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07. Las Corrientes del Espacio

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

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Steen se agitaba en su sillón como si fuese calentándose gradualmente.<br />

Ninguno de ellos hizo la menor objeción al uso de la prueba psíquica sobre sus servidores personales. A Fife le<br />

hubiera sorprendido profundamente que no hubiese sido así. El uso de la prueba psíquica por cualquier otra<br />

razón que el tratamiento de un desarreglo mental estaba prohibido. O la supresión de instintos criminales.<br />

Estrictamente hablando, les estaba prohibido incluso a los Grandes Señores.<br />

Y sin embargo, Fife lo empleaba siempre que lo juzgaba necesario, especialmente cuando el sujeto era<br />

floriniano. La prueba en un sarkita era un asunto mucho más <strong>del</strong>icado. El Señor de Steen, cuya agitación al oír<br />

hablar de la prueba no había pasado desapercibida para Fife, tenía la reputación de utilizar la prueba sobre los<br />

florinianos de ambos sexos con fines muy ajenos a los <strong>del</strong> secretario.<br />

-Ahora bien -prosiguió Fife, juntando sus gruesos dedos-; no os he reunido aquí para leeros esta estúpida carta.<br />

Eso, espero, está entendido. Temo, sin embargo, que tengamos un importante problema entre manos. Antes<br />

que nada me pregunto ¿por qué preocuparme sólo por mí? Soy el más rico de los Señores, desde luego, pero<br />

yo solo no controlo más que una tercera parte <strong>del</strong> comercio de kyrt. Juntos los cinco, lo controlamos todo. Es<br />

muy fácil hacer cinco celo-copias de una carta, tan fácil como hacer una sola.<br />

-Empleas demasiadas palabras -murmuró Bort-. ¿Qué quieres?<br />

Los marchitos e incoloros labios de BaIle se agitaron en su rostro gris y taciturno.<br />

-Quiere saber, Señor de Bort, si hemos recibido copia de la carta.<br />

-Deja que lo diga él.<br />

-Me parece que lo estaba diciendo -dijo Fife impasible, ¿Y bien?<br />

Se miraron el uno al otro, con aire receloso o retador, según la personalidad de cada cual.<br />

Rune fue el primero en hablar. Su rostro rosado estaba lleno de sudor y, sacando un cuadrado de tela de kyrt, se<br />

secó la grasa que manaba entre los pliegues que cruzaban su rostro de oreja a oreja.<br />

-No lo sé, Fife -dijo-. Puedo preguntárselo a mis secretarios, que son todos sarkitas, dicho sea de paso.<br />

Después de todo, aunque una carta de esta especie hubiese llegado a mi despacho hubiera sido sólo<br />

considerada como una. ¿cómo podría llamarlo?, como una broma. No hubiera llegado nunca a mis manos. Esto<br />

es seguro. Es sólo tu peculiar sistema de secretaría lo que ha impedido que te evitases todo este cuento.<br />

Dirigió una mirada circular sonriendo y mostrando entre sus labios muy húmedos la hilera de dientes artificiales<br />

de acero-cromo. Cada uno de ellos estaba profundamente hundido, sujeto a la mandíbula, y era más sólido de lo<br />

que cualquier diente de esmalte podría ser. Su sonrisa era también más aterradora que su expresión de<br />

ferocidad.<br />

-Me parece que lo que acaba de decir Rune cuenta para todos nosotros -dijo BaIle encogiéndose de hombros.<br />

-No leo nunca el correo -saltó Steen-. No, nunca. Es tan aburrido, y llega tal cantidad que no tengo tiempo,<br />

verdaderamente.<br />

Miró a su alrededor como si considerase necesario convencer a todo el mundo de la importancia de este hecho.<br />

-¡Cuentos! -exclamó Bort-. ¿Qué os pasa a todos? ¿Tenéis miedo de Fife? Mira, Fife, no tengo secretario<br />

porque no necesito ninguno entre mis negocios y yo. He recibido copia de esta carta y estoy seguro de que<br />

estos tres también. ¿Quieres saber lo que hice con la mía? La tiré al cesto de los papeles. Y te aconsejo que<br />

hagas lo mismo con la tuya. Acabemos con esto. Estoy cansado.<br />

Tendió la mano para pulsar el botón que cortaría el contacto y borraría su imagen de la presencia de Fife.<br />

-Espera, Bort -resonó dura la voz de Fife-. No hagas eso. No estoy derrotado todavía. ¿No querrás que<br />

tomemos medidas y decisiones en tu ausencia?<br />

-Sigamos, Señor de Bort -rogó Rune en tono suave, pese a que sus pequeños ojos hundidos en la grasa no<br />

fuesen particularmente amables-. Me pregunto por qué se preocupa Fife por esta tontería.<br />

-Bien -dijo BaIle con su voz seca que hería los oídos-, quizá Fife imagina que nuestro amigo el autor de la carta<br />

tiene información acerca de un ataque de Trantor a Florina.<br />

-¡Bah! -dijo Fife con desprecio-. ¡Cómo iba a tenerlas! Nuestro servicio secreto es eficaz, te lo aseguro. ¿Y cómo<br />

pararía el ataque si recibía nuestras posesiones como soborno? No, no... Habla de la destrucción de Florina<br />

como si se refiriese a una destrucción física, no política. -Todo esto es demasiado joco... -dijo Steen. -¿Sí? -<br />

preguntó Fife-. ¿Entonces no ves el significado de los acontecimientos de estas dos últimas semanas?<br />

-¿Qué acontecimientos? -Parece que ha desaparecido un analista <strong>del</strong> espacio. Supongo que lo habrás oído<br />

decir.<br />

Bort parecía contrariado, pero en modo alguno más tranquilo.<br />

-Se lo he oído decir a Abel, de Trantor. ¿Y qué hay? No sé nada de los analistas <strong>del</strong> espacio.<br />

-¿Por lo menos habrás leído la copia de su último mensaje a su base de Sark antes de que se diese el parte de<br />

su desaparición?<br />

-Abel me lo enseñó. No le presté atención.<br />

-¿Y el resto de vosotros? -dijo Fife, retándolos uno tras otro con la mirada-. ¿Vuestra memoria puede retroceder<br />

una semana?<br />

-Lo leí -dijo Rune-. Lo recuerdo también. Hablaba igualmente de destrucción, desde luego. ¿Es eso lo que<br />

quieres decir?<br />

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