EXAMINANDO EXÃMENES - Encuentro Práctico
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vehículo de acción y comunicación no aparece segmentada, no parece<br />
apropiado presentarla así en una situación de examen. Y no sólo no es<br />
apropiado sino que no es tampoco rentable en ningún orden didáctico, desde la<br />
relación de los individuos con la lengua hasta el prosaico pero nada banal asunto<br />
de la localización de documentos escritos o sonoros, al parecer sumamente<br />
específicos para poder desarrollar una explotación que aborde –en el mejor de<br />
los casos- una única destreza. Lo “normal” –y económico- en este caso es que<br />
un documento presente objetos de aprendizaje (presentación / consolidación /<br />
ampliación, y en este caso de medición) variados, y que una explotación sensata,<br />
y tanto más en este proceso de medición, recoja esa variedad. Además de datos<br />
“eminentemente propios”, esto es, de fácil adjudicación a una determinada<br />
destreza en el desarrollo de una explotación, lo común es que existan<br />
componentes gramaticales que articulen la significación de un texto escrito,<br />
aspectos fónicos que expliquen la interpretación de un enunciado oral,<br />
marcadores que en ambos determinen la progresión del discurso, etc. Y desde<br />
luego, la posibilidad de articular expresión escrita –de producción libre o<br />
semicontrolada- en cada uno de los exámenes.<br />
Abogamos, precisamente por ello, por “EXÁMENES MESTIZOS” EN TÉCNICAS (SIEMPRE<br />
LA MÁS PERTINENTE PARA CADA ÍTEM) Y PARA LOS OBJETIVOS DE MEDICIÓN. No se trata de<br />
amalgama amorfa, sino de un producto de una gran sutileza lingüística –más<br />
adelante veremos algunos ejemplos- en el que se proceda a la medición<br />
preferente de una determinada destreza pero que al mismo tiempo incluya ítems<br />
adecuados para la medición de otras, y que ésa a su vez reciba informaciones de<br />
las restantes, hasta alcanzar un número de ítems suficiente para cada una de<br />
ellas… El único “desorden” en todo ello es el que se recaerá sobre los<br />
correctores de la prueba, que deberán clasificar y ordenar las diferentes<br />
informaciones que contribuirán a confeccionar las mediciones esperadas. Un<br />
proceso, en principio muy amanuense, pero no necesariamente, pues en la<br />
medida en que hemos definido los exámenes como procesos sin colaboración<br />
todo este sistema de administración puede ser fácilmente informatizado e<br />
implementado sin apenas inversión. En cualquier caso sería un precio justo:<br />
establecer una medición medianamente precisa de la interlengua de un<br />
aprendiente en relación con unos objetivos curriculares perfectamente<br />
delimitados en la actualidad parece una tarea muy compleja (tanto más si<br />
queremos proporcionar retroalimentación), que rebasa la simple superposición<br />
de plantillas de corrección sobre hojas de respuestas, pues –no nos engañemosése<br />
el tratamiento que reciben las denominadas pruebas objetivas.<br />
Esta formulación “mestiza” nos permite no solo una cierta economía en la<br />
localización de documentos, sino que DIVERSIFICA LAS POSIBILIDADES DE VERIFICACIÓN<br />
DE CONOCIMIENTOS / COMPETENCIAS: un mayor repertorio de muestras de expresión<br />
escrita (abierta o semicontrolada, aunque sean fragmentos breves, donde<br />
constatar determinados exponentes propios del nivel), nuevos contextos de<br />
observación de determinados fenómenos gramaticales o léxicos (de otro modo<br />
podríamos llegar a concluir que un alumno que yerre en la elección de una forma<br />
verbal desconoce el sistema verbal español, algo que no es necesariamente<br />
cierto; u otro que es incapaz de asociar un sinónimo concreto posee un<br />
marcoELE. revista de didáctica ELE / ISSN 1885-2211 / núm. 10, 2010 21