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07. Las Corrientes del Espacio

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

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vez haya usted descubierto quiénes son los asesinos, quiero que Trantor se ocupe de que nunca más un<br />

gobierno de la Galaxia se imagine que puede matar a un hombre <strong>del</strong> CAEI y quedar impune.<br />

y aquí había terminado su primera entrevista con AbeI.<br />

Junz tenía razón en una cosa. Los funcionarios sarkitas cooperaban e incluso simpatizaban con cuanto hacía<br />

referencia a los arreglos bibliotecarios. Pero no parecía tener razón en nada más. Pasaron los meses y los<br />

agentes de Abel no consiguieron encontrar rastro <strong>del</strong> desaparecido en Sark, ni. vivo ni muerto.<br />

Durante once meses la situación no cambió y Junz empezó a mostrarse dispuesto a abandonar la partida. Casi<br />

decidió esperar sólo hasta el doceavo mes y no más. y entonces la ruptura se produjo, pero no por parte de<br />

Abel, sino por el casi olvidado hombre de paja que él mismo había puesto el) acción. Llegó a él una<br />

comunicación de la Biblioteca Pública de Sark y Junz se encontró un día sentado <strong>del</strong>ante de un funcionario civil<br />

floriniano en el Centro de Asuntos Florinianos.<br />

El funcionario completó su composición mental <strong>del</strong> asunto. Había vuelto la última página.<br />

-Y ahora, ¿qué puedo hacer por usted? -preguntó levantando la vista.<br />

-Ayer a las 4,22 de la tarde -dijo Junz con precisión-, fui informado de que la Biblioteca Pública de Sark tenía a<br />

mi disposición un hombre que había intentado consultar dos textos sobre análisis espacial y que no era un<br />

indígena sarkita, No he sabido nada más de la biblioteca desde entonces.<br />

Continuó llevando la voz, para cortar en seco algún comentario iniciado por el empleado.<br />

-Un telenoticiario recibido mediante un instrumento público propiedad <strong>del</strong> hotel donde me hospedo¡ y fechado a<br />

las 5,05 de ayer tarde, afirma que un miembro de la Patrulla de Florina había sido dejado sin sentido en la<br />

sección floriniana de la Biblioteca Pública de Sark y que tres florinianos, presuntos autores <strong>del</strong> atentado, eran<br />

perseguidos. Este boletín no se repitió en los posteriores noticiarios radiados. No me cabe la menor duda –<br />

prosiguió de que las dos informaciones están relacionadas. No dudo de que el hombre que busco está ahora en<br />

manos de los patrulleros. He pedido autorización para ir a Florina y me ha sido denegada. He mandado por sub<br />

éter a Florina la petición de que el hombre en cuestión sea enviado a Sark y no he recibido contestación. Vengo<br />

al Centro de Asuntos Florinianos a pedir que se actúe en este sentido. O yo voy allá o a él lo mandan aquí. ,<br />

-El gobierno de Sark -dijo el oficial con voz descolorida no puede aceptar ultimátums de los funcionarios <strong>del</strong><br />

CAEI. He sido advertido por mis superiores de que probablemente me interrogaría usted sobre estos<br />

particulares, y he recibido instrucción sobre los hechos que debo comunicarle a usted. El hombre que fue<br />

sorprendido consultando los textos reservados, con sus dos compañeros, un Edil y una mujer floriniana,<br />

cometieron, en efecto, la agresión a que se ha referido usted, y fueron perseguidos por las patrullas. Pero no<br />

fueron, sin embargo, capturados.<br />

Una amarga decepción se pintó en el rostro de Junz. No trató de ocultarla.<br />

-¿Han huido?<br />

-No exactamente. Fueron localizados en una panadería de un tal Matt Khorow.<br />

-¿Y se les permitió seguir allí? -dijo el doctor abriendo los ojos.<br />

-¿Ha conferenciado usted recientemente con Su Excelencia Ludigan Abel?<br />

-¿Qué tiene esto que ver con...?<br />

-Estamos informados de que ha sido usted visto con frecuencia en la Embajada de Trantor.<br />

-No he visto al embajador desde hace una semana.<br />

-Entonces le aconsejo que le vea. Hemos permitido que<br />

los criminales siguiesen en la tienda de Khorow, e inofensivos, por el respeto debido a nuestras <strong>del</strong>icadas<br />

relaciones interestelares con Trantor. Tengo instrucciones de decirle a usted, si me parece necesario, que<br />

Khorow, como seguramente no le sorprenderá saber -y aquí el blanco rostro adquirió una inusitada expresión de<br />

burla-, es muy conocido en el Departamento de Seguridad como agente de Trantor.<br />

6<br />

El embajador<br />

Faltaban todavía diez horas para que Junz tuviese su entrevista con el funcionario cuando Terens salió de la<br />

panadería de Khorow.<br />

Avanzando a buen paso por las calles de la ciudad, pasaba la mano por las ásperas superficies de las cabañas<br />

de los trabajadores al pasar. A excepción de la pálida luz que se filtraba desde la Ciudad Alta, se encontraba en<br />

una oscuridad total. La única luz que podía verse en Ciudad Baja era el resplandor opalino de las linternas de los<br />

patrulleros que circulaban en grupos de dos o tres.<br />

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