencia...”<br />
Igual que en la muy posterior imagen budista d<strong>el</strong> Bodhisattva, en cuyo nimbo están<br />
quinientos Buddhas transformados, cada cual atendido por quinientos Bodhisattvas, y cada<br />
uno de <strong>el</strong>los, a su vez, por dioses innumerables, también aquí <strong>el</strong> alma llega a la plenitud de<br />
su estatura y de su poder asimilando las deidades que anteriormente se había pensado que<br />
estaban separadas de su cuerpo y fuera de él. Son proyecciones de su propio ser y cuando<br />
éste vu<strong>el</strong>ve a su verdadero estado, las reabsorbe.<br />
En <strong>el</strong> “Capítulo para aspirar <strong>el</strong> aire y dominar <strong>el</strong> agua d<strong>el</strong> Mundo Subterráneo”, <strong>el</strong><br />
alma se proclama como guardián d<strong>el</strong> huevo cósmico: “¡Oh, árbol sicomoro de la diosa Nut!<br />
Concédeme <strong>el</strong> agua y <strong>el</strong> aire que viven en ti. Abrazo <strong>el</strong> trono que está en Hermópolis y cuido<br />
y guardo <strong>el</strong> huevo d<strong>el</strong> Gran Cacareador. Crece, crezco; vive, vivo; respira <strong>el</strong> aire, lo respiro<br />
yo; yo, Osiris N. triunfador.”<br />
Sigue <strong>el</strong> “Capítulo para no permitir que se le arranque al hombre su alma en <strong>el</strong><br />
Mundo Subterráneo” y <strong>el</strong> “Capítulo para beber <strong>el</strong> agua d<strong>el</strong> Mundo Subterráneo y para no ser<br />
quemado por <strong>el</strong> fuego”, y entonces se llega a la [330] gran culminación, <strong>el</strong> “Capítulo para<br />
llegar de día al Mundo Subterráneo”, en que <strong>el</strong> alma y <strong>el</strong> ser universal se conocen como uno<br />
solo: “Yo soy Ayer, Hoy y Mañana, tengo <strong>el</strong> poder de nacer por segunda vez: soy la divina<br />
alma escondida que crea a los dioses y que da comidas de sepulcro a los ciudadanos d<strong>el</strong><br />
Mundo Subterráneo de Amentet y d<strong>el</strong> Ci<strong>el</strong>o. Soy <strong>el</strong> timón d<strong>el</strong> este, <strong>el</strong> poseedor de dos rostros<br />
divinos donde se ven sus rayos. Soy <strong>el</strong> señor de los hombres que se levantan; <strong>el</strong> señor que<br />
sale de la oscuridad y cuyas formas de existencia son las de la casa donde están los muertos.<br />
¡Salud, par de halcones que estáis trepados en vuestros lugares de descanso, que atendéis a<br />
las cosas que él dice, que guiáis <strong>el</strong> ataúd al lugar secreto, que acompañáis a Re y lo seguís al<br />
lugar más alto d<strong>el</strong> santuario que está en las alturas c<strong>el</strong>estes! Oh, señor d<strong>el</strong> santuario que está<br />
en <strong>el</strong> medio de la tierra. Él es yo y yo soy él, y Ptah ha cubierto su ci<strong>el</strong>o de cristales...”<br />
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