155Pero dejémonos de frivolidades, porque la entrepierna y las amantes del <strong>rey</strong> sólo interesan en estelibro en relación con la vida política del país, que ahí es nada. Por un lado, porque la falta dediscreción real ha podido llevar alguna vez secretos de Estado, ocultos con mucho cuidado a laopinión pública, al dormitorio de las amantes que, además, tuvieron la precaución de dejarconstancia de los detalles en cintas de vídeo o de cassette. Por otro lado, en un plano más general,por los episodios de censura ilegal, por diferentes mecanismos, que han rodeado a las aventuras delmonarca, y que pongan de relieve la clase de democracia que la monarquía nos quiere ofrecer.<strong>Un</strong>a esposa "profesional"Si Sofía no sabía cómo era Juan Carlos antes de casarse --cosa improbable, porque seguro que lafama lo precedía, y más en la etapa desmesurada de "chungas", "gabrielas" y "olghinas”, incluyendoescándalos de paternidades no deseadas, justo antes de la boda--, enseguida tuvo la oportunidad dedescubrirlo. Como ya hemos comentado, no hacía ni un año que se habían casado cuando elParlamento griego empezó a preguntarse si había hecho un buen negocio con la dote de la princesa,ante lo que se anunciaba como una separación inminente. Pero Sofia siempre fue, como dice de ellael <strong>rey</strong>, en una expresión que a ella no le gusta porque suena a otra cosa, una "gran profesional". Estoera lo que le gustaba a Franco de la princesa: que se lo tragaba todo, con un sufrimiento silencioso,como una reina, educada para soportar cualquier sacrificio por razones de Estado. Y además, sabíaestar en las audiencias privadas del <strong>rey</strong> con sus colaboradores, e incluso meter baza para apoyar lasdecisiones más militarotas que Juan Carlos haya tomado nunca, sobre todo en la etapa de AlfonsoArmada, con quien Sofía supo conectar tan bien, en la Secretaría de La Zarzuela.Llevaba la realeza en la sangre. Hija de <strong>rey</strong> y hermana de <strong>rey</strong>, en su árbol genealógico hay dosemperadores alemanes, ocho <strong>rey</strong>es de Dinamarca, cinco <strong>rey</strong>es de Suecia, siete zares de Rusia, un<strong>rey</strong> y una reina de Noruega, una reina de Inglaterra y cinco <strong>rey</strong>es de Grecia. La monarquía, sea cualsea, es su verdadera patria. Y, además, siempre se ha sentido un poco extranjera, incluso en supropio país de origen. En el palacio real ateniense nunca se habló griego. Sofia aprendió el alemáncomo primera lengua y el inglés como segunda. Y sólo en tercer lugar, el griego. Ahora bien,España no es un país que le guste especialmente y cuando quiere estar a gusto, coge un billete deIberia, su paquete de sandwiches vegetales preparados en La Zarzuela, porque no le gusta la comidade avión, y se va a Londres, donde se siente mucho más cómoda. Con el tiempo, la pareja real seavino a una relación poco ruidosa, formal y "profesional" para las cosas importantes. En un viajeoficial que hicieron a Chile, en octubre de 1990, un diario local (el Fortín Mapocho) dedicó laportada a destacar que les habían tenido que reservar dos habitaciones diferentes en el Hotel CrownPlaza de Santiago en el que se alojaban: "Los <strong>rey</strong>es harán tuto (sic) camas separadas", decía eltitular. Aquí también se ha publicado que, desde hace años, en La Zarzuela disponen de aposentosbastante alejados el uno del otro. Ella duerme en la segunda planta, y él en un apartamento en laprimera. Por no compartir, ni siquiera comparten aficiones, y mucho menos con respecto a lamúsica. Juan Carlos, al parecer, disfruta de las rancheras y de la canción italiana marchosa al estilode Rafaella Carrá, o la latina de Paloma San Basilio; mientras que a ella le gusta la música clásica,sobre todo cuando el intérprete es de peso. Siempre había sentido una especial debilidad porRostropovic, que, a sabiendas del aprecio que le tiene la reina, siempre que pasaba de gira porMadrid, cumplía como un rito el homenaje privado de ofrecerle, al final del concierto, la partiturapara violoncelo en sí menor de Dvorak. <strong>Un</strong>a vez, Sofia llegó a interrumpir un viaje oficial aCalifornia (EEUU), para asistir a una lección magistral que el maestro daba en la capital del Estado
156español. <strong>Un</strong> avión especial de Los Angeles fue a recogerla, mientras el <strong>rey</strong> se quedaba en su sitiocontinuando la visita.Con todo, aunque el pacto de la prensa siempre vistió al matrimonio de armonía, y ellosinterpretaron el papel de cónyuges felices con discreción, a lo largo de los ya cerca de 40 años dematrimonio la tormenta ha estallado unas cuantas veces. Sofia ha declarado alguna vez que norecuerda que él le hubiera dicho nunca "te quiero". La primera bronca conocida de Juan Carlos ySofia tuvo lugar al cabo de pocos meses de la coronación, a comienzos de 1976. En aquella ocasiónla cosa trascendió porque a Sofía se le ocurrió coger a los niños e irse con bastante ajetreo a Madrás(India), donde en aquel momento residían su madre, la ex-reina Federica, y su hermana Irene. Elviaje se justificó oficialmente por motivos de salud de Federica. Otra fuga sonada de la reina seprodujo en vísperas de su aniversario de boda, el 14 de mayo de 1991, cuando se fue a los Andesbolivianos con su prima Tatiana Radziwill, que precisamente había sido dama de honor en la boda.La prensa publicó una foto en la que se la veía cabalgando en una mula. Pero sería difícil, casiimposible, intentar enlazar estos sucesos con lo que se sabe de las relaciones extramatrimoniales deJuan Carlos en cada uno de estos momentos históricos. En la lista inacabable se cruzan las unas conlas otras. Al parecer, a finales de los setenta y principios de los ochenta, tuvo una aventura con unaconocida vedette de Totana (Murcia), que le había presentado el entonces presidente Adolfo Suárez.Pero también, simultáneamente o alternándolas, con otra rubia famosa, procedente de Italia, queentonces triunfaba en la televisión española. Después vino, en los primeros ochenta, el flirteo conuna popular cantante española, a quien iba a visitar en moto a su casa, en Majadahonda, cerca deMadrid. Pero con la de Totana no había roto del todo, y retomó la relación a comienzos de losnoventa, época en que rompieron definitivamente, cosa que provocó una violenta reacción por partede la vedette.Poco antes de aquella ruptura, el <strong>rey</strong> inauguró otra relación con una decoradora catalana, que duróvarios años y, al parecer, fue más seria que las otras. Aunque al mismo tiempo, en otros líosamorosos suyos, tuvo un breve encuentro con una periodista extranjera, que iba a La Zarzuela y sesentaba encima de la mesa tan vivaracha y con unas minifaldas tan cortas, que la reina se irritó hastael punto de marcharse en medio de una entrevista que la familia real había concedido a la intrépidareportera.En medio de todo este sacramental, en 1992 se desencadenó la crisis matrimonial que estuvo apunto de traspasar el ámbito familiar para convertirse en una cuestión de Estado. Se ha escritomucho sobre la supuesta conjura para derribar a Juan Carlos y obligarlo a abdicar en favor de suhijo, el príncipe heredero Felipe. Y no faltaron veladas alusiones a que el jefe de la Casa Real,Sabino Fernández Campo, en connivencia con la reina Sofia, apoyaba la idea. A Sabino, algunaspersonas --Mario Conde fundamentalmente, pero no sólo él-- le acusaron explícitamente de filtrarinformación comprometida a la prensa para dinamitar la imagen pública del <strong>rey</strong>. De la reina no sedijo tanto, pero sí que estaba a punto de hacerle perder la paciencia, aunque lejos de la historia deun ataque de nervios. Sofia mantenía la suficiente frialdad para no olvidar los deberes del Estado ysustituir al monarca en actos oficiales como la apertura de la reunión de la Cumbre Iberoamericanade Guadalupe, Cáceres, mientras la prensa publicaba que él se divertía de vacaciones en Suiza. Ytambién para ocuparse de gestiones tan delicadas como la censura del diario Claro, que el mes deagosto pretendía publicar cómo ella misma había frustrado el noviazgo de Isabel Sartorius con elpríncipe Felipe, al enterarse de que un hermano de la joven había estado detenido en Argentina por
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