111que, con un estilo similar al que Suárez había utilizado para legalizar el PCE, sin informar del todoa los militares, esta vez se había utilizado a Tejero sin decirle toda la verdad del plan. Y en elmomento crucial, Tejero fue quien realmente abortó el <strong>golpe</strong>.Ajustando las piezasIndependientemente del hecho de que se ejecutara bien o mal, antes del fracaso --sólo relativo-- deldesenlace final, el <strong>golpe</strong> del 23-F pasó por un proceso más o menos largo de preparación, conmultitud de reuniones y actuaciones previas de los implicados, de las cuales hay confirmaciónoficial y que no ponen en entredicho el alcance de la conjura. Se tiene constancia de que, ya en elmes de julio de 1980, se reunieron el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, PedroMas (ayudante de campo del general Milans del Bosch en la III Región Militar de Valencia) y elcivil Juan García Carrés, para comenzar a planificar el operativo que tenía que tomar las Cortes. El<strong>rey</strong> en aquellos momentos se hallaba en una ronda de conversaciones con los dirigentes de laoposición (Felipe González, Manuel Fraga, Santiago Carrillo...). Aunque hay pocos datos sobreestas entrevistas, se sabe que se hablaba fundamentalmente de la crisis institucional y de una posiblesalida con un gobierno de coalición, de "salvación nacional". Según fuentes muy diversas, Suárezera casi el único ausente de la "operación Armada''. Pese a aquel digno gesto de no quererse echaratrás, Carrillo parece que sí estaba en la operación, porque sabía que era la única manera de quehubiera un ministro comunista. Además, se sabe que, aparte de sus audiencias con el <strong>rey</strong>, se reunióvarias veces con Sabino Fernández en su casa de los apartamentos Colón.Tras el verano, comenzaron a aparecer en prensa comentarios en torno al hecho de que, desde elentorno de Felipe González, se promovía a un general para presidir un gobierno de coalición. Y losrumores circulaban de manera más extensa entre los políticos. El 22 de octubre de 1980, lossocialistas Enrique Múgica y Joan Reventós se reunieron con Armada, en casa del alcalde deLleida, el también socialista Siurana. Trascendió que hablaron de la disposición favorable delgeneral Armada a formar un gobierno de coalición entre la UCD y los grupos de la oposiciónparlamentaria, presidido por un independiente, presumiblemente militar. En noviembre, losdirigentes de los partidos de la oposición volvieron a pasar por La Zarzuela para hablar con el <strong>rey</strong>en una nueva ronda de consultas. Ya de vacaciones en Baqueira, también llegó Suárez paraconversar; éste se negó a aceptar un gobierno de coalición con ningún partido de la oposición. Perolas referencias en la prensa "seria" o convencional (El País, ABC...) acerca de esta idea "en unasituación de extrema gravedad", en "una eventual emergencia peligrosa para la democracia ', sehicieron constantes. Además, el 17 de diciembre, el diario más leído en los cuarteles, el Alcázar,publicó un artículo sobre la preparación de una conspiración de militares firmado por el "colectivoAlmendros". Aquel mismo mes, Tejero se empezaba a preparar, comprando, a través demediadores, los seis autobuses que trasladarían a los guardias civiles que asaltaron el Congreso.Quedaron depositados en una nave industrial de Fuenlabrada (Madrid), alquilada a tal objeto.En una fecha indeterminada, a finales de año, Armada, temiendo que le espiaran, encargó aAseprosa (una emprensa de seguridad que servía de tapadera del CESID, controlada por AntonioCortina, hermano de José Luis, el jefe de la AOME) una intervención de sus teléfonos, que fueefectuada por técnicos del CESID. El general todavía estaba destinado en Lleida, desde donde se
112pudo constatar que, sólo en el mes de diciembre, habló con el <strong>rey</strong> como mínimo tres veces. El día18, cuando fue de vacaciones a Madrid, lo visitó en La Zarzuela. Aparte de aprovechar para citarseel 3 de enero en Baqueira, revisaron juntos el discurso que el <strong>rey</strong> iba a pronunciar en Nochebuena.Armada conserva una fotocopia de las cuartillas con retoques de su propia mano. El 24 dediciembre, el <strong>rey</strong> lanzó aquel mensaje navideño lleno de ideas sugerentes, por primera vez sin lafamilia delante de las cámaras, sentado ante su mesa de trabajo: "La Monarquía que en mí seencarna [...] impulsora de una acción de todos para todos". Dirigiéndose a los políticos, dijo:"Consideremos la política como un medio para conseguir un fin y no como un fin en sí mismo.Esforcémonos en proteger y consolidar lo esencial si no queremos exponernos a quedarnos sin baseni ocasión para ejercer lo accesorio". Y al pueblo en general: "No podemos desaprovechar, coninútiles vaivenes, compromisos y disputas, esta voluntad de transformar y estabilizar España..." Dosdías después de la entrevista que había concertado con Armada, debido a la cual el general hubo deadelantar el final de las vacaciones, el <strong>rey</strong> pronunció otro discurso. Esta vez el de Pascua, dirigido alos militares, que acababa así: "Yo tengo la certeza de que si permanecéis unidos, entregados avuestra profesión, respetuosos con las normas constitucionales en las que se basa nuestro Estado dederecho, con fe y confianza en los mandos y en vuestro Jefe Supremo, y alentados siempre por laesperanza y la ilusión, conseguiremos juntos superar las dificultadas inherentes a todo período detransición y alcanzar esa España mejor en la que ciframos nuestra felicidad".El 10 de enero de 1981, Armada viajó a Valencia para encontrarse con el general Milans del Bosch.<strong>Un</strong>a semana después, el día 18, fue Milans quien viajó a Madrid para reunirse, en un piso delcoronel Mas, con éste y otros conspiradores (en concreto, Tejero, Torres Rojas y el civil GarcíaCarrés), e informarles de la entrevista con Armada. Fue en esta reunión donde se estableció el plande ocupar el Congreso, derrocar por la fuerza al Gobierno y formar uno de nuevo que encarrilara lademocracia. Estimaron que la operación no se tenía que llevar a cabo hasta que Armada no fueranombrado segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, hecho previsto para próximas fechas. Deeste modo se realizaría sin violencia. Incluso se habló de un procedimiento constitucional y político.Al día siguiente, el coronel Ibáñez, del Estado Mayor de Milans y enlace suyo, fue hacia Lleida paracomunicar a Armada el resultado de la entrevista anterior. Cuando el 22 de enero el presidenteSuárez se enteró del futuro ascenso de Armada, todos estos militares ya tenían noticias del mismo.Se lo comunicó el <strong>rey</strong>, en una reunión en La Zarzuela que acabó con una acalorada discusión entrelos dos. Ni Suárez ni Gutiérrez Mellado estaban de acuerdo, pero el <strong>rey</strong> impuso su criterio.Se continuaban insertando nuevos artículos en el Alcázar con el pseudónimo "colectivoAlmendros", y otros textos entregados a otras publicaciones, alusivos al <strong>golpe</strong>, momento en el queSuárez decidió dimitir, el 26 de enero. Lo comunicó a los miembros de su Gobierno antes que anadie. Dice que tuvo la precaución de anunciarlo a ellos antes que al <strong>rey</strong>, para que el monarca no sepudiera apuntar el tanto de haber sido quien le había pedido que dimitiera. "A mí no me hace lo quea Arias", comentó al parecer. Sólo al día siguiente, el 27, fue a La Zarzuela a informar al <strong>rey</strong>.Suárez siempre ha dado a entender que estaba enterado del hecho de que se planeaba un <strong>golpe</strong> deEstado para destituirlo y que dimitió para evitarlo. En la larga conversación que mantuvo con el <strong>rey</strong>,le dijo que lo hacía "como única manera de evitar a Vuestra Majestad el riesgo político de resolverla crisis que se anuncia". En otro contexto explicó, además, que en aquellos momentos tenía laobligación de "defender al <strong>rey</strong>, incluso del <strong>rey</strong> mismo". Y el 29 de enero lo explicó en un mensajetelevisado bastante claro para todo el mundo: "Dimito porque no quiero que el sistema democrático,tal como nosotros lo hemos deseado, sea, una vez más, un simple paréntesis en la historia deEspaña". Tras todas las tensiones y discusiones con el monarca, no tanto para conseguir que Suárezpresentara la dimisión como para intentar llevarlo a su terreno en política internacional (en el tema
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