Paisajes sonoros urbanos: XVI Festival de Música Antigua, Úbeda y ...
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La Querelle <strong>de</strong>s Nations<br />
Juan Ramón Lara<br />
El 9 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2006 Francia jugaba contra Italia en Berlín la final <strong>de</strong>l Mundial <strong>de</strong> fútbol.<br />
Trescientos años antes, eran también italianos y franceses quienes se disputaban la supremacía<br />
cultural europea; siglo más brutal y al tiempo más refinado que el XXI, en el <strong>XVI</strong>II las<br />
querellas entre naciones no se dirimían en campos <strong>de</strong> <strong>de</strong>portes o reuniones <strong>de</strong>l Banco<br />
Central Europeo, sino en el sangriento campo <strong>de</strong> batalla o en el sutil medio <strong>de</strong> las disputas<br />
artísticas, don<strong>de</strong> representantes <strong>de</strong> uno y otro bando <strong>de</strong>mostraban la superioridad intelectual<br />
<strong>de</strong> su nación y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sus respectivos próceres.<br />
Muy cercanos al omnipotente Luis XIV, los Hotteterre y Marais hacían entonces en Versalles<br />
una música <strong>de</strong> corte rococó: sencillez formal en sus frases simétricas, <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za y sobreabundancia<br />
ornamental, pero sobre todo un conservadurismo extremo en el que la música<br />
instrumental se ceñía a danzas tradicionales estilizadas, <strong>de</strong> una rigi<strong>de</strong>z externa sólo parangonable<br />
con su apasionado contenido, a veces rayano en lo bizarre: como en las pinturas <strong>de</strong><br />
Chardin o Watteau, como entre los personajes <strong>de</strong> Les liaisons dangereuses, hay mucha vida<br />
<strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l boato grandilocuente y las formalida<strong>de</strong>s íntimas <strong>de</strong>l protocolo. Lo que aparenta<br />
ser siempre igual a sí mismo -una seria saraban<strong>de</strong>, un frívolo menuet- es siempre diferente.<br />
Muy otra era la forma <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r el arte y la música en la barroca Italia: la innovación era<br />
obligatoria, la sorpresa y el contraste las marcas <strong>de</strong> la casa, la imaginación, gustosa obligación.<br />
Los autores italianos investigaron nuevas fórmulas armónicas (progresiones, nuevas modulaciones)<br />
y abrieron las formas hasta inventar la sonata, la sinfonía y el concierto. A partir <strong>de</strong><br />
Corelli la sonata en trío se convirtió en el prototipo <strong>de</strong> la música <strong>de</strong> cámara, y su influjo<br />
cruzó los Alpes hacia Alemania -terreno también entonces <strong>de</strong>l enfrentamiento entre galos<br />
y transalpinos-. Poco tardaron los Bach y Telemann en apreciar las inmensas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
la forma y adaptarla a los usos polifónicos locales, dando al bajo (en nuestro caso, el cello y<br />
el clave) un papel melódico tan importante como el <strong>de</strong> los solistas. Bach incluso adaptó esa<br />
textura <strong>de</strong> trío concertante al órgano, y <strong>de</strong>dicó a Frie<strong>de</strong>mann, su hijo más talentoso, una<br />
colección <strong>de</strong> exquisitas sonatas que hoy adaptaremos -como cien veces hizo el propio<br />
autor- a su medio natural. La flute alleman<strong>de</strong>, instrumento inmejorable para pronunciar las<br />
sutilezas melódicas y articulatorias <strong>de</strong> unos y otros, será el árbitro <strong>de</strong>l enfrentamiento.<br />
Como aquel día <strong>de</strong> verano <strong>de</strong> 2006, en el que Zidane pasó <strong>de</strong>l refinado panenka al cabezazo<br />
a Materazzi, los <strong>de</strong>licados músicos franceses auto<strong>de</strong>struyeron su estilo y abrazaron el<br />
estilo italiano, no sin antes enfrascarse en una verda<strong>de</strong>ra guerra civil musical, la querelle <strong>de</strong>s<br />
bouffons -trasunto <strong>de</strong> una lucha intelectual entre los tradicionalistas monárquicos y los enciclopedistas<br />
que poco tardaría en resolverse a guillotinazos-. Como en 2006, ganó Italia, y<br />
los franceses se pasaron, con flautas y bagajes, <strong>de</strong> su ensimismado manierismo a la rendición<br />
incondicional.<br />
¿O ganó Bach?