29un parangón airoso con los de los países más progresivos". Incluso les prometía un referéndum:"[...] seré el primero en desear y pedir esta confirmación de la voluntad de España tan pronto comolas circunstancias lo permitan". Sus iniciativas, sin embargo, no acababan de tener éxito. Desdeluego, en España el pueblo no salió a la calle para exigir el regreso de Don Juan. Las potenciasextranjeras tampoco decidieron desembarcar. Y en cuanto a Franco, lo único que consiguió DonJuan fue enfadarse con los miembros de su consejo privado, que tan mal le habían asesorado.Entonces Vegas Latapié estaba en Friburgo, acompañando como preceptor a Juan Carlos, a quien,en un plan educativo más que complicado, le había tocado volver temporalmente al internado. Enjulio presentó la dimisión como miembro de la secretaría política de Don Juan, no se sabe muy biensi porque ya no aguantaba más la tensión de las persecuciones políticas, o por desavenencias con lalínea que Don Juan decidió seguir tras el fracaso del segundo manifiesto. Aunque, durante algúntiempo, todavía continuó acompañando al príncipe. Después, tomó el relevo como preceptor LuisRoca de Togores, vizconde de Rocamora.En enero de 1948, Juan Carlos, todavía en Friburgo, tuvo que ser internado 15 días en un hospital acausa de una otitis. Hubo una intervención quirúrgica posterior sobre la cual se tienen pocos datos.Aparte de esto, tenía dificultades en la oreja izquierda por lesiones genéticas, hereditarias.El mismo mes de enero Don Juan se preguntaba: "Bueno, y ahora ¿qué hago?". Y fue SainzRodríguez quién asumió la responsabilidad de aconsejarle. "Señor, Franquito está tan consolidadocomo el Monasterio del Escorial. No hay quien lo mueva", le dijo. A pesar del aislamientointernacional al que lo tenían sometido, el dictador continuaba dispuesto a no dejar el poder. Pero síque parecía predispuesto a continuar la política de gestos iniciada con la Ley de Sucesión paraintentar romper el asedio. "Para que le dejen de tratar como a un maricón con purgaciones", explicóSainz Rodríguez a Don Juan, "Vuestra Majestad tiene una baza en las manos, vital para Franco:Don Juanito. Juéguela a fondo". Aceptar a Juan Carlos en España podría servirle a Franco parademostrar al mundo que estaba empezando a pensar en el futuro, y a Don Juan tampoco le costaríatanto renunciar a un hijo que, de todos modos, ya estaba lejos de él la mayor parte del tiempo. SainzRodríguez utilizó toda la retórica de la que disponía para convencerle: "Le lamerá el culo a VuestraMajestad cuantas veces haga falta para tener a Don Juanito en España", le aseguró.El 25 de agosto de 1948 Don Juan y Franco se reunieron en el yate del Caudillo, el Azor, cerca deSan Sebastián. Juan acudió con su barco prestado, el Saltillo. En el camarote del Azor, a solas, elaspirante al trono y el dictador hablaron durante horas y acordaron que el príncipe se instalase enEspaña para estudiar el bachillerato. Franco aceptó sin objeciones los profesores escogidos por DonJuan, y se comprometió a permitir propaganda monárquica en los diarios ABC y Diario deBarcelona.A Don Juan no le gustó el texto que salió en los medios de comunicación españoles el 29 de agosto.Y de pronto, tras el verano, decidió nuevamente enviar a Juan Carlos a Friburgo. Sólo fue unaestancia temporal, hasta que Don Juan consiguió que los diarios del Régimen publicaran uncomunicado en el que se precisaba que nunca había tenido el proyecto de abdicar en favor de suhijo. Tras el periplo de Suiza a Estoril y de Estoril a Suiza, Juanito volvió de nuevo a Portugal parainiciar desde allí el viaje a Madrid. De tanto ir y volver, empezó el curso con un poco de retraso.
30Primer viaje a MadridSu primer viaje a España convirtió a Juanito en Juan Carlos, para diferenciarlo de su padre ycongraciarlo con los carlistas. El 8 de noviembre de 1948, el duque de Sotomayor, José Aguinaga,el conde de Orgaz, Mercedes Solano y el vizconde de Rocamora acompañaron a JuanCalas hasta Madrid en el Lusitania Express. Fue una salida discreta, siguiendo las instrucciones delembajador Nicolás Franco, sin despedidas, excepto las de la familia. Conducía el tren el condede Alcubierre, vestido con la camisa azul y la gorra de ferroviario (entonces los ingenieros decaminos podían conducir trenes; en otros viajes posteriores, lo condujo el conde de Ruiseñada).Además del conductor aristócrata, Juanito contaba con un vagón especial, que Renfeenvió desde España para la ocasión. El tren salió a las 8 de la tarde. Para darle la bienvenida, que notuvo lugar en Madrid sino en la estación de Villaverde, estuvieron el conde de Fontanar, el marquésde Casa Oriol, el sacerdote Ventura Gutiérrez y Julio Dánvila, que fue su primer preceptor enEspaña. Se trataba de un grupo de señores vestidos de negro, con la alegría del franquismo en elrostro. Cuando llegó, lo trasladaron directamente al Cerro de Los Angeles; y allí, misa, comunión yofrenda al Sagrado Corazón.<strong>Un</strong>as cuantas semanas después, el 24 de noviembre, lo llevaron al Pardo a visitar por primera vez aFranco, que lo recibió como quien recibe a un nieto, pero tratándole de alteza. Para el príncipe fuecomo ir a ver a un artista de cine. Le pareció "más bajito que en las fotografías, tenía barriga y mesonreía de una forma que me resultó poco natural". Le preguntó cómo le iban los estudios y, paracomprobarlo, le pidió la lista de los <strong>rey</strong>es godos. También si le gustaba cazar, y le invitó aacompañarlo a Aranjuez para practicar el tiro de faisanes, antes de que se fuera de vacaciones aEstoril. Le prometió que le regalaría una escopeta para la ocasión. El pequeño príncipe tambiénsaludó a "la señora". Y Franco también recibió al médico encargado de hacer un seguimientoclínico del príncipe, Heliodoro Ruiz (hijo del profesor de gimnasia del mismo nombre).No fue a un colegio convencional, sino que montaron uno especial para él, Las Jarrillas, una fincapropiedad de Alfonso Urquijo situada a menos de 20 kilómetros de .Madrid, cerca de uncuartel militar, en Colmenar Viejo. Para que no estuviera solo, buscaron a unos cuantos niños de suedad, el mejor de cada casa de la alta burguesía y la aristocracia, que dejaron los colegiosrespectivos para residir y estudiar con el príncipe: Carlos de Borbón y Dos Sicilias (primo), AlfonsoÁlvarez de Toledo, Agustín Carvajal Fernández de Córdoba , Jaime Carvajal y Urquijo (marqués deIsasi), Fernando Falcó (marqués de Cubas), y Alfredo Gómez Torres, José Luis Leal y Juan JoséMacaya y Aguinaga. Y también se tuvo que constituir un equipo especial de profesores, dirigido porJosé Garrido, un hombre de la absoluta confianza de Don Juan.En la primera carta que escribió, "Juanito" contaba que había participado en una cacería conAlfonso Urquijo y que había matado un jabalí. Don Juan se comunicaba poco con él, mucho menosque con sus otros hijos cuando estaban lejos. Sólo alguna carta en la que le recomendaba que fuerarespetuoso y obediente y que estudiara mucho. También autorizaba a los profesores de Juan Carlospara que le dieran alguna reprimenda si lo creían necesario. No se quería que la llegada del príncipetuviera demasiada repercusión en el interior. La situación política ya era complicada por sí misma.Ante la necesidad de buscar una salida al Régimen de Franco existían varios grupos de opinión. Porun lado los opositores al "Régimen". Pero, entre los adeptos, también había muchos gruposantimonárquicos. El mismo Franco había participado en la deslegitimación de la monarquía. Setrataba fundamentalmente de dos grupos: los carlistas (que defendían la opción al trono de CarlosHugo), y la Falange, que entendía, en una suerte de disparate entre su discurso y su práctica, que
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