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º“Por mi mente no pasó nada, no le di importancia,
me llevaron para el Sanatorio 77 y me tomaron la presión y me quede ida.
Desde ese momento le cogí miedo al equipo de tomar la presión,
yo pensaba que me había dado un paro, le cogí rechazo…”
“En el Sanatorio nos daban clases de la enfermedad
pero como yo no tenía cabeza para entender eso, yo no iba…”
“Yo tuve un noviecito, pero él murió, vivía en Guisa,
era paciente también,
pero “la enfermedad me da cansancio
y me da ganas de tomar líquido y falta de aire…”
“Cuando estaba ingresada en el hospital me tomé los medicamentos...”
“La muchacha a la que le limpio me cocinó el pescado…
La gente en el barrio me trata mal, nadie me quiere con esta enfermedad…”
La marginación a la que se ve sometida la hace vulnerable ante todo tipo de
maltrato y prejuicio, en tanto que mujer que no es dueña de su vida y ha sido
victimada por su condición de género desde pequeña.
Conclusión
De esta experiencia emerge la necesidad de abordar una problemática que,
aunque no generalizable a toda la sociedad cubana en cuanto a algunas de sus
características específicas, sí subyace en la relación existente entre los casos de
VIH en mujeres jóvenes y la violencia de género en el cuidado de su salud sexual
y reproductiva, donde aún hoy existen mujeres vulnerables que se enfrentan a
situaciones extremas en las que se vulneran sus derechos por su condición de mujer,
como el derecho a tener una buena calidad de vida y a decidir sobre el cuidado
de su cuerpo.
Al margen de las políticas sociales de nuestro país que se dirigen hacia una equidad
de género, la historia de vida de ésta y muchas otras mujeres se produce bajo las
condiciones de una sociedad patriarcal.
El relato de Maite es un reflejo de las relaciones de poder existentes a un nivel micro
social, dentro de la institución familiar y de las relaciones de pareja, unido a las
características socioculturales, lo que la sitúa en el rol de actor pasivo dentro de las
relaciones sexuales. Desprovista de poder de decisión sobre el cuidado de su salud,
e incluso invisibilizando y estigmatizando su derecho de alcanzar el máximo placer
dentro del coito como un derecho sólo del hombre, aumenta su vulnerabilidad ante
una ITS, incluido el VIH, o un embarazo no deseado. Estos son problemas que no
pueden resolverse con la simple instrumentación de leyes y código.
Estos son factores que potencian la transmisión del VIH en mujeres como Maite ya
que promueven condiciones desfavorables para proponer conductas preventivas sin
ser agredidas o puestas en evidencia como mujeres poco confiables dentro de las
relaciones estables. Y también contribuyen a su exposición a la violencia de género
y al maltrato psicológico, físico y sexual.
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Dado el proceso de descentralización de la atención a las personas con VIH, las instituciones Sanatoriales que
existían en el país se cerraron en su mayoría, dando a las personas que viven con VIH/sida la posibilidad de llevar
una vida normalizada como la de otras enfermedades. En los inicios de la epidemia en el país, estos fueron los
lugares propicios para acompañar a los recién diagnosticados con el virus y brindarles todas las herramientas y
conocimientos para poder vivir con esta enfermedad.
84 Concurso “Buenas prácticas y abordajes innovadores sobre género, mujeres jóvenes y VIH en América Latina”