Mercado
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<strong>Mercado</strong> y sociedad. La utopía política de Friedrich Hayek<br />
XVIII. Esto se demuestra en las diferentes concepciones sobre la<br />
igualdad, la racionalidad económica y la libertad.<br />
Hobbes y Locke asumen el principio de la igualdad de todos los<br />
hombres y no solo la restringen a la “igualdad natural” del Estado<br />
presocial o “natural”. Hayek, en cambio, cree que los seres humanos<br />
son naturalmente desiguales. 115 Por cierto, hay disimilitudes también<br />
respecto a las concepciones de la libertad. Para Locke, por ejemplo,<br />
esta se expresa básicamente en el ámbito político; no es aceptable un<br />
régimen que niega la libertad política, aunque otorgue la más amplia<br />
libertad económica. Incluso justifica la rebelión para terminar con un<br />
régimen autoritario (Locke, 1980).<br />
Respecto a la racionalidad económica, John Locke y Adam Smith<br />
piensan que Dios ha creado a los hombres con esta racionalidad; Hayek,<br />
en cambio, sostiene que solo la poseen plenamente los miembros<br />
de la minoría como resultado del proceso evolutivo. Locke, quien<br />
podría ser considerado como el fundador de la concepción economicista<br />
del hombre, piensa que Dios dotó a todos los hombres de<br />
racionalidad económica para el mercado, lo que habría hecho posible<br />
que esta surgiera en el estado de naturaleza, antes de que se creara<br />
la sociedad (Locke, 1980, p. 35). Smith, por su parte, afirma que el<br />
hombre es un ser económico, que naturalmente tiende al intercambio<br />
económico, por lo cual sería un Homo oeconomicus. 116 Los clásicos liberales<br />
consideran como si fuera real o propio de la naturaleza humana<br />
la existencia del individuo posesivo que solo estaba comenzando a<br />
realizarse históricamente. 117 Hayek, en cambio, cree que no todos los<br />
115 Cfr. “Capítulo 7”.<br />
116 “Hay una cierta propensión de la naturaleza humana: la propensión a permutar,<br />
cambiar y negociar una cosa por otra” (Smith, 1979, Cap. II, p. 16).<br />
117 “En realidad, se trata más bien de una anticipación de la ‘sociedad civil’ que<br />
se preparaba desde el siglo XVI y que en el siglo XVIII marchaba a pasos<br />
de gigantes hacia su madurez. En esta sociedad de libre competencia cada<br />
individuo aparece como desprendido de los lazos naturales que en las épocas<br />
históricas precedentes hacen de él una parte integrante de un conglomerado<br />
humano determinado y circunscrito” (Marx, 1971, p. 3).<br />
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