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Un rey golpe a golpe

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120"Confirmando conversación telefónica acabamos de tener, te hago saber con toda claridad losiguiente: 1. Afirmo mi rotunda decisión de mantener el orden constitucional dentro de la legalidadvigente; después de este mensaje ya no puedo volverme atrás. 2. Cualquier <strong>golpe</strong> de Estado nopuede escudarse en el Rey, es contra el Rey. 3. Hoy más que nunca estoy dispuesto a cumplir eljuramento de la bandera muy conscientente, pensando únicamente en España; te ordeno que retirestodas las unidades que hayas movido. 4. Te ordeno que digas a Tejero que deponga su actitud. 5.Juro que no abdicaré de la Corona ni abandonaré España; quien se subleve está dispuesto a provocaruna guerra civil y seré responsable de ella. 6. No dudo del amor a España de mis generales; porEspaña primero, y por la Corona después, te ordeno que cumplas cuanto te he dicho". Al poco derecibirlo, Milans comunicó a La Zarzuela que cumpliría sus órdenes. Ya no había salida. Peroadvirtió que el teniente coronel Tejero no le obedecía y la situación del Congreso era muy peligrosa.A las 4 de la madrugada, las tropas se retiraban de las calles de Valencia y se dictaba un bando queanulaba el anterior. A dos cuartos de set Milans se retiraba de su tabla de mando y se iba a dormirsin preocuparse demasiado por la situación en que quedaba Tejero, que todavía estaba encerrado enlas Cortes. De todos modos, el teniente coronel de la Guardia Civil empezaba a comprenderlo.Hasta el comandante de la División Acorazada que había ido a apoyarle cuando ya todo estabaperdido, Pardo Zancada, le aconsejaba que se rindiera, mientras sus guardias huían por las ventanas.Por la mañana, todos veían tan claro el final, que el mismo líder de Alianza Popular, Manuel Fraga,se puso de pie en el hemiciclo y lanzó un memorable discurso antigolpista: "¡Quiero salir porqueesto es un atentado contra la Democracia y la Libertad!... ¡Esto no favorece ni al <strong>rey</strong>, ni a España, nia la Guardia Civil!... ¡Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio!” Lo secundaron losdiputados Óscar Alzaga, Fernando Alvarez de Miranda e Iñigo Cavero, que se abrieron laschaquetas de par en par: "¡Dispárenme a mí!" Todo un show como fin de fiesta.Antes de entregarse, Tejero exigió la presencia de Armada. Sólo pactaría la rendición con él. <strong>Un</strong>gesto entre militares y en su lenguaje, para dejar patente su traición y humillarlo públicamente. A launa menos cuarto del 24 de febrero, tras hablarlo con el <strong>rey</strong>, Armada firmó a la puerta de las Cortes,sobre el capó de un coche, la "nota de capitulación" con las condiciones de Tejero. Los guardias quetodavía quedaban dentro subieron a sus vehículos y salieron hacia los acuartelamientos respectivos.Después salieron los diputados, rodeados de cámaras y micrófonos de periodistas. A las dos ymedia del mediodía, el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Gabeiras, telefoneó a Milans delBosch y le ordenó que acudiera inmediatamente a Madrid. A las siete en punto de la tarde, Milansentró en el Ministerio de Defensa, donde fue detenido inmediatamente. Aquella misma tarde, laJunta de Defensa, reunida en La Zarzuela, con Suárez todavía de presidente en funciones, ordenabaa Gabeiras que también arrestara a Armada. Gabeiras giró la cabeza hacia el <strong>rey</strong>, entre sorprendidoy alarmado, e hizo exclamar a Suárez: "¡No mire al <strong>rey</strong>, míreme a mí!"Maquillaje moradoLa inmensa mayoría de los casi 300 guardias civiles y más de 100 soldados que ocuparon elParlamento nunca fueron juzgados. En total, sólo fueron encarcelados y procesados 32 militares yun civil, y ni siquiera todos resultaron condenados después. El juicio empezó en febrero de 1982, enun antiguo almacén de papel del Servicio Geográfico del Ejército, habilitado para la ocasión, en lazona militar madrileña de Campamento.

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