10. Hacia la Fundación
En Hacia la Fundación, Isaac Asimov continúa narrando la biografía de Hari Seldon, que empezó a relatar en Preludio a la Fundación. El libro comienza en Trántor, la capital del Imperio Galáctico, 8 años después de los sucesos ocurridos en Preludio a la Fundación. En esta novela se muestra como Seldon desarrolló su teoría de la psicohistoria desde el concepto hipotético hasta una aplicación práctica a los sucesos del Imperio Galáctico.
En Hacia la Fundación, Isaac Asimov continúa narrando la biografía de Hari Seldon, que empezó a relatar en Preludio a la Fundación. El libro comienza en Trántor, la capital del Imperio Galáctico, 8 años después de los sucesos ocurridos en Preludio a la Fundación. En esta novela se muestra como Seldon desarrolló su teoría de la psicohistoria desde el concepto hipotético hasta una aplicación práctica a los sucesos del Imperio Galáctico.
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-No sé qué hacer -dijo-. Contarte chistes y anécdotas graciosas no sirve de nada. Las<br />
entiendes de forma puramente intelectual. Me temo que tendrás que memorizar el sonido.<br />
-Usa una banda sonora holográfica -dijo Dors.<br />
-iNo! No sería Demerzel, sino una pandil<strong>la</strong> de idiotas contratados para reírse como lo<br />
que son. No es eso lo que quiero. Vuelve a intentarlo, Demerzel.<br />
Demerzel volvió a intentarlo una y otra vez hasta que Seldon se dio por satisfecho.<br />
-De acuerdo -dijo-, memoriza ese sonido y reprodúcelo cuando se te formule <strong>la</strong><br />
pregunta. Tu expresión debe transmitir que <strong>la</strong> pregunta te hace mucha gracia. Por muy<br />
bien que lo imites, no puedes emitir el sonido de <strong>la</strong> risa con <strong>la</strong> cara seria. Sonríe un poco,<br />
sólo un poco... Sube <strong>la</strong>s comisuras de los <strong>la</strong>bios. -La boca de Demerzel fue moldeando<br />
lentamente una sonrisa-. No está mal... ¿Puedes conseguir que te chispeen los ojos?<br />
-¿Qué quieres decir con eso de que le «chispeen» los ojos? -preguntó Dors con voz<br />
indignada-. Nadie puede conseguir que le chispeen los ojos. No es más que una<br />
metáfora...<br />
-No, no lo es -dijo Seldon-. Cuando hay algunas Iágrimas en los ojos provocadas por lo<br />
que sea, tristeza, alegría, sorpresa, tanto da, el reflejo de <strong>la</strong> luz en <strong>la</strong>s pequeñas lágrimas<br />
crea ese efecto.<br />
-Bueno, ¿y esperas realmente que Demerzel produzca lágrimas? ¿Que llore?<br />
-Mis ojos producen lágrimas -dijo Demerzel con mucha calma-. Sirven para limpiarlos,<br />
aunque nunca hay un exceso de fluido. C<strong>la</strong>ro que si me imagino que los tengo<br />
ligeramente irritados...<br />
-Inténtalo -dijo Seldon-. Siempre ayudará un poco.<br />
Cuando <strong>la</strong> holovisión subetérica acabó de transmitir <strong>la</strong> char<strong>la</strong> y <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras se dirigían<br />
hacia millones de mundos a miles de veces <strong>la</strong> velocidad efectiva de <strong>la</strong> luz -pa<strong>la</strong>bras<br />
cargadas de información, pronunciadas en un tono de voz serio y calmado, sin el mínimo<br />
embellecimiento retórico-, y se hubieron abordado todos los temas salvo el de los robots,<br />
Demerzel dec<strong>la</strong>ró que estaba dispuesto a responder a <strong>la</strong>s preguntas que quisieran.<br />
No tuvo que esperar mucho tiempo. La primera pregunta fue: «Señor primer ministro,<br />
¿es usted un robot?»<br />
Demerzel se limitó a contemp<strong>la</strong>r impasiblemente a quien había formu<strong>la</strong>do <strong>la</strong> pregunta<br />
haciendo que <strong>la</strong> tensión se acumu<strong>la</strong>ra. Después sonrió, su cuerpo tembló ligeramente y<br />
se rió. No fue una carcajada estrepitosa, pero sí muy sonora, <strong>la</strong> risa de alguien que está<br />
disfrutando de una agradable fantasía interna. Era muy contagiosa. El público empezó a<br />
soltar risitas ahogadas y acabó riendo con él.<br />
Demerzel esperó a que los últimos ecos de <strong>la</strong>s carcajadas se desvanecieran.<br />
-¿He de responder a esa pregunta? -dijo Demerzel con los ojos chispeantes-. ¿Es<br />
realmente necesario?<br />
Cuando <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong> se oscureció aún estaba sonriendo.<br />
23<br />
-Seguro que ha funcionado -dijo Seldon-. El vuelco en <strong>la</strong> situación no será instantáneo,<br />
naturalmente. Hace falta un poco de tiempo, pero creo que los acontecimientos ya<br />
empiezan a moverse en dirección correcta. Me di cuenta cuando interrumpí el discurso de<br />
Namarti en el campus universitario. El público estaba con él hasta que me enfrenté a<br />
Namarti, demostrando que él y sus matones no me asustaban. En cuanto lo hice, todos<br />
empezaron a cambiar de bando en seguida.<br />
-¿Y crees que ésta situación es parecida a aquél<strong>la</strong>? -preguntó Dors con voz dubitativa.<br />
-Por supuesto que sí. Si no dispongo de <strong>la</strong> psicohistoria puedo utilizar <strong>la</strong> analogía..., y<br />
supongo que también puedo utilizar el cerebro con el que nací, ¿no? El primer ministro<br />
veía cómo <strong>la</strong>s acusaciones llovían sobre su cabeza y se enfrentó a el<strong>la</strong>s con una sonrisa y<br />
una carcajada, <strong>la</strong> reacción menos robótica que se pueda imaginar, y en sí mismo ese