Historia y Misión del Protestantismo Hondureño - Prolades.com

Se justificaba y se defendía la esclavitud bíblica y teológicamente. Se argumentaba que
los esclavos eran los más beneficiados al participar de la cultura y la religión blanca. Los
púlpitos de muchas iglesias servían como tribunas para defender el sistema esclavista y
argumentaban que ésta era la voluntad divina. Este sistema inhumano fue una de las causas de la
Guerra Civil de los Estados Unidos (1860-1865). Los Estados del norte abogaban por la
abolición de la esclavitud y los Estados del sur a favor del sistema esclavista. La guerra trajo
como consecuencia la división de varias denominaciones como los bautistas, metodistas y
presbiterianos. Después de finalizada la guerra, los metodistas y presbiterianos volvieron a
unirse; sólo los bautistas continuaron separados hasta el día de hoy en dos convenciones. La
guerra terminó con la victoria para los Estados del norte. Esto trajo algunas ventajas para los
negros, aunque su condición no cambió en gran medida, pues, aun en los Estados del norte
seguían siendo marginados.
3. El Destino Manifiesto
Al igual que los conquistadores españoles y los piratas ingleses, a mediados del siglo XIX
los Estados Unidos comienzan a expresar en su política y religión la idea de un destino
manifiesto determinado por la divina providencia.
Esta idea de un destino manifiesto se hace más notoria a partir de 1845 con la doctrina
Monroe, en donde se plantea un destino manifiesto para los Estados Unidos en términos de
expansionismo, a fin de conquistar el mundo.
Con esta mentalidad de cruzados, los Estados Unidos emprenden su tarea colonizadora
del mundo. El destino manifiesto era visto en términos de superioridad racial, religiosa e
institucional, en otras palabras, la superioridad de la raza anglosajona, de la fe protestante y del
gobierno democrático. Así por ejemplo, a fines del siglo XIX el secretario general de la Alianza
Evangélica, Josiah Strong, declaraba que Dios estaba adiestrando la raza anglosajona para un
gran momento, “la competencia final entre las razas, para lo cual la anglosajona estaba siendo
preparada”. 78 Entonces, esa raza que representaba la más alta libertad, el cristianismo más puro y
la más elevada civilización, cumpliría su destino de desposeer a los más débiles, asimilar a los
otros, y moldear a los demás, hasta que se hubiera anglosajonizado la humanidad. Este espíritu
se respiraba en todos los estratos sociales.
El Espíritu de la época era que … Dios había colocado en manos de los europeos, y de los
blancos norteamericanos, los beneficios de la civilización occidental inclusive la fe
cristiana, para que la compartieran con l resto del mundo. Esa responsabilidad era vista
78 Ibid., 49.
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