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Primera Parte. La concepción del hombre de Friedrich Hayek<br />

tradicionales no tienen sentido en sí mismas. Pero esta demostración<br />

no es posible por las limitaciones del conocimiento humano, que no<br />

puede aprehender todas las condiciones y las cadenas de efectos de<br />

sus actos. Dicho conocimiento es incompleto e imperfecto.<br />

En esta situación se debe tratar que las personas comprendan el<br />

papel de las normas morales, que las acepten creyendo que corresponden<br />

a un designio divino o por el solo hecho de ser tradiciones<br />

necesarias. Hay que procurar que lleguen a aceptar conscientemente<br />

algo que consideran una restricción a sus deseos naturales, y cuyos<br />

efectos beneficiosos no pueden comprender. Esta es una tarea, dice<br />

Hayek, que quizá no se pueda lograr. Esta afirmación es significativa<br />

puesto que explicita su tesis escéptica sobre la posibilidad de justificar<br />

las normas morales y elaborar teorías éticas. Rechaza toda posibilidad<br />

de crear conscientemente una moral, y por ello de modificar las reglas<br />

morales existentes. Sostiene, asimismo, que hay una exigencia práctica<br />

de hacer que las personas acepten, de todos modos, dichas normas.<br />

Hayek cree que sería un error creer que la diversidad de normas<br />

y de creencias morales de nuestra sociedad que compiten entre sí son<br />

todas beneficiosas. Un grupo puede llegar a convencer al resto de la<br />

sociedad que sus valores y reglas particulares son adecuados para el<br />

conjunto social. Según Hayek, no es posible conocer previamente la<br />

experiencia si dichas reglas son “beneficiosas o destructivas” para la<br />

sociedad. Solo su aplicación y consecuencias permitirán saberlo. La<br />

existencia de un consenso social en cuanto a que sus efectos serán<br />

positivos no es un criterio de discernimiento, pues podría suceder<br />

que todos o casi todos están equivocados. Dice que no basta que<br />

una sociedad considere ciertas enseñanzas como plenamente verdaderas,<br />

pues dichos preceptos podrían traer la ruina a esa sociedad<br />

(Hayek, 1988, p. 90).<br />

Se puede comparar las creencias y las reglas morales con las hipótesis<br />

científicas en la concepción epistemológica de Popper. En<br />

ambos casos no se puede conocer a priori si son falsas o destructivas,<br />

aunque todos o muchos opinen que son plausibles o beneficiosas.<br />

Solo la contrastación con la realidad, en el primer caso, o el examen<br />

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