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a través de esas siete sesiones? Estas reflexiones las basamos en una lectura que
hicimos de un libro titulado el Arte Infantil y Cultura Visual.
Primero, aprendieron a explorar una estética de la línea, la forma y el color a medida
que iban trabajando con su silueta y sobre todo, con los modelajes de la artista
plástica. En ese quehacer, mientras hacían la silueta, iban explorando, analizando
e interpretando su silueta como pieza artística y a su vez iban resignificando su
historia. Utilizando una expresión que hiciera el psicoanalista argentino Luis Hornstein
(1992), citado en el trabajo de García y Santos (2011), “tomaron esas miradas hacia
el pasado como impulsoras de futuro”. El trabajar con la silueta, que para nosotras
es trabajar consigo mismas, las llevó a unas reflexiones importantes sobre su vida,
desarrollando una mejor compresión de sí mismas y de sus formas de relacionarse
consigo y con los demás. El poner de relieve sus inconformidades, manejarlas
y transformarlas con el pincel y con la palabra (en tanto lo compartían con las
otras mujeres) a través de las plenarias, les aportó ganancias. Nos parece que les
permitió generar respuestas subjetivas y emocionales ante lo vivido; también les
permitió reposicionarse ante lo narrado o plasmado en la silueta. Finalmente, la
creación de la silueta instauró un espacio de “hacer y crear” que facilitó el proceso
de apropiación de un nuevo discurso que les es propio y subjetivo. A partir de la
intervención, las mujeres aumentaron entre un 10 y un 30% el uso del condón en sus
encuentros sexuales y muchas de ellas se hicieron las pruebas de VIH, pasando de
un 23,8% a un 65,9%, y las pruebas de ITS, de un 23,8% a un 35,7%. Ambos resultados
apuntan a mujeres que han tomado control de su salud sexual. La integración del
arte demostró ser un buen vehículo para abordar temas vinculados a la salud sexual
de las mujeres.
El abordaje innovador y sostenido a través de las sesiones entre el arte, las
discusiones de género y salud sexual, y el ambiente de relajación e introspección
creado a partir de cada visualización de la silueta hicieron de AcS una intervención
única y deferente de prevención del VIH y otras ITS. Como hemos presentado,
AcS se alejó de las modalidades tradicionales de prevención, como es brindar
información fuera de contexto y poco pertinente. Nosotras nos alejamos de la
idea tradicional y anquilosada de abordar los aspectos biológicos del cuerpo
y de las enfermedades como medio para promover el cambio en conducta, y
jugamos en cambio, pintamos y reconocimos a su vez los determinantes sociales
que afectan la salud sexual de las mujeres, como es la falta accesibilidad a las
pruebas de VIH y la inequidad de género. Al mismo tiempo, en su travesía hacia su
pasado y a los discursos que las fueron moldeando y subjetivando, abordamos los
factores intrapsíquicos que intervienen a la hora de hablar de la propia protección.
El arte abrió la puerta para identificar sus historias en común como mujeres, para
comunicar aquello que las marcó y para seleccionar aquellos aspectos de sus vidas
que desean transformar. Los resultados cualitativos y cuantitativos de la evaluación
apuntaron a que esas transformaciones iban dirigidas a elegir en favor del bienestar
y la protección sexual.
Los resultados de este trabajo apuntan al valor que tiene la integración del arte y
la educación popular en los programas de prevención del VIH y otras ITS. Durante
la implantación hubo una mirada sostenida al pasado, anclada a una historia
colectiva que las mujeres fueron construyendo. Esas discusiones son vitales al
abordar la prevención del VIH y otras ITS en programas dirigidos a jóvenes y mujeres.
Esa mirada a su historia “escabrosa y difícil”, como la describió una participante, no
viene desde posicionamientos planificados por las facilitadoras sino por el quehacer
artístico con la silueta. Resulta importante que los programas de prevención le
presten atención a poner de manifiesto las incomodidades y disconformidades
56 Concurso “Buenas prácticas y abordajes innovadores sobre género, mujeres jóvenes y VIH en América Latina”