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Mercado

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Segunda Parte. Sociedad, mercado y democracia<br />

llamaba Hobbes en el Leviatán, porque no hay límites institucionales<br />

a la instauración de intereses de grupos particulares que se imponen<br />

perjudicando a todos. En ese sentido, el régimen parlamentario es<br />

lo opuesto al mercado, pues aquí no existe ninguna mano invisible o<br />

“tendencia al equilibrio” de los factores políticos que pueda generar<br />

un orden político estable. 95<br />

El Estado de Bienestar declara que busca realizar “el principio de<br />

justicia social”. Para Hayek, esto autorizaría al Estado a “redistribuir”,<br />

es decir, a otorgar beneficios especiales por la vía política y fuera del<br />

mercado. Sin embargo, para él, la justicia social es solo un mito peligroso<br />

y erróneo. 96 Por esto, “en el régimen parlamentario actual se ha<br />

perdido el sentido de la verdadera justicia y se ha llegado a considerar<br />

‘justo’ cualquier acuerdo de la mayoría sobre las bondades de una medida<br />

en particular” (Hayek, 1980, p. 30).<br />

En síntesis, sostiene que esta forma de Estado significa la politización<br />

total de la sociedad; el debilitamiento de la autoridad; la pérdida<br />

de autonomía del Estado; la distorsión de sus funciones propias y<br />

la dificultad para realizarlas, y la decadencia del Estado de derecho.<br />

Para describir esta situación de carácter estatista, Schmitt elaboró el<br />

concepto de totalitarismo. Posteriormente, Hayek y Hannah Arendt<br />

emplean este término para caracterizar los regímenes soviético y nazista.<br />

97 La crítica de Hayek a la forma de hacer política del Estado de<br />

Bienestar tiene, asimismo, una dimensión moral. Condena el sistema<br />

parlamentario aseverando que es un<br />

sistema de chantajes y un régimen de abierta corrupción. Hemos<br />

creado, bajo el falso nombre de democracia, una maquinaria en<br />

la cual no decide la mayoría, sino, al contrario, cada miembro<br />

de la mayoría tiene que acceder a muchos sobornos para obtener<br />

95 Esta descripción debe mucho a la crítica a las democracias modernas de Carl<br />

Schmitt, citado por Hayek en este mismo estudio (cfr. Cristi, 1993).<br />

96 Cfr. “Capítulo 9”.<br />

97 Buchanan (1982, p. 37) también usa la expresión “democracia ilimitada”, y<br />

le atribuye, también, un carácter totalitario.<br />

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