Campbell, Joseph – El Heroe De Las Mil Caras (241p) - el cine signo
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usarse como alhajas, y corteza de la que se hacía hermosa ropa. Uno de los árboles era como<br />
un palacio de muchos pisos en <strong>el</strong> cual se podía vivir, otro despedía un suave fulgor, como si<br />
tuviera muchas lámparas pequeñas. La tierra era dulce como <strong>el</strong> azúcar y <strong>el</strong> océano d<strong>el</strong>icioso<br />
como <strong>el</strong> vino. Y antes de esta edad f<strong>el</strong>iz, había habido un período todavía más f<strong>el</strong>iz —<br />
precisamente <strong>el</strong> doble— cuando los hombres y las mujeres tenían ocho millas de alto y cada<br />
uno de <strong>el</strong>los poseía doscientas cincuenta y seis costillas. Cuando ese pueblo superlativo<br />
murió, pasó directamente al mundo de los dioses, sin haber sabido nunca de la r<strong>el</strong>igión,<br />
porque su virtud natural era tan perfecta como su b<strong>el</strong>leza.<br />
Los jainistas conciben <strong>el</strong> tiempo como un ciclo sin [240] fin. <strong>El</strong> tiempo se representa<br />
como una rueda con doce radios, o edades, clasificados en dos grupos de seis. <strong>El</strong> primer<br />
grupo es llamado la serie “descendente” (avasarpinî), y empieza con la edad de las<br />
superlativas parejas gigantes. Ese período paradisíaco dura diez millones diez millones cien<br />
millones cien millones de períodos de años sin cuento y luego cede lentamente al sólo a<br />
medias bienaventurado período en que los hombres y las mujeres tienen sólo cuatro millas<br />
de alto. En <strong>el</strong> tercer período —<strong>el</strong> de Rishabhanatha, <strong>el</strong> primero de los veinticuatro salvadores<br />
d<strong>el</strong> mundo— la f<strong>el</strong>icidad se mezcla con un poco de congoja y la virtud con un poco de vicio.<br />
A la conclusión de este período los hombres y las mujeres ya no nacen en parejas para vivir<br />
juntos como marido y mujer.<br />
Durante <strong>el</strong> período cuarto, <strong>el</strong> deterioro gradual d<strong>el</strong> mundo, y de sus habitantes<br />
continúa firmemente. La duración de la vida y la estatura d<strong>el</strong> hombre disminuyen<br />
lentamente. Nacen veintitrés salvadores d<strong>el</strong> mundo; cada uno repite la doctrina eterna de los<br />
jainistas en términos apropiados a las condiciones de su tiempo. Tres años y ocho meses y<br />
medio después de la muerte d<strong>el</strong> último de los salvadores y profetas, Mahavira, <strong>el</strong> período<br />
termina.<br />
Nuestra propia época, la quinta de la serie descendente, empezó en 522 a. C. y ha de<br />
durar veintiún mil años, ningún salvador jainista ha de nacer en este tiempo, y la r<strong>el</strong>igión<br />
eterna de los jainistas desaparecerá gradualmente. Es un período de mal no mitigado y que<br />
se intensifica gradualmente. <strong>El</strong> más alto de los seres humanos tiene siete codos y la vida más<br />
larga no pasa de los ciento veinticinco años. Los hombres no tienen más que dieciséis<br />
costillas. Son egoístas, injustos, violentos, lujuriosos, orgullosos y avaros.<br />
Pero en la sexta de estas edades descendentes <strong>el</strong> estado d<strong>el</strong> hombre y de su mundo ha<br />
de ser aún más horrible. La más larga de las vidas será de veinte años, la más alta estatura<br />
será de un codo y <strong>el</strong> hombre ha de tener ocho costillas. Los días serán calientes, las noches<br />
frías, las enfermedades serán abundantes y la castidad no existirá. <strong>Las</strong> tempestades azotarán<br />
la tierra y todo empeorará al concluir este período. Al final, toda vida, humana y animal, y<br />
todas las semillas vegetales, se verán forzadas a buscar refugio en <strong>el</strong> Ganges, en cuevas<br />
miserables y en <strong>el</strong> mar.<br />
La serie descendente terminará y comenzará la serie “ascendente” (utsarpinî) cuando<br />
la tempestad y la [241] desolación hayan llegado a un punto insoportable. Lloverá entonces<br />
durante siete días y caerán siete diferentes clases de lluvia; la tierra se refrescará y las<br />
semillas empezarán a crecer. Se aventurarán fuera de las cuevas las horribles creaturas<br />
enanas de la tierra árida y amarga y muy gradualmente se hará perceptible una ligera<br />
mejoría en su moral, en su salud, en su b<strong>el</strong>leza y en su estatura; hasta que vivan en un<br />
mundo como <strong>el</strong> que ahora habitamos. Luego nacerá un salvador llamado Padmanatha y<br />
anunciará de nuevo la r<strong>el</strong>igión eterna de los jainistas; la estatura de la especie humana se<br />
aproximará de nuevo a lo superlativo y la b<strong>el</strong>leza d<strong>el</strong> hombre sobrepasará al esplendor d<strong>el</strong><br />
sol. Finalmente, la tierra se endulzará y las aguas se convertirán en vino, los árboles<br />
proveedores de deseos proporcionarán su abundancia de d<strong>el</strong>eites a una población f<strong>el</strong>iz de<br />
gem<strong>el</strong>os perfectamente desposados, y la f<strong>el</strong>icidad de esta comunidad será duplicada otra vez<br />
y la rueda, a través de diez millones diez millones cien millones cien millones de períodos de<br />
años sin cuento, se aproximará al principio de la primera revolución descendente que de<br />
nuevo conducirá a la extinción de la r<strong>el</strong>igión eterna y al aumento gradual d<strong>el</strong> ruido d<strong>el</strong> júbilo<br />
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