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Observatorio del Caribe, Nº2, Otoño Sur 2010 - CAEI

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<strong>Observatorio</strong> <strong>del</strong> <strong>Caribe</strong>, Número 2, Año I, Otoño <strong>Sur</strong> <strong>2010</strong><strong>Caribe</strong>: Resignificación&SentidoPolítica Exterior:Cuba: El pragmatismo y losDerechos Humanosby Natalia Soledad MercadoEstudiante de Relaciones InternacionalesUniversidad <strong>del</strong> Salvadornmercado@caei.com.arCita sugerida: Natalia Mercado, “Cuba: Elpragmatismo y los Derechos humanos”, <strong>Observatorio</strong><strong>del</strong> <strong>Caribe</strong>, Número 2, <strong>CAEI</strong>, Otoño <strong>Sur</strong>, <strong>2010</strong>Si el pragmatismo se basa en la utilidad y ésta es, por lo tanto, la base de todo significado ¿qué significanlos derechos humanos desde una perspectiva pragmática? A grandes rasgos, y por lo que se evidenciadiariamente en las cuestiones que atañen a las relaciones internacionales, se puede observar que losderechos humanos significan una herramienta de utilización práctica en el imaginario que conforma eldiscurso político. Así, según los objetivos que persiguen los gobiernos de diferentes Estados se presentanlos derechos humanos desde diferentes perspectivas y se los clasifica de acuerdo a criterios autoinventadosde importancia.Un ejemplo claro de semejante situación la ofrece el actual contexto en el que se enmarcan los derechoshumanos en relación a la política interna de la República de Cuba y la forma en la que ésta afecta susrelaciones con diversos países, como los Estados Unidos de América y miembros de la Unión Europea.La situación de los derechos humanos en Cuba es difícilmente definible en unas pocas líneas y presenta undesafío que compromete la objetividad <strong>del</strong> analista. Lo cierto es que si nos abstraemos de realizarapreciaciones de cualquier índole referentes tanto al Gobierno cubano como de la política que lleva a caboen materia de derechos humanos, y centramos la atención en los argumentos que se presentan en el actualdebate entre Cuba por un lado, y Estados Unidos, la UE y demás países por el otro, podemos llegar a<strong>del</strong>inear algunos aspectos significativos sobre la manera en que la defensa de los derechos humanos seconvierte en una forma de hacer política.Orlando Zapata Tamayo falleció el 23 de febrero de <strong>2010</strong>, tras 86 días de huelga de hambre, preso en unacárcel cubana. A Zapata Tamayo se lo vinculó con la disidencia política cubana y Amnistía Internacional loconsideró un preso de consciencia mientras que la versión oficial <strong>del</strong> Gobierno de Cuba lo calificó como un“<strong>del</strong>incuente común”. Sin entrar demasiado en detalle sobre la real situación de Zapata Tamayo cabedestacarse que en tanto se lo consideró internacionalmente como un opositor al régimen castrista, sumuerte –la primera desde que en 1972 el opositor Pedro Luis Boitel falleciera preso por huelga de hambre–despertó la polémica entre la opinión pública tanto cubana como internacional. Acto seguido los medios decomunicación desataron una lluvia de notas, artículos, entrevistas y demás que terminaron constituyendo,de una u otra forma, dos facciones en un debate.Ya para el día 11 de marzo de <strong>2010</strong> la Unión Europea aprobaba, por 509 votos contra 30, una resolución enla que no sólo condenaba «enérgicamente la muerte evitable y cruel» de Zapata Tamayo, sino que tambiénTodos los derechos reservados. - Pág. 131

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