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Informe el chalequeo diveris%c3%b3n o discriminaci%c3%b3n

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mí: los niños y los adolescentes están en proceso<br />

de aprendizaje de las habilidades sociales y<br />

aportan a la convivencia escolar sus modos<br />

propios de r<strong>el</strong>ación familiar, es así, que algunos<br />

traen patrones agresivos y otros, por razones<br />

diversas, como llevar una vida de sobreprotección<br />

o con pocas interacciones sociales en <strong>el</strong> hogar<br />

y fuera de él, no son capaces de parar estas<br />

agresiones. De las r<strong>el</strong>aciones interpersonales y de<br />

las habilidades que logren o no desplegar en estas<br />

r<strong>el</strong>aciones, agresivas, moderadas o pacíficas,<br />

pueden surgir r<strong>el</strong>aciones justas o r<strong>el</strong>aciones de<br />

dominio y sumisión, que tienen <strong>el</strong> poder f<strong>el</strong>iz o<br />

lamentable de marcar a los niños y adolescentes<br />

con consecuencias para toda la vida, donde los<br />

sujetos podrían sentirse discriminados ante la<br />

sociedad. Una especialista en convivencia escolar<br />

dice lo siguiente:<br />

El chico/a que se acostumbra a dominar a los<br />

otros, aprende a medir sus actos con una regla<br />

trucada, porque la capacidad de autocrítica no<br />

es un proceso ni natural ni muy presente en <strong>el</strong><br />

ambiente; y su percepción de la simetría y la<br />

reciprocidad social se va haciendo más borrosa<br />

y ambigua. El chico/a que empieza a tener<br />

r<strong>el</strong>aciones de prepotencia y excesivo dominio,<br />

sobre todo si esto va acompañado d<strong>el</strong> vínculo<br />

social con otro/a, que acepta la sumisión,<br />

empieza a poner en p<strong>el</strong>igro <strong>el</strong> vínculo de la<br />

reciprocidad, lo que es un indicador de que van<br />

a aparecer malas r<strong>el</strong>aciones interpersonales<br />

y, seguramente, inmediatos problemas de<br />

violencia o maltrato escolar (Ortega, 1998 p.<br />

32)<br />

A los que no saben defenderse, <strong>el</strong> <strong>chalequeo</strong> puede<br />

marcarlos con <strong>el</strong> signo d<strong>el</strong> abuso y a quienes se<br />

burlan y maltratan a los demás, con <strong>el</strong> de la impunidad.<br />

La presencia y <strong>el</strong> control institucional de la<br />

escu<strong>el</strong>a, como primer sitio que acoge formalmente<br />

al niño luego de la institución familiar, puede hacer<br />

que los sujetos en formación confíen o no en la<br />

justicia social o que crezcan con la sensación d<strong>el</strong><br />

dominio d<strong>el</strong> más fuerte, con consecuencias perversas<br />

en la formación ciudadana donde abandonan<br />

la participación, la toma de decisiones y se someten<br />

al más fuerte, no necesariamente <strong>el</strong> más justo.<br />

Las consecuencias d<strong>el</strong> rechazo en la escu<strong>el</strong>a que<br />

señalaron los/as entrevistados/as son exactamente<br />

las mismas que señalan Asher y Coie, 1990 c.p.<br />

Fuentes, 1999:<br />

a) abandono temprano d<strong>el</strong> sistema<br />

educativo. Los niños que son rechazados<br />

por sus compañeros tienen tres<br />

veces más probabilidades de abandonar<br />

la escu<strong>el</strong>a más tempranamente<br />

que otros niños. Muestran conflictos<br />

de interacción en <strong>el</strong> salón y en<br />

<strong>el</strong> receso, tratan de no ir al colegio<br />

y tienen notas bajas. Ser<br />

rechazado por los pares, no<br />

tener amigos y no tener motivación<br />

académica hacen de la<br />

escu<strong>el</strong>a un sitio desagradable<br />

donde <strong>el</strong> niño no quiere<br />

ir porque no se siente<br />

aceptado y no valora la<br />

escu<strong>el</strong>a.<br />

b) <strong>el</strong> p<strong>el</strong>igro de implicarse<br />

en situaciones riesgosas<br />

durante la adolescencia,<br />

superior al de los niños<br />

que no son rechazados, esto<br />

es particularmente importante<br />

para quienes son rechazados<br />

por agresivos.<br />

c) consecuencias en la salud<br />

mental. “El rechazo basado en<br />

<strong>el</strong> aislamiento, ansiedad e inhibición<br />

social d<strong>el</strong> niño produciría formas internalizadas<br />

de trastornos como la depresión y la soledad”<br />

(Fuentes, 1999 p. 171).<br />

No se puede perder de vista también los problemas<br />

que se generan en una institución cuando hay<br />

situaciones de agresión, La justicia de las instituciones<br />

tiene incidencia <strong>el</strong> desarrollo ciudadano<br />

y moral de los individuos. Al respecto dice<br />

Ortega (1998):<br />

Los malos modos, los insultos, la<br />

provocación para iniciar una p<strong>el</strong>ea,<br />

la p<strong>el</strong>ea misma, la intimidación y, en<br />

general, <strong>el</strong> comportamiento de abuso<br />

social de unos escolares hacia otros,<br />

incluso hacia <strong>el</strong> propio profesorado, es<br />

un problema que siempre ha existido,<br />

aunque hasta muy recientemente<br />

no hemos sido sensibles de su<br />

importancia y sus consecuencias.<br />

La sociedad ha sido muy tole-

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