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Un rey golpe a golpe

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154Resulta prácticamente imposible presentar una nómina completa de las distinguidas por los favoresreales. Tal y como explican las personas más próximas, como las ocasiones de conocer gente quetiene el monarca son más bien escasas, suele quedar deslumbrado por las mujeres que ve entelevisión y, cuando esto sucede, solicita a mediadores que se las presenten. Esto de ser <strong>rey</strong> pareceque, por lo general, funciona bastante bien, y el éxito de la operación suele estar asegurado. Susaventuras, casi siempre poco exclusivistas, suelen durar poco tiempo. O bien se mantienen duranteaños pero de manera intermitente, intercalándose las unas con las otras. Fueron frecuentes desde losprimeros años de casado, pero el ímpetu sexual del monarca no disminuyó con los años y continuóen plena madurez, y todavía hoy, aunque ya tenga edad de disfrutar de una plácida jubilación.Preocupado por mantener una buena imagen, a partir de los 50 años empezó a tapar su incipientecalvicie con dos pequeños postizos intercambiables que le cubrían la tonsura, y se sometió a variostratamientos de rejuvenecimiento y embellecimiento (sobre todo, para arreglar unos dientesincisivos superiores demasiado pequeños que entenebrecían su sonrisa), combinados con ejerciciofísico para mantenerse en forma.El resultado global de todo esto lo pudo comprobar casi todo el mundo, cuando el 20 de mayo de1995 la revista italiana Novel 2000 publicaba las fotos del <strong>rey</strong> desnudo sobre la cubierta del yateFortuna, cuando tenía 57 años, "en espléndida soledad". Las instantáneas se habían tomado, segúnla revista, tras la boda de la infanta Elena (en marzo de 1995), cuando el monarca se relajaba deltrasiego cotidiano en el mar después de habérselo quitado todo menos la gorra; aunque, según otrasfuentes, eran más antiguas (de 1989, concretamente). Los paparazzi ya habían pillado antes a unoscuantos príncipes herederos (entre otros, Alberto de Mónaco), pero nunca antes ni después a un <strong>rey</strong>coronado. Y como demostraba un bronceado uniforme, estaba habituado a hacerlo, aunque a laCasa Real le faltó tiempo para decir que era "por prescripción facultativa" para exponer al sol lascicatrices de la intervención quirúrgica que en 1985 le había extirpado parte del testículo izquierdocomo consecuencia de un <strong>golpe</strong>. De todos modos, en las imágenes no se veía tan detalladamente.Más bien se ofrecían con bastante pudor, y a mucha distancia, "las reales rotundidades a los besosdel sol", como decía el texto del reportaje.Y pese a que el semanario atizaba el morbo anunciando que Juan Carlos mostraba "las joyas másescondidas de la Corona española" cuando maniobraba para cambiar de postura, los más mirones nopudieron satisfacer su curiosidad para comprobar si, también en este aspecto, don Juan Carlos eracomparable a su antepasado Fernando VII, llamado el Deseado, que, como se sabe, "asustaba a suscónyuges con el desproporcionado volumen de sus atributos". En España no se pudieron ver lasfotos porque la misma agencia que las vendió en Italia a Novel 2000 las cedió por una abundantecantidad a un semanario que prefirió guardarse la exclusiva en un cajón, vaya usted a saber por qué.Pero el tema trascendió de todos modos y hubo reacciones para todos los gustos. Algunosentusiastas juancarlistas, guiados más por la imaginación que por la comprobación de lo que larevista italiana había publicado realmente, escribieron comentarios halagadores sobre el miembroviril de nuestro <strong>rey</strong>. Antonio Burgos, por ejemplo, se dejó llevar y dijo: "Con estas fotos hemospodido comprobar, así, fehacientemente, que don Juan Carlos tiene la entrepierna tan bienamueblada como demostró el 23-F". Francisco Umbral exclamaba en una columna suya: "¡Albriciascon el desnudo real! El Rey ha demostrado tener el mandato condicional". Y hasta elultraconservador Jaime Campmany recitaba en la Cope: "Dicen que el Rey en las fotos / sale conmuy buena cara, / y tres palmos más abajo / lo que viene da la talla [...] así que al ver la bandera /que el Fortuna quita izada / salió de la espuma Venus / exclamando: ¡Viva España!"

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