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07. Las Corrientes del Espacio

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

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Despertó a la media luz fría de la mañana y miró a Abel.<br />

-¿Qué hora es? -preguntó.<br />

-<strong>Las</strong> seis.<br />

-Se ha levantado temprano -dijo Junz sacando sus huesudas piernas de las ropas.<br />

-No he dormido.<br />

-¿Eh?<br />

-No respondo ya al «antisomnin» como cuando era mas joven.<br />

-Si me permite un momento... -murmuró Junz. Esta vez los preparativos para la mañana no le llevaron mucho<br />

más tiempo. Volvió a entrar en la habitación abrochándose el cinturón de su túnica y ajustando el receptor<br />

magnético.<br />

-Bien -dijo-, seguramente no se despierta usted a medianoche y me saca de la cama a las seis si no tiene algo<br />

que decirme...<br />

-Tiene razón. Tiene razón... -Abel se sentó en la cama que Junz había dejado vacía y echando la cabeza atrás<br />

se echó a reír, mostrando los dientes de plástico amarillento sobre unas encías descarnadas-. Perdone, Junz -<br />

dijo-. Tampoco yo estoy muy bien. Esta vigilia con drogas me da pesadez de cabeza. Estoy tentado de aconsejar<br />

a Trantor que me sustituyan por alguien más joven.<br />

-¿Ha visto usted como al final no han conseguido coger al analista <strong>del</strong> espacio? -dijo Junz con una pizca de<br />

sarcasmo mezclada con una vaga esperanza.<br />

-No. Lo siento, pero es así. Me parece que mi satisfacción se debe solamente a que nuestras redes están<br />

intactas.<br />

Junz sintió el deseo de decir: «iAh, diablos, sus redes!», pero se abstuvo.<br />

No cabe la menor duda de que sabían que Khorow era uno de nuestros agentes -prosiguió Abel-. Pueden<br />

conocer a otros de Florina. Es pez pequeño. Los sarkitas lo sabían y jamás han considerado útil hacer algo más<br />

que tenerlos en observación.<br />

-Mataron a uno -hizo observar Junz.<br />

-No es cierto -respondió Abel-. Fue uno de los compañeros <strong>del</strong> analista <strong>del</strong> espacio disfrazado de patrullero<br />

quien usó el detonador .<br />

-No lo entiendo -dijo Junz mirándolo.<br />

-Es una historia muy complicada. ¿Quiere usted desayunar conmigo? Tengo una urgente necesidad de comer.<br />

Durante el café, Abel contó la historia de lo ocurrido durante las últimas treinta y seis horas.<br />

Junz estaba asombrado. Dejó su taza de café medio llena y volvió al asunto.<br />

-Aun admitiendo que de entre todas las naves se les ocurriese meterse en aquélla, queda en pie el hecho de<br />

que podían no haberla descubierto. Si manda usted hombres al encuentro de esta nave en cuanto aterrice...<br />

-¡Bah..,! Hay algo mejor que hacer. Lo sabe usted muy bien. No hay nave moderna que no revele en el acto la<br />

presencia <strong>del</strong> exceso de calor de un cuerpo.<br />

-Pudo pasar desapercibido. Los instrumentos serán infalibles, pero los hombres no.<br />

-Un prudente pensamiento. Mire: En el preciso momento en que la nave, con el analista <strong>del</strong> espacio, se acerca a<br />

Sark, llegan informes perfectamente dignos de crédito de que el señor de Fife está reunido en conferencia con<br />

los otros Grandes Nobles. Estas conferencias intercontinentales están tan espaciadas como las estrellas de, la<br />

Galaxia. ¿Coincidencia? ,<br />

-¿Una conferencia intercontinental sobre el analista <strong>del</strong> espacio?<br />

-Un tema sin importancia por sí mismo, sí. Pero nosotros le hemos dado importancia. El CAEI ha estado<br />

buscándolo desde hace más de un año con una constante obstinación.<br />

-Los Nobles no lo saben y no se lo creerían si se lo dijese. Además, Trantor se ha interesado también.<br />

-A petición mía.<br />

-Tampoco lo saben ni lo creerían.<br />

Junz se levantó y su silla se apartó automáticamente de la mesa. Con las manos enlazadas con fuerza en su<br />

espalda, empezó a pasear sobre la alfombra, arriba y abajo. De vez en cuando miraba duramente a Abel.<br />

Abel, imperturbable, se sirvió otra taza de café. -¿Cómo sabe todo eso? -preguntó Junz.<br />

-¿Todo qué?<br />

-Todo. Cómo y cuándo el analista <strong>del</strong> espacio se fugó. Cómo y de qué manera el Edil ha estado eludiendo su<br />

captura. ¿Es que tiene usted el propósito de engañarme?<br />

-¡ Mi querido doctor Junz...!<br />

-Reconoce usted haber tenido hombres buscando al analista <strong>del</strong> espacio aparte de mí. Se las arregló usted para<br />

tenerme fuera de su camino anoche sin dejar nada al azar... -Junz recordó, súbitamente, su inhalación de<br />

somnin.<br />

-He pasado la noche en constante comunicación con mis agentes, doctor. Lo que hice y lo que supe entra<br />

dentro <strong>del</strong> epígrafe de, digamos. material clasificado. Tenía que estar usted fuera <strong>del</strong> camino, pero en seguridad.<br />

Todo lo que acabo de decirle lo he sabido esta noche por mis agentes.<br />

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