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Mercado

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Segunda Parte. Sociedad, mercado y democracia<br />

las principales son los sindicatos, que define como “monopolios patrocinados<br />

por el Gobierno”, que solo defienden intereses particulares, y<br />

cuya acción corporativa principal es lograr aumentos de salarios.<br />

“Los obreros pueden elevar los salarios por encima de los que<br />

prevalecerían en un mercado libre, solamente mediante la limitación<br />

de la oferta, retirando parte de la mano de obra” (Hayek, 1988). Esto<br />

perjudica al conjunto de los obreros, constituye una forma ilegítima<br />

de coacción y puede dañar y llegar a liquidar a empresas. 85 Por lo tanto,<br />

propone un plan para combatir y debilitar los grandes sindicatos<br />

y fragmentarlos, pues considera que la desregulación del mercado<br />

laboral es una condición necesaria, junto con la eliminación de las<br />

fijaciones de precios y del proteccionismo estatal de las industrias y<br />

exportaciones para “la liberalización de los mercados”.<br />

Finalmente, como se ha dicho, Hayek sostiene que la sociedad<br />

de mercado permite que vivan mayor cantidad de personas en comparación<br />

con cualquier otro tipo de sociedad. Esto sería una prueba<br />

de éxito desde su perspectiva evolutiva. Pero esto no significa que<br />

deba o esté obligada a asegurar la vida de todos. Por ello, se plantea<br />

un conflicto entre la concepción del mercado de Hayek y la de los<br />

derechos humanos. Para el teórico austriaco, el mercado no debe<br />

reconocer el conjunto de los derechos humanos, solo debe aceptar y<br />

propiciar algunos, los necesarios para el funcionamiento de la sociedad<br />

de mercado.<br />

Como se expuso, Hayek rechaza el principio de que exista una<br />

común dignidad humana y el derecho de todos a la vida. En una de<br />

sus últimas obras afirma explícitamente que el solo hecho de vivir no<br />

confiere ningún derecho (Hayek, 1990). El humanismo entendido<br />

como respeto por toda vida humana, así como la solidaridad hacia<br />

85 Asimismo, afirma que “cualquier sindicato que controle efectivamente toda<br />

la fuerza de trabajo de una empresa puede ejercer una presión casi ilimitada<br />

sobre los empresarios, y puede expropiar prácticamente al propietario y casi<br />

obligarle a renunciar a las utilidades” (Hayek, 1988).<br />

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