EXAMINANDO EXÃMENES - Encuentro Práctico
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El precio, la renuncia a parrillas de corrección superpuestas o correcciones<br />
automatizadas, que desde luego simplifican el trabajo del docente en lo que es<br />
una tarea extremadamente aburrida. Lo cual no está nada mal.<br />
Sin abandonar estas consideraciones generales, nos adentramos algo más en el<br />
diseño mismo de los exámenes, nuestro objetivo, entendiendo, con Ortega<br />
(1995, 23) que<br />
una prueba configurada correctamente, consistente y válida respecto de los<br />
objetivos de un curso de lengua y de la práctica docente seguida durante el<br />
mismo, es -sin pretensión de caer en radicalismo alguno- un instrumento de<br />
innegable utilidad con el que valorar y tomar decisiones sobre docencia y<br />
aprendizaje. […] La finalidad de todo proceso de aprendizaje / docencia es -y<br />
nadie que esté en su sano juicio podrá negarla- aprender / enseñar algo, y no<br />
hacer pruebas; es un dislate confundir los objetivos docentes o de<br />
aprendizaje de un curso con las pruebas que puedan o deban tener lugar<br />
durante o al final del mismo.<br />
Y así establecer qué es, o puede ser, “una prueba configurada correctamente,<br />
consistente y válida”.<br />
Se suele distinguir entre PRUEBAS SUBJETIVAS Y PRUEBAS OBJETIVAS (se entiende que los<br />
adjetivos califican a la “corrección” de las pruebas). Las primeras responden a<br />
una producción libre o semicontrolada del candidato, a partir de una(s)<br />
instrucción(es) cuya arquitectura general acostumbra a ser conocida por el<br />
mismo. Las segundas, se articulan como baterías de preguntas que exigen una<br />
selección entre dos o más alternativas de posibles respuestas, unas sin supuestos<br />
(opción entre verdadero o falso), y otras con eventuales respuestas propuestas<br />
(selección múltiple, en sus diversas –y limitadas- variedades).<br />
Como es natural, la atribución de “subjetivo” u “objetivo” no puede recaer<br />
exclusivamente en la corrección. El principal ingrediente de la “subjetividad”<br />
descansa en la elección y la selección de los textos (escritos o auditivos) y en las<br />
preguntas (y a veces en las respuestas) asociadas a ellos. Ésa es la pregunta del<br />
millón de dólares, ¿qué preguntar, ¿con qué textos o documentos ¿por qué<br />
¿es posible encontrar los textos o documentos más adecuados, o debemos<br />
“conformarnos” con muestras aproximadas, razonables). La casuística es muy<br />
variada (hay exámenes, textos, ítems “buenos” y los hay “malos”, entendidos<br />
ambos adjetivos en su valor más rudimentario, de sensatez inmediata). En algún<br />
modo, las denominadas pruebas “objetivas” tienen mucho de “subjetivas”…<br />
No nos es posible aquí analizar demasiadas muestras reales 3 (en algunos casos<br />
no son fáciles de conseguir y mucho menos de divulgar, a pesar de haber sido<br />
3 La selección de muestras institucionales, oficiales, que recoge este trabajo responde a diversos<br />
criterios. Uno de ellos es su actualidad (se ha preferido en todo momento pruebas recientes: la<br />
mayoría de ellas corresponde a 2009). Otro, su capacidad para ilustrar algunas de las carencias<br />
que se apuntan en este artículo, lo cual no significa en absoluto que no existan ítems o conjuntos<br />
marcoELE. revista de didáctica ELE / ISSN 1885-2211 / núm. 10, 2010 8