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Mi amiguita está buscándome un marido y yo no quiero…”
“Me he dado cuenta que no tengo casi fundamento,
me da lo mismo una cosa que otra…”
Hubo un momento en que un vecino bromea con ella desde la calle de forma
desagradable y ella se molesta… siente el rechazo en la comunidad donde vive, de
su vecindario y sufre por ello. Quiere un cambio de vida pero no sabe cómo hacerlo.
Es una persona que no trabaja, pero tampoco tiene el nivel educacional necesario
para encontrar un trabajo en el que se sienta cómoda; vive de la ayuda social que
le da el gobierno, la que brindan las iglesias, las dietas alimenticias para personas
con VIH y de una que otra ayuda que le dan personas que quieren apoyarla.
“Ves, me dicen sidosa, me dicen loca,
yo quiero irme para La Habana a ver cómo me va,
un amiguito mío quiere llevarme...”
“Un hombre me pintó la casa,
pero él quería que yo le pariera y estuviera con él,
pero yo no sirvo para estar firme con un hombre...
si apareciera una mujer que quisiera estar conmigo...
yo si estuviera...”
“Yo quiero irme para La Habana con el amiguito mío, para pasear, yo soy joven...”
“Yo estudié hasta sexto grado,
por culpa de la yegua de la doctora que me mandó para la escuela de oficios.
Después estuve trabajando en el hospital envolviendo torundas en la central...
la del hogar fue la que no me dejó estudiar más...
después del hogar comienzo a trabajar en el Policlínico “13 de Marzo’’, limpiando, y
me deprimía, me daba por llorar y pasó el tiempo, yo lloraba en un rincón, me metía
para el baño y lloraba... Pero me gustó una estomatóloga, yo veía en ella un apoyo, y
la buscaba, pero ella no me dio un chance; yo iba a su casa pero al hijo no le gustaba,
me tiraba la puerta en la cara y después no la busqué más... Dejé el trabajo por ella y
más que no sentía apoyo de nadie...”
También Maite en su vulnerabilidad ha estado expuesta a rodearse de personas
que han querido aprovecharse de su necesidad de afecto y apoyo emocional. En
su búsqueda de no estar sola se han agudizado sobre ella los abusos y la violencia
física.
En todo este relato de vida hay un momento también importante que marcaría
para siempre la existencia de Maite. Es su entramado mental, perturbada por tantos
problemas y posiblemente congénito, por la historia familiar que tiene. Ella no sabe
a ciencia cierta quién le transmitió el VIH, pero nos cuenta cómo fue el impacto que
tuvo en ella el saber que vive con VIH. La pregunta inicial que se le hizo fue cómo se
sintió cuando lo supo.
Concurso “Buenas prácticas y abordajes innovadores sobre género, mujeres jóvenes y VIH en América Latina”
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