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Paisajes sonoros urbanos: XVI Festival de Música Antigua, Úbeda y ...

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conducen, a través <strong>de</strong>l pasaje lento en el que se transforma la última <strong>de</strong> las mismas, a un<br />

allegretto en 6/8 cuya sencilla melodía <strong>de</strong> carácter bailable -la cual, hasta don<strong>de</strong> sabemos,<br />

no ha sido i<strong>de</strong>ntificada pese a ser un “aire favorito” en su momento- y que esta vez no es<br />

tratada en forma <strong>de</strong> variaciones separadas, sino como un solo movimiento don<strong>de</strong> distintas<br />

elaboraciones <strong>de</strong>l material temático conducen a un final característico <strong>de</strong> Sor en esta<br />

clase <strong>de</strong> obras, una coda que alterna las frases en forte y en piano junto con un imaginativo<br />

uso <strong>de</strong> los armónicos.<br />

Las cuatro sonatas (op. 14, 15b, 22 y 25) que escribió Sor para guitarra constituyen una<br />

aportación fundamental no sólo al repertorio guitarrístico sino, en general, a la música<br />

española <strong>de</strong>l siglo XIX, y únicamente la poca atención que recibe el repertorio <strong>de</strong> este instrumento<br />

fuera <strong>de</strong> su propio ámbito explica que no hayan sido objeto <strong>de</strong> mayor atención<br />

académica y <strong>de</strong> mayor difusión entre el conjunto <strong>de</strong>l público. Las dos primeras fueron concebidas<br />

en un solo movimiento, <strong>de</strong> ahí que las op. 22 y 25 se publicaran bajo la <strong>de</strong>nominación<br />

<strong>de</strong> primera y segunda “gran sonata” respectivamente. Aunque editada en París en<br />

1825, la sonata op. 22 fue escrita con toda probabilidad antes <strong>de</strong> 1808, y está <strong>de</strong>dicada a<br />

Manuel Godoy, Príncipe <strong>de</strong> la Paz. Llena <strong>de</strong> la brillantez y <strong>de</strong> la energía típicas <strong>de</strong> la primera<br />

época <strong>de</strong> Sor, la obra muestra el perfecto conocimiento que este había adquirido <strong>de</strong>l<br />

estilo vienés y, en concreto, <strong>de</strong> la música <strong>de</strong> Joseph Haydn, cuya influencia se mezcla con<br />

rasgos <strong>de</strong> la tradición guitarrística española <strong>de</strong>l último tercio <strong>de</strong>l <strong>XVI</strong>II. Equilibrio formal, claridad<br />

<strong>de</strong> lenguaje, virtuosismo y capacidad expresiva se aúnan en una composición que<br />

constituye una <strong>de</strong> los mejores ejemplos <strong>de</strong> la escritura <strong>de</strong> su autor.<br />

La sonata op. 25, publicada dos años <strong>de</strong>spués y escrita por esa época, representa lo que<br />

po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar el segundo estilo <strong>de</strong> Sor. Un mayor uso <strong>de</strong>l cromatismo armónico, un<br />

discurso inclinado a menudo hacia una expresividad elegíaca -subyacente incluso en movimientos<br />

<strong>de</strong> tempo animado- y, en sus obras <strong>de</strong> formato amplio, la ambición <strong>de</strong> explorar<br />

nuevas posibilida<strong>de</strong>s a la hora <strong>de</strong> configurar la estructura formal. Un ejemplo <strong>de</strong> ello es<br />

esta sonata, que comienza con un movimiento lento, como algunas <strong>de</strong> Beethoven y otros<br />

contemporáneos, y cuya concepción presenta claramente un afán <strong>de</strong> originalidad en la disposición<br />

<strong>de</strong> sus movimientos. El resultado es una obra más bien melancólica y algo <strong>de</strong>sconcertante,<br />

que exige una escucha atenta para penetrar en su <strong>de</strong>licada propuesta.<br />

Los Trois Rondo Brilliants op. 2 <strong>de</strong> Dionisio Aguado fueron editados en París poco <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la llegada <strong>de</strong>l autor a la ciudad, por lo que po<strong>de</strong>mos afirmar que fueron compuestos en<br />

España, probablemente durante la primera mitad <strong>de</strong> la década <strong>de</strong> 1820. Fue un periodo<br />

fructífero en el que también se produjo la redacción <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Guitarra (1825), texto<br />

esencial en la trayectoria <strong>de</strong> Aguado como pedagogo y en la propia historia técnica <strong>de</strong>l instrumento.<br />

Nos gustaría señalar, a modo <strong>de</strong> curiosidad, que se trata <strong>de</strong> la única obra <strong>de</strong><br />

Aguado en la que aparecen indicaciones metronómicas, lo cual nos aporta información<br />

suplementaria sobre su concepción <strong>de</strong> los tempi, que explica con <strong>de</strong>talle pero sin especificaciones<br />

<strong>de</strong> metrónomo en sus escritos didácticos. Por otro lado, el primero <strong>de</strong> los<br />

supuestos rondós no es tal, sino una polonesa <strong>de</strong> estructura ternaria.<br />

De escritura brillante y elegante acabado, las tres piezas presentan una introducción lenta<br />

<strong>de</strong> atmósfera grave y con vocación <strong>de</strong> crear un clima <strong>de</strong> tensión dramática -siendo la más<br />

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