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10. Hacia la Fundación

En Hacia la Fundación, Isaac Asimov continúa narrando la biografía de Hari Seldon, que empezó a relatar en Preludio a la Fundación. El libro comienza en Trántor, la capital del Imperio Galáctico, 8 años después de los sucesos ocurridos en Preludio a la Fundación. En esta novela se muestra como Seldon desarrolló su teoría de la psicohistoria desde el concepto hipotético hasta una aplicación práctica a los sucesos del Imperio Galáctico.

En Hacia la Fundación, Isaac Asimov continúa narrando la biografía de Hari Seldon, que empezó a relatar en Preludio a la Fundación. El libro comienza en Trántor, la capital del Imperio Galáctico, 8 años después de los sucesos ocurridos en Preludio a la Fundación. En esta novela se muestra como Seldon desarrolló su teoría de la psicohistoria desde el concepto hipotético hasta una aplicación práctica a los sucesos del Imperio Galáctico.

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poner al día nuestros archivos, aumentar nuestro personal, mantener abiertas nuestras<br />

puertas al público más tiempo...<br />

»Y <strong>la</strong> perspectiva de <strong>la</strong> enciclopedia galáctica en sí... ¡Qué proyecto tan monumental!<br />

Imagínese cuál será <strong>la</strong> reacción cuando el público se entere de que <strong>la</strong> Biblioteca Galáctica<br />

está involucrada en una empresa concebida para preservar y aumentar el esplendor de<br />

nuestra civilización, nuestra gloriosa historia, nuestros bril<strong>la</strong>ntes logros y nuestras<br />

soberbias culturas. Y pensar que yo, el jefe de bibliotecarios Tryma Acarnio, seré el<br />

responsable de que este gran proyecto se ponga en marcha...<br />

Acarnio c<strong>la</strong>vó los ojos en <strong>la</strong> esfera de cristal y se dejó absorber durante unos<br />

momentos por todas aquel<strong>la</strong>s gloriosas fantasías.<br />

-Sí, profesor Seldon -dijo en cuanto volvió a <strong>la</strong> realidad-, usted y sus colegas gozarán<br />

de todos los privilegios posibles..., y contarán con despachos en los que trabajar.<br />

Acarnio colocó <strong>la</strong> esfera de cristal sobre su mesita y volvió a su escritorio envuelto en<br />

un susurro de te<strong>la</strong>s.<br />

-Naturalmente, puede que necesite algún tiempo para convencer al consejo, pero<br />

confio en que sabré manejarles. Déjemelo a mí.<br />

Seldon, Wanda y Palver intercambiaron una rápida mirada de triunfo y alzaron <strong>la</strong>s<br />

comisuras de sus <strong>la</strong>bios en una discreta sonrisa. Tryma Acarnio movió una mano<br />

indicándales que podían irse y así lo hicieron, dejando al jefe de bibliotecarios reclinado<br />

en su asiento soñando con <strong>la</strong> gloria y el honor que sus p<strong>la</strong>nes reportarían a <strong>la</strong> biblioteca.<br />

-Ha sido asombroso -dijo Seldon cuando estuvieron dentro de su vehículo-. Si le<br />

hubierais visto durante nuestra última entrevista... Dijo que estaba «amenazando <strong>la</strong><br />

textura del Imperio» o alguna estupidez semejante, y en cambio hoy después de unos<br />

minutos con vosotros...<br />

-No resultó demasiado difícil, abuelo -dijo Wanda mientras pulsaba un botón y hacía<br />

que el vehículo se introdujera en el tráfico. Wanda había tecleado <strong>la</strong>s coordenadas<br />

correspondientes a su destino en el panel, y el autopiloto tomó el control permitiéndole<br />

reclinarse en su asiento-. Es un hombre con un sentido muy agudo de su importancia<br />

personal. Bastó con que resaltáramos los aspectos positivos de <strong>la</strong> enciclopedia y su ego<br />

se encargó del resto.<br />

-Estuvo perdido desde que Wanda y yo entramos en el despacho -dijo Palver desde el<br />

asiento de atrás-. Con los dos empujándole..., bueno, resultó sencillísimo.<br />

Palver se inclinó hacia de<strong>la</strong>nte y dio un par de palmaditas afectuosas en el hombro de<br />

Wanda. Ia joven sonrió, a<strong>la</strong>rgó un brazo y le acarició <strong>la</strong> mano.<br />

-Debo avisar a los enciclopedistas lo más pronto posible -dijo Seldon-. Quedan treinta y<br />

dos, pero son grandes trabajadores y sólo viven para el proyecto. Los insta<strong>la</strong>ré en <strong>la</strong><br />

biblioteca y después nos enfrentaremos al obstáculo siguiente..., los créditos. Puede que<br />

esta alianza con <strong>la</strong> biblioteca sea justo lo que necesite para convencer a <strong>la</strong> gente de que<br />

nos proporcione fondos. Volveré a solicitar una entrevista con Terep Bindris y os llevaré<br />

conmigo. Parecía bien dispuesto hacia mí..., por lo menos al principio. Pero ahora, ¿cómo<br />

podrá resistírsenos?<br />

El vehículo acabó deteniéndose de<strong>la</strong>nte del edificio psicohistoria en Streeling. Los<br />

paneles <strong>la</strong>terales se deslizaron, pero Seldon no hizo el gesto de bajar sino que se volvió<br />

hacia Wanda.<br />

-Wanda, ya sabes lo que tú y Stettin conseguisteis con Acarnio. Estoy seguro de que<br />

también lograréis sacar unos cuantos créditos a algunos benefactores financieros.<br />

»Sé que no te gusta abandonar tu amado primer radiante, pero estas visitas os<br />

proporcionarán <strong>la</strong> ocasión de practicar, de perfeccionar vuestras habilidades y haceros<br />

una idea de lo que podéis conseguir.<br />

-Está bien, abuelo, aunque estoy segura de que ahora que <strong>la</strong> biblioteca ha dado luz<br />

verde a tu proyecto descubrirás que <strong>la</strong> resistencia a tus peticiones ha disminuido mucho.

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