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07. Las Corrientes del Espacio

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

La historia ocurre durante el ascenso de Trántor desde ser una gran potencia regional hasta convertirse en un Imperio Galáctico, unificando millones de planetas. Esta historia ocurre alrededor del año 11.000 d. C. (inicialmente 34.500 d. C., según la cronología a principios de los años 1950), cuando el Imperio Trantoriano abarca aproximadamente la mitad de la Vía Láctea.

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-No piensas eso. Ven a este sitio esta noche -y le dio una tarjeta que se arrugó y abrasó a los pocos minutos.<br />

Terens fue. Tenía miedo, pero sentía curiosidad. Allí encontró amigos suyos que le miraron con el secreto<br />

pintado en los ojos y compartieron más tarde su trabajo con vacías miradas de indiferencia. Escuchó lo que<br />

decían y descubrió que muchos de ellos parecían creer lo que él a su vez había acumulado en su mente y creía<br />

con toda sinceridad ser de su propia creación y de la de nadie más.<br />

Aprendió que algunos por lo menos de los florinianos consideraban a los Nobles como unos villanos brutos que<br />

ordenaban Florina por sus riquezas y su propio interés, mientras los pobres indígenas sucumbían en la<br />

ignorancia y la pobreza. Aprendió que se acercaba el momento en que se produciría un gigantesco alzamiento<br />

contra Sark y todo el lujo de Florina caería en manos de sus legítimos dueños.<br />

-¿Cómo? -preguntó Terens. Lo preguntó una y otra vez. Después de todo eran los Nobles y los patrulleros<br />

quienes tenían las armas.<br />

Y le hablaron de Trantor, <strong>del</strong> gigantesco mundo que se había hinchado durante los últimos siglos hasta formar<br />

parte de él la mitad de los mundos habitados de la Galaxia. Trantor, decían, destruiría a Sark con la ayuda de<br />

Florina.<br />

Pero, se decía Terens, primero a sí mismo, y después se lo decía a los demás, si Trantor era tan grande y<br />

Florina tan pequeño, ¿por qué Trantor no sustituiría a Sark como más vasto y más tiránico dueño? Si era el<br />

único camino, era preferible soportar a Sark. Era mejor un dueño conocido que un dueño por conocer.<br />

Se rieron de él y le despreciaron, amenazando su vida si decía una palabra de lo que había oído. Pero algún<br />

tiempo después fue observando que uno tras otro todos los que formaban la conspiración iban desapareciendo<br />

hasta que sólo quedó el primer individuo rollizo.<br />

Algunas veces lo veía susurrar misteriosas palabras a algún conocido, pero no hubiera sido prudente advertir a<br />

la presunta víctima que le ofrecían una tentación para ponerle a prueba. Que buscase él mismo la calidad, como<br />

la había buscado Terens.<br />

Terens había pasado algún tiempo en el Departamento de Seguridad, cosa que muy pocos florinianos podían<br />

esperar conseguir. Fue una corta estancia, porque el poder concedido a un funcionario de Seguridad era tal que<br />

el tiempo pasado en su ejercicio era siempre más corto que el pasado en cualquier otro servicio,<br />

Pero en él Terens descubrió, con cierta sorpresa, que había realmente una conspiración que sofocar. Los<br />

hombres y las mujeres de Florina se reunían clandestinamente y tramaban una rebelión. Generalmente eran<br />

subrepticiamente apoyados por el dinero de Trantor. Algunas veces los presuntos rebeldes llegaban a creer que<br />

Florina podía triunfar sin ayuda ajena.<br />

Terens meditaba sobre todo esto. Hablaba poco, observaba una conducta correcta, pero sus pensamientos<br />

estaban en desorden. Odiaba a los Nobles, en parte porque no tenían veinte pies de altura, en parte porque no<br />

podía mirar a sus mujeres y también porque había servido a algunos con la cabeza baja, y encontró que pese a<br />

toda su arrogancia no eran más que unas criaturas idiotas no mejor educadas que él mismo y generalmente<br />

mucho menos inteligentes.<br />

y sin embargo, ¿qué alternativa le quedaba a aquella esclavitud personal suya? Cambiar la estúpida Nobleza<br />

Sarkita por el Imperialismo Trantoriano era inútil. Esperar que los campesinos florinianos hiciesen algo por<br />

cuenta propia era sencillamente una locura. Por lo tanto, no había salida.<br />

Este era el problema que ocupaba su mente desde hacía muchos años, como estudiante, como modesto<br />

funcionario y como Edil.<br />

y entonces se había producido aquella inesperada serie de circunstancias que pusieron en sus manos una<br />

inesperada respuesta en la persona de aspecto insignificante que había sido en un tiempo analista <strong>del</strong> espacio y<br />

ahora balbuceaba algo acerca <strong>del</strong> peligro que corrían todos los habitantes, hombres y mujeres de Florina.<br />

Terens estaba ya en campo abierto donde la lluvia de la noche cesaba ya y las estrellas brillaban húmedas entre<br />

las nubes. Lanzó un profundo suspiro pensando en el kyrt que era el tesoro de Florina ya la vez su melancolía.<br />

No se hacía ilusiones. Ya no era Edil. No era siquiera un campesino floriniano libre. Era un criminal en fuga, un<br />

fugitivo que tenía que ocultarse.<br />

Y no obstante en su mente ardía algo. Durante las últimas veinticuatro horas había tenido en sus manos el arma<br />

más poderosa que se pudiese soñar contra Sark. Sabía que Rik recordaba correctamente que había sido antes<br />

analista <strong>del</strong> espacio, que había sufrido la prueba psíquica <strong>del</strong> vaciado de cerebro; y que recordaba algo<br />

verdadero, horrible y poderoso.<br />

Estaba seguro de ello. Y ahora Rik estaba en manos de un hombre que fingía ser un patriota floriniano pero era<br />

en realidad un agente trantoriano.<br />

Terens sintió la amargura de su cólera en el fondo de la garganta. Desde luego el panadero aquel era un agente<br />

de Trantor. No había tenido la menor duda desde el primer momento. ¿Qué otro habitante de Ciudad Baja<br />

hubiera dispuesto <strong>del</strong> capital suficiente para construir un falso horno de radar?<br />

No podía dejar que Rik cayese en manos <strong>del</strong> agente de Trantor. Estaba dispuesto a correr riesgos sin límites,<br />

¿qué importancia tenían los riesgos? Había incurrido ya en la condena a pena de muerte...<br />

En un rincón <strong>del</strong> cielo había una vaga claridad. Esperaría a que amaneciese. <strong>Las</strong> diferentes estaciones<br />

patrulleras debían tener su 'identificación, desde luego, pero quizá tardasen algún tiempo en registrar su<br />

aparición.<br />

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