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07. Las Corrientes del Espacio

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

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-¿Y usted?<br />

Sark iba transformándose lentamente de una gran esfera sin forma con verdes, azules y pardos cegadores y<br />

blancas nubes en algo más vivo, en una superficie rota por los ríos y arrugada por las montañas.<br />

En el rostro de Genro se esbozaba una sonrisa fría y malhumorada.<br />

-Tus preocupaciones pueden terminar contigo mismo. Cuando descubran que te has fugado puedo ser fusilado<br />

por traidor. Si me encuentran completamente inconsciente e incapaz de haberte detenido, pueden considerarme<br />

sólo un imbécil. Esto último, supongo, es preferible, de manera que voy a pedirte, antes de que te marches, que<br />

uses el látigo neurónico sobre mí.<br />

-¿Ya sabe usted cómo es un látigo neurónico? -preguntó el Edil.<br />

-Muy bien -dijo Genro, con gotas de sudor en su frente. -¿Cómo sabe que no voy a matarle después? Soy el<br />

asesino de un Noble, ya lo sabe...<br />

-Lo sé. Pero matarme a mí no te ayudará. No hará más que hacerte perder el tiempo. He corrido peligros<br />

mayores.<br />

La superficie de Sark iba extendiéndose por el visor con los arrugados bordes fuera <strong>del</strong> campo visual. El centro<br />

crecía y aparecían nuevos bordes en lugar de los antiguos. Podía verse ya algo parecido al arco iris de la ciudad<br />

sarkita.<br />

-Espero que no tengas la idea de lanzarte otra vez a<strong>del</strong>ante -dijo Genro-. Sark no es lugar para eso. Es Trantor o<br />

los Nobles. Recuérdalo.<br />

La visión era ya netamente la de una ciudad con una mancha de color pardo oscuro en las afueras que era el<br />

espacio-puerto. Parecía subir flotando hacia ellos a velocidad moderada.<br />

-Si Trantor no te ha cogido en el espacio de una hora -.dijo Genro-, los Nobles te tendrán antes de que el día<br />

haya terminado. No te garantizo lo que Trantor haría contigo, pero puedo garantizarte lo que hará Sark.<br />

Terens había estado en el Servicio Civil. Sabía muy bien lo que Sark hacía con el asesino de un Noble.<br />

El puerto seguía apareciendo en el visor, pero Genro no lo miraba ya. Manejaba los instrumentos colocando la<br />

nave de cola a tierra. A cien yardas sobre el pozo los motores tronaron con más fuerza. Terens sentía el<br />

estremecimiento de los resortes hidráulicos. Se agitaba en su silla.<br />

-Toma el látigo -dijo Genro-. Pronto ya. Cada segundo cuenta. La compuerta de peligro se cerrará detrás de ti.<br />

Necesitarán cinco minutos para preguntarse por qué no abro la compuerta principal, cinco más para entrar, otros<br />

cinco para empezar a buscarte. Tienes quince minutos para salir <strong>del</strong> espacio-puerto.<br />

El estremecimiento cesó y en medio <strong>del</strong> profundo silencio Terens supo que habían establecido contacto con<br />

Sark. Los campos diamagnéticos entraron en acción. El yate se inclinó majestuoso y se posó lentamente sobre<br />

su flanco.<br />

-¡Ya! -dijo Genro. Su uniforme estaba empapado de sudor .<br />

Terens, dándole vueltas la cabeza y los ojos negándose a enfocar nada, levantó su látigo neurónico...<br />

Terens sintió la dentellada <strong>del</strong> otoño sarkita. Había pasado años en sus rigurosas estaciones hasta haber casi<br />

olvidado el suave y eterno junio de Florina. Ahora los días de su Servicio Civil volvían a él como si no hubiese<br />

abandonado jamás aquel mundo de Nobles.<br />

Salvo que ahora era un fugitivo y suspendido sobre él estaba el peor de los crímenes, el asesinato de un Noble.<br />

Andaba al ritmo de los latidos de su corazón. Tras él quedaba la nave y en ella Genro, helado en el sufrimiento<br />

<strong>del</strong> látigo. La compuerta se había cerrado suavemente tras él, y ahora andaba por un ancho sendero<br />

pavimentado. A su alrededor había una multitud de trabajadores y mecánicos. Cada cual con su trabajo y sus<br />

preocupaciones. No se detenían para mirar a un hombre a la cara. No tenían ningún motivo.<br />

¿Le habría visto alguien, sin embargo, salir de la nave? Se dijo que no debía haberle visto nadie, o hubiese ya<br />

estallado el tumulto de la persecución.<br />

Se llevó la mano al sombrero y vio que estaba aún hundido hasta las orejas y la pequeña insignia que llevaba<br />

era suave al tacto. El hombre de Trantor le había dicho que aquello le serviría de identificación. Los hombres de<br />

Trantor buscaría precisamente aquel medallón que relucía al sol.<br />

Podría quitárselo, andar errante por su cuenta, buscar otra nave, algo... Podría huir de Sark..., como fuese.<br />

Escapar..., como fuese.<br />

¡Demasiados «como fuese»! En el fondo de su corazón sabía que había llegado al final, que, como Genro le<br />

había dicho, era Trantor o Sark. Odiaba y temía Trantor, pero sabía que con elección o sin ella no podía, no<br />

debía permanecer en Sark.<br />

-¡Usted! ¡Usted, aquí!<br />

Terens se quedó helado. Levantó la vista presa de pánico. La puerta estaba a un centenar de pies. Si echaba a<br />

correr... Pero no dejarían que un hombre que corría saliese; Era algo que no se atrevía a hacer. No tenía que<br />

correr .<br />

La muchacha le estaba mirando desde la ventanilla de un coche como Terens no había visto nunca, ni durante<br />

sus quince años en Sark. Brillaba como el metal y centelleaba como una sustancia translúcida.<br />

-Suba -dijo ella.<br />

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