10.07.2015 Views

Un rey golpe a golpe

Un rey golpe a golpe

Un rey golpe a golpe

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

90En el mes de agosto, empezaron los contactos con la oposición para ver cómo se podía ajustar la leypara legalizar lo que estaban dispuestos a conceder. Pero siempre con conversaciones a nivelindividual, por separado con cada líder político, sin que el Gobierno aceptara una negociaciónpolítica, que era lo que proponía la Platajunta. Aparte de las conversaciones del Gobierno, desdeaquel mismo mes Joaquín Garrigues Walker, representante de la Trilateral en España, se reunió convarios líderes de la oposición para ir tanteándolos. Las reuniones se celebraron en su casa deAravaca y, entre otros, habló con Raúl Morodo, Miquel Roca, Joan Reventós, Alejandro Rojas-Marcos, Antonio García Trevijano, Francisco Fernández Ordóñez, José María Armero...Por su parte, Suárez se trabajaba fundamentalmente al PSOE, que, tras los primeros contactos quehabía tenido con él en el entorno del príncipe antes de la muerte de Franco, ya estaba de rebajas, enla línea de la junk politic ('política basura', de inspiración yanqui). El día 10 de agosto se entrevistóen secreto con Felipe González, en casa de Fernando Abril Martorell, el ministro de Agricultura,que era ya la mano derecha del presidente; y, otra vez, el 2 de septiembre. En estas reuniones FelipeGonzález se mostró dispuesto a reconocer la monarquía a cambio de ciertos compromisos de apoyoal PSOE, con menoscabo del Partido Comunista. Eso sí, anunciaba que, de cara al exterior,seguirían defendiendo la república como forma política del Estado, en una actitud testimonial,porque no podían hacer otra cosa ante su militancia, por el momento. A la vez, otros dirigentes delPSOE (los hermanos Solana, Enrique Múgica y Luis Gómez Llorente) maniobraban para presionaral entonces ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa, a fin de que no legalizara el PCE, al cualveían como un fuerte competidor. El 8 de septiembre, Suárez convocó a los capitanes generales y ala cúpula militar para explicarles los planes de reforma, ya con el proyecto de ley en la mano, y parahablarles de la legalización de los partidos. Supuestamente, en este último punto ya se incluía elPCE, y el presidente tenía que decírselo y convencerles de que no pasaba nada. Pero respecto a estepunto hay versiones discrepantes. Suárez aseguró después, en los momentos previos a lalegalización efectiva, que sí se había tratado el tema y que a los militares les había parecido bien.Según la versión de Armada, sin embargo, cuando un alto mando militar le preguntó si legalizaría elPartido Comunista, la respuesta de Suárez fue que, con los estatutos que el partido tenía en aquelmomento, era imposible legalizarlo, con lo que se sintieron aliviados. Esta versión es más coherentecon lo que se sabe de los acuerdos a los que Suárez había llegado días antes con los socialistas, ycon lo que se podía esperar de los militares. De ahí que tenga más aire de ser la versión auténtica.Fuera como fuese, el presidente tuvo un éxito personal muy grande, lo cual era bastanteextraordinario, puesto que muchos de aquellos militares habían acudido a la cita dispuestos a darguerra. Les explicó tan bien las cosas, que un coronel acabó aclamando a Suárez con un "¡Viva lamadre que te parió!" Dos días después, el Consejo de Ministros aprobaba el texto definitivo delProyecto de ley para la reforma política, cuya redacción se atribuye a Torcuato Fernández Miranda.Con ella, el <strong>rey</strong> consiguió desembarazarse de las Leyes Fundamentales, a las que había juradofidelidad en 1969. Pero antes tenía que conseguir que la aprobaran las Cortes de Franco, teniendo encuenta que supondría que se tendrían que disolver. El viejo profesor de Juan Carlos trabajó sincesar, intrigando con unos y con otros para conseguir los votos, negociando casi uno por uno. Y fueconsiguiendo los votos que necesitaba de los procuradores, alentados por la esperanza de conservarun sitio de privilegio en el nuevo sistema de poder que se estaba estableciendo.Fue difícil, pero no tanto como podía parecer a simple vista. Al fin y al cabo, todos sabían que, silas Cortes hacían fracasar el proyecto del Gobierno con una votación negativa, el <strong>rey</strong> y el Consejodel Reino podrían suspender la prórroga aprobada en enero de 1976, cuando Arias todavía erapresidente, y disolverlas inmediatamente. Y pasaría lo mismo si tras el debate se introducían másenmiendas de la cuenta. Fernández Miranda ya lo había advertido claramente en una entrevista

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!